No siempre lo novedoso termina por instalarse, ni por ser un éxito. Hay ocasiones en que lo nuevo, por más interesante que resulte como idea, fracasa. Tal es el camino que, parece, terminará de recorrer la norteamericana MoviePass. Originalmente se la anunció como “el Netflix de las salas de cine”. La comparación era cierta: por un abono mensual que rondaba los US$ 10 mensuales, el cliente tenía acceso a todas las salas cinematográficas que deseara en el período. El ofrecimiento parecía ser demasiado bueno para ser real, pero se sostuvo en el tiempo desde 2011. Las primeras contras fueron que no lograron llegar a un acuerdo comercial con las cadenas de cines, por lo que cada vez que un usuario de MoviePass se presentaba en una sala, la compañía debía pagar el total de la entrada, por más que en algunos casos superara el valor del abono mensual.
La estrategia fue, como entre tantas compañías nuevas —entre las que está Netflix—, apostar por el valor futuro de la compañía, por las ganancias que de acuerdo al esquema tarde o temprano iban a llegar.
Por un abono mensual que rondaba los US$ 10 mensuales, el cliente tenía acceso a todas las salas cinematográficas que deseara en el período
Este ir a pérdida generó que, por ejemplo, el fiscal general de Nueva York le iniciara una causa por fraude, y que hace pocas semanas haya sido dado de baja de la cotización en bolsa de las empresas tecnológicas Nasdaq. Si bien subieron los precios en el 2018, la empresa reportó continuar perdiendo dinero.
Uno de los inconvenientes a la hora de medir el éxito de compañías como, por ejemplo, Netflix, es que se basan en lo que ellas aseguran ganar en el presente y en el futuro, con una cantidad de usuarios que solo se basa en su palabra. Ese esquema, que ya ha mostrado fracasos, vuelve a fallar en el caso de MoviePass. De acuerdo a lo que informa Variety, las pérdidas del año pasado fueron superiores a las que había declarado la empresa. Habían dicho que perdieron US$ 137,2 millones en el último cuatrimestre, cuando en verdad fueron US$ 146,7 millones, un 7% más. Para los otros tres cuatrimestres, habían declarado pérdidas por US$ 246,9 millones, y en realidad fueron US$ 256,4 millones, un 4% más. Lo mismo ocurrió para la vía inversa, los ingresos: dijeron que habían recaudado US$ 286 millones a lo largo del 2018, y fueron US$ 273 millones, un 4% menos.
Como suele decirse: la mentira tiene patas cortas. Y las ideas novedosas, a veces, también.