Patrice Lucas, presidente del grupo PSA Peugeot Citroën para América Latina, planteó que en Argentina falta “flexibilidad laboral” para impulsar la industria automotriz y mejorar la competitividad. Y en ese sentido, se quejó de que “el problema que tenemos hoy en Argentina es que no hay ninguna manera de tener una flexiblidad; es casi el último país en el mundo donde no se puede implementar horarios flexibles”.
El ingeniero frances fue designado en el cargo el 1 de febrero de 2018 en reemplazo de Carlos Gomes, y es también miembro del Comité Ejecutivo de Groupe PSA. Lucas debutó en su primer evento en la región el martes al encabezar el acto del lanzamiento industrial del nuevo Citroën C4 Cactus en la planta de Porto Real, en el estado de Río de Janeiro, Brasil, donde será producido el nuevo modelo pensado especialmente para América Latina. El nuevo vehículo llegará a Argentina entre septiembre y octubre.
Luego de la ceremonia oficial, en la que estuvo presente el gobernador de Río de Janeiro, Luis Fernando Pezao, Lucas habló con un pequeño grupo de periodistas de medios argentinos, entre ellos PERFIL.
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—¿Cómo afectó al sector la corrida cambiaria que vivió Argentina entre fines de abril a junio?
—El mercado se está cayendo. A inicios de año estábamos en un aumento de 20% por mes en la comparación interanual y a partir de mayo está para abajo. En junio y julio ya se ve una caída fuerte en el mercado de ventas, estamos en alrededor de una baja de 15% mensual respecto a igual mes del año anterior en el mercado de ventas. A inicio de año en el mercado automotor en Argentina se esperaba para 2018 ventas por 950 mil unidades, aún hablaban de casi un millón, y nuestra última estimación es de entre 820 mil y 840 mil unidades. Si lo analizo de manera anualizada, el ritmo actual de junio y julio nos da algo por debajo de 800 mil.
—¿Qué falta en Argentina para impulsar la producción?
—Competitividad. Eso quiere decir costo de producción, pero más que eso, flexibilidad laboral. El problema que tenemos hoy en Argentina es que no hay ninguna manera de tener una flexiblidad. Es casi el último país en el mundo donde no se puede implementar horarios flexibles para adaptar a la economía, a las variaciones que existen. Eso es un problema en nuestra planta de Palomar. Se necesita flexibilidad laboral. A veces hay que cortar un turno, trabajar seis horas en lugar de siete, y recuperar 2 o 3 meses después. Toda esa flexibilidad no la tenemos en Argentina.
—¿Cómo se podría avanzar en esa flexibilidad teniendo en cuenta las dificultades que tuvo el gobierno para tratar el proyecto de reforma laboral en el Congreso?
—Para mí eso es un tema del gobierno, de encontrar las medidas, de tener un equilibrio. Argentina no está solo en el mundo. Por qué son capaces de hacer eso en Brasil, en Europa, en México, India, China. En todos esos países que producen coches existe esa posibilidad de flexibilidad. Argentina no puede ser la excepción.
