ESPECTACULOS
"Fosse / Verdon"

Luces y sombras del genio de la danza jazz

Una nueva serie se centra en la vida del famoso coreógrafo y cineasta, creador de Cabaret, Chicago y All that Jazz, pero poniendo el acento en la tortuosa relación artística y personal que tuvo con la bailarina Gwen Verdon.

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Ficción. Michelle Williams y Sam Rockwell encarnan a la pareja clave en el mundo de la danza. | prensa fox

Bob Fosse: el creador de Cabaret, ese musical de 1966 que él mismo filmó con el inolvidable protagónico de Liza Minnelli en 1972. Bob Fosse: el que tuvo una vida –y una muerte– con elementos tan melodramáticos, que parecen ficción. De algún modo, se autorretrató en All that Jazz (también traducida como El show debe continuar), por la que ganó cuatro Oscar y donde premonitoriamente adelantó su final por un paro cardíaco. Mucho material documental hay sobre su trayectoria. Ahora llega Fosse/Verdon, una serie que se centra en la vida del artista y una de sus esposas, la bailarina Gwen Verdon. Los ocho capítulos se ven, desde el 28 de agosto, los miércoles a las 22.10, por Fox Premium Series.

Bob Fosse, genial, maníaco, adicto al tabaco, a las anfetaminas y a una vida desenfrenada, es interpretado por el actor Sam Rockwell (quien se ha destacado en films como Vice y Three Billboards Outside Ebbing, Missouri), y Gwen Verdon, exquisita intérprete y sufrida compañera, por Michelle Williams (actriz en, entre otras películas, Secreto en la montaña). La mirada de esta producción sigue a Fosse pero, sobre todo, rescata a Verdon y muestra cuán autora fue de varias obras de él, incluso sin siquiera tener un crédito en ellas. Juntos configuran un matrimonio por momentos enfermizo pero que, incluso en ese marco, les permite realizar creaciones. Rockwell ve allí “algo muy disfuncional y bello a la vez”. El impuso para la serie, dirigida por Tommy Kail, viene dado por la biografía escrita por Sam Wasson, escuetamente titulada Fosse, publicada en 2013. Steven Levenson, guionista y productor, subraya la cuestión vincular que se rescata en este proyecto cuasi biográfico: “Eran una pareja creativa, autodestructiva, codependiente, pero nunca se divorciaron. El murió en brazos de ella”. Así fue, durante una reposición de Sweet Charity, en 1987.

En Fosse/Verdon, ha intervenido la hija de los protagonistas, Nicole Fosse, para supervisar y aportar materiales al relato. La figura de su padre la marcó; también la de su madre, que permaneció activa como intérprete toda su vida; en 1988, por ejemplo, fue parte de la película Cocoon-El regreso. Y también fue marcada por la mutua admiración entre sus padres. Ella recordaba: “Bob estudió muchas danzas y también batería, porque quería que todo fuera rítmico”, y además “odiaba el sentimentalismo, [y] era muy competitivo, sobre todo consigo mismo; no necesitaba rivales; él era su propio rival”.

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Nicole, aunque ya no en la actualidad, siempre ha estado vinculada al arte y a la danza, referencias que conoció desde niña: “Mi mamá estaba enamorada de Charles Chaplin y ella misma era muy chaplinesca; mi papá amaba a Fred Astaire, a los toreros españoles y al escultor Rodin, y en él se ven todas esas influencias”.

Esta serie la está haciendo revisar todo su pasado, y reflexiona: “La parte más difícil ha sido enfrentar la verdad. Crecí endulzando muchas cosas. Había cosas que no eran para mis ojos u oídos infantiles. Como adulta, seguí queriendo creer muchas cosas, que me protegían de otras desagradables. Cuando ves esas cosas representadas en la pantalla, es difícil soportarlas. Yo sabía que mi papá tomaba Dexedrina [derivado de anfetaminas]; yo sabía que él lo hacía estando yo con él. No lo recuerdo destruido, pero en un episodio lo ves en estado de haber tomado Dexedrina con su hija, y ver esto representado es muy diferente a decirlo: sí, se aceleraba y yo estaba con él. Ver a alguien medicado junto a un niño es muy diferente”.

Bob Fosse ha sido idealizado, y su obra lo permite. El ser humano real que fue, no. Por eso, la serie promete, como dice Rockwell, “no alejarse de sus imperfecciones, sino mostrar mucho más que All that Jazz, una película que fue amable con él, y hasta lo muestra con pelo. En la serie, el personaje está pelado”. Como fuere, Fosse es sinónimo de cine y de escenario. Los coreógrafos de la serie, Andy Blankenbuehler y Susan Misner, saben que cargan con una gran responsabilidad: “En todo lo que hago –dice Blankenbuehler– hay algo que remite a Fosse. Si me pongo un sombrero, si tengo un cigarrillo en la mano, siento que quiero copiar sus posturas, su modo, su cuerpo. Tengo una gran foto de él en mi estudio de danza”.

La serie no solo presenta a la pareja, sino también a otras figuras que integraron la vida de Fosse, como Joan Simon, una bailarina que a su vez había sido esposa del escritor Neil Simon y amiga muy cercana de Gwen. La actriz Aya Cash es quien toma ese papel y subraya: “Gwen no solo era cantante, bailarina y actriz, sino verdadera directora y coreógrafa. Es fascinante que ella ahora esté saliendo a la luz”.

