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Pcia. de Buenos Aires

La ficción del "festival" de recursos discrecionales para la Provincia de Buenos Aires

Pablo López, Ministro de Hacienda y Finanzas de la provincia habló sobre los mitos que giran en torno a la distribución de recursos para las provincias.

Pablo López, ministro de Hacienda y Finanzas de la Pcia. de Buenos Aires.
Pablo López, ministro de Hacienda y Finanzas de la Pcia. de Buenos Aires. | Pcia. de Buenos Aires.

Es moneda corriente leer en medios porteños que, durante el período 2020-23, la Provincia de Buenos Aires fue beneficiada de manera extraordinaria por las transferencias no automáticas del gobierno nacional. Se utiliza incluso la expresión “festival” de recursos para la PBA.

La idea de que la Provincia de Buenos Aires recibió recursos excesivos del gobierno nacional, perjudicando a otras provincias e incluso fomentando el “derroche” de gastos, es difundida por analistas políticos que pretenden así demostrar que se favoreció a la PBA políticamente, con finalidades electorales.

Se procura así enfrentar a Buenos Aires a otras provincias y, sobre todo, justificar de esta manera el recorte de recursos que está propiciando el recientemente asumido gobierno nacional sobre todas las jurisdicciones, y que recaería, si esto fuera cierto, especialmente sobre nuestra provincia. Basta con ver unos pocos números para que estos argumentos se derrumben por su propio peso. Veamos. Entre 2020 y 2023, la Provincia de Buenos Aires recibió en promedio el 40% de las transferencias presupuestarias no automáticas del Gobierno Nacional. Dicho así parece un exceso, ya que el otro 60% se repartió entre las 22 provincias restantes y CABA. Y sobre este único dato construyen, las notas periodísticas que abordan esta cuestión, la idea de la discriminación a favor de PBA.

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Sin embargo, con un solo único dato, un dato visible, objetivo, público y notorio, todo el argumento se cae a pedazos: la PBA concentra el 38% de la población de la Argentina. Bastaría entonces con ese número para decir que la provincia recibe un porcentaje de los recursos no automáticos nacionales proporcional a la población que vive en su territorio. Asunto terminado: nadie podría cuestionar esta distribución porque resulta evidente que las necesidades de un Estado provincial son acordes a la población que debe atender. Pero, si se buscan más argumentos, podría agregarse que la provincia concentra el 44% de la población en condiciones de pobreza. Entonces, ¿es mucho o poco que reciba el 40% de las transferencias no automáticas una provincia que alberga al 38% de los argentinos y al 44% de la pobreza del país?

Sin embargo, el análisis precedente debe complementarse con otro, que hace a la discusión y socava aún más la idea de discriminación a favor de la Provincia de Buenos Aires, porque además de las transferencias no automáticas, también existen las transferencias automáticas que se distribuyen por el índice de coparticipación, y son abrumadoramente más significativas que las no automáticas. Es de público conocimiento que nuestra Provincia es el distrito más perjudicado por el sistema de coparticipación federal de impuestos por el que se distribuye cerca del 90% de los recursos que el gobierno nacional transfiere a las provincias.

Esta distribución de los recursos de la coparticipación no se basa en indicadores objetivos de reparto (por ejemplo, población o pobreza) para alcanzar un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el país, como dicta la Constitución Nacional en su artículo 75. En cambio, la coparticipación de recursos se basa en coeficientes no asociados a ningún parámetro objetivo y que quedaron fijos hace más de treinta años, cuando se promulgó la Ley 23.548, todavía en vigencia, que es claramente inconstitucional. En base a esa distribución, la provincia de Buenos Aires recibe algo más del 20% de los recursos que se distribuyen.

Cuando se ve el panorama completo no sólo queda claro que el 40% de los recursos no automáticos que recibió la PBA están basados en su población, sino que, además, en cierto punto vienen a compensar de manera parcial la discriminación flagrante, admitida por todos, que sufre la provincia en el sistema de coparticipación. Así y todo, resulta totalmente insuficiente ya que la participación total sólo sube al 24% y 25% cuando se toman todos los recursos, los automáticos de la coparticipación y los no automáticos.

Pasemos en limpio entonces. De cada 100 pesos que distribuye el gobierno nacional, 89 se reparten por coparticipación y la PBA recibe algo más que 20, mientras que 11 pesos se distribuyen de forma no automática y la provincia recibe el 40%, es decir, entre 4 y 5 pesos. Esto hace que la provincia de Buenos Aires reciba entre 24 y 25 pesos de cada 100 que distribuye el gobierno nacional.

A todas luces, estos recursos son insuficientes para las necesidades de nuestra provincia que concentra el 38% de la población y el 44% de la pobreza del país. En definitiva, no es ni fue un festival, tampoco fue fruto de decisiones caprichosas para beneficiar a la provincia de Buenos Aires o al gobernador Axel Kicillof. Hay una realidad objetiva que avala esas transferencias y nadie puede negarla, salvo que la intención sea justificar decisiones que sí tienen una clara naturaleza política: traicionar el federalismo, asfixiar económicamente a las provincias, en especial a la PBA. Como se ve, en realidad, es muy sencillo constatar que la provincia de Buenos Aires no recibió recursos excesivos y, de hecho, fue en estos años la Provincia con menos recursos per cápita de todo el país.