La historia cuenta que el bolero nació en Cuba a fines de siglo XIX, pero sin dudas, es una de las manifestaciones musicales más propias y personales de toda Latinoamérica. El bolero es patrimonio colectivo que va desde México, pasando por Argentina e incluso tocando a Brasil enamorando a generaciones y generaciones de latinoamericanos con su cálido ritmo, sus letras románticas e invitación a bailar pegados. El género tuvo su auge en la década del 30 y del 40 cuando evolucionó de ser música de cantinas a música de serenatas con su temática romántica. Esto lo hizo aceptable para todas las clases sociales y pronto se coló en las radios y las grabaciones de longplays provocaron su mayor difusión y creciente popularidad.
A mí me llegó el flechazo una noche de verano cuando acompañé a mi papá al club Alumi, donde él pasaba música, y de pronto sonaron los primeros acordes de Bésame Mucho interpretada por el Trío Los Panchos. La atmósfera se hizo mágica y las parejas empezaron a bailar abrazadas. Con una mezcla de vergüenza, ya que algunas parejas le hacían honor al bolero de Consuelo Velázquez y se besaban apasionadamente, y también de entusiasmo por lo que una canción podía provocar, me decidí a investigar aún más sobre este género. Al otro día, con permiso de mi papá, revise su colección buscando esa fascinante música que había hecho brotar el romance entre los bailarines la noche anterior. Es así que me pase la tarde escuchando Hasta Mañana, Sabor a mi y Perfidia entre otras. Tiempo después me llegó el turno de descubrir al cantante mexicano Javier Solís a quién al día de hoy recuerdo por sus sentidas interpretaciones, su voz limpia y clara pero profunda, que hizo que termine de enamorarme del género y llevar estas letras grabadas en mi por el resto de mi vida.
Esa atracción que sentí por la magia del bolero, por su vaivén, su dulzura y tristeza, me llevaron a admirar a muchos cantantes como Luis Miguel, María Marta Serra Lima, Chico Novarro y Armando Manzanero, entre muchos otros. Por eso, en mi último álbum, Yo Te Propongo, que lleva el nombre de la canción escrita por Armando Manzanero y que popularizó Roberto Carlos, hago homenaje y reversiono boleros y baladas que marcaron mi vida, bajo la dirección musical del “Chino” Asencio.
El primer corte, por supuesto, fue Bésame mucho, aquel tema que despertó el interés en mí siendo un niño. Después tuve el placer de grabar con Destino San Javier, el bolero Júrame de la mexicana María Grever. También dentro del repertorio incluí Cartas amarillas reconocida por la interpretación de Nino Bravo, así como Abrázame de Julio Iglesias y Trigal de Sandro. Recientemente salió el video de Me enamoré sin darme cuenta, canción que lo llevó a la fama a Sergio Denis y que tengo el placer de cantar en este disco con mi impronta. Además la placa cuenta con un feat junto a “Cacho” Castaña de su tema Para vivir un gran amor. También participan Ale Ceberio en Otro ocupa mi lugar y Fabrizio Rodríguez con su armónica en Te lo pido de rodillas. La placa incluye una reversión de La nave del olvido de José José y Procuro olvidarte de Manuel Alejandro.
Desde aquel primer bolero cubano Tristezas de 1883 han pasado 139 años en los cuales han cambiado muchas cosas pero la vigencia del bolero sigue en pie. Sin ir más lejos, la cantante Nathy Peluso recientemente lanzó Vivir así es morir de amor de Camilo Sesto. Y en países como Venezuela se celebra el 2 de julio el Día Nacional del Bolero en conmemoración a la muerte del cantante zuliano Felipe Pirela Morón y en México se realizan celebraciones durante el mes de agosto recordando sus grandes figuras.
Canciones que han marcado un camino, una manera de sentir y que versionadas con sus distintos estilos e interpretaciones siguen estando de moda a lo largo de los años. Ojalá el bolero siga enamorando a generaciones como aquella noche en el club Alumni.
*Cantante.
Ganador de Telefe “Elegidos, la música en tus manos”.