Verdon era una reputada bailarina de Broadway y se incorporó en el musical de Fosse Damn Yakees, en el papel de Lola, en 1955: de allí ella ganó un premio Tony por mejor intérprete y él, otro, por mejor coreógrafo. Ella ya se había casado, tenido un hijo y divorciado. Era una mujer intensa, exigente y apasionada. “Tenía fama de ser difícil –reconoció en una entrevista–, y era cierto porque no podía soportar a alguien bailando mal”. El encuentro de la pareja fue inmediato; la profesión se mezcló con el amor. En 1960 se casaron, y Nicole nació en 1963. Fosse desplegó su vida de excesos: cigarrillos, pastillas, alcohol. Su amor por Verdon no modificó su sistemática búsqueda de nuevas mujeres como objeto de conquista. Y así lo reconoció en 1986 en una entrevista con el New York Times, en la que a Verdon la nombró como “mi mejor amiga”: “No estoy persiguiendo mujeres tanto como solía hacerlo. Me da miedo atraparlas y luego tengo que hacer algo. Pero me sigo sintiendo más encantador y divertido si estoy rodeado de mujeres. Siento que me veo mejor. Supongo que será algún complejo de inferioridad de cuando era un niño; algo de tener que probarme a mí mismo. Realmente arruiné el matrimonio, y lo lamento muchísimo”. En efecto, se habían separado legalmente en 1971, pero el afecto y la complicidad laboral permanecieron hasta la muerte de él, casi guionada.

Cabaret 2019

En la actual versión de Cabaret en el Teatro Liceo, cuyas cabezas de dirección son Claudio Tolcachir, Alberto Negrín y Gerardo Gardelín, bajo producción de Gustavo Yankelevich, la coreografía es obra de Gustavo Wons. El coreógrafo argentino ha forjado buena parte de su carrera en su vínculo con el estilo de Bob Fosse, al que define como “un artista que revolucionó el arte a través del movimiento –y sigue–. Muy poca gente en este mundo puede crear un estilo; él lo hizo incluso sin tener condiciones físicas para el baile, porque parece que era chueco. Eso lo explotó y lo hizo un estilo, que tiene sensualidad, sexualidad, ambigüedad. Uno ve una coreografía de Fosse y dice: “Esto es Fosse”. Empezó como bailarín, pero no se conformó. Buscaba más. En su época, competía con Gene Kelly y Fred Astaire y sabía que no tenía chance frente a ellos dos. Amplió su espectro; de bailarín pasó a ser coreógrafo y, no conforme con eso, pasó al cine. Tuvo visión para hacer las tres cosas: bailar, ser coreógrafo y dirigir cine. Los musicales que dirigió fueron un éxito, sobre todo Cabaret.

Tuvo mucho impacto en todas las áreas de la danza. Se dice que Michael Jackson tomó mucho de él para crear su estilo; y sí, tienen cosas muy parecidas, en movimientos simples y de coordinación.

“En la Argentina, el impacto fue a partir de 2001, cuando se hizo Chicago, donde yo fui parte como bailarín. El espectáculo fue una bomba. Yo ya tenía experiencia en Fosse, porque había vivido tres años en Estados Unidos donde había hecho Chicago con la coreografía original y una gira de Damn Yankees. Volví a la Argentina para hacer Chicago; más tarde hice Sweet Charity. Me siento un poco representante y difusor del estilo. Una de mis misiones en la danza es difundir a Fosse, quien marcó mi vida profesional: es como si fuera mi padre en la danza. Con Cabaret quise despegarme del Fosse del musical y de la película. Quise hacer algo totalmente distinto; busco mi identidad, pero él siempre va a estar presente en lo que yo haga”.

Cabaret 2007

Elizabeth de Chapeaurouge es una coreógrafa argentina, docente y referente en la danza jazz. Entre otros trabajos, realizó la coreografía de Cabaret, en la puesta de 2007 en el Teatro Astral, dirigida por Ariel del Mastro, con un elenco encabezado por Alejandra Radano y Alejandro Paker. Aquí repasa sus experiencias y reflexiona: “Fosse es uno de los más grandes e importantes coreógrafos del siglo XX, tanto por sus aportes en el teatro musical como en el cine. Su estilo coreográfico, dentro de un repertorio muy amplio, es minimalista, riguroso en los detalles. Mi mamá era adicta a las películas hollywoodenses; por eso, conocí el arte de Fosse a través de sus películas: Cabaret, All that Jazz y Sweet Charity. Después, en los 90, lo conocí indirectamente cuando tomé clases en Estados Unidos con Ann Reinking (una de las bailarinas fundamentales de Fosse, quien fue Roxie Hart en Chicago). Con ella aprendí la precisión: cómo poner los dedos, en qué ángulo levantar los brazos. Luego, cuando hice Cabaret, Ariel del Mastro quiso despegarse de Fosse y yo estuve de acuerdo, porque si imitás a alguien terminás haciendo una copia. Entonces, trabajamos de otra manera, aunque Fosse fue una sombra, de todos modos, que aparecía en las críticas. Creo que la vida personal tiene que estar separada del trabajo. En todo caso, no veo en el trabajo de Fosse ninguno de esos excesos y descontroles que se ve que tenía en su vida personal. Uno siempre se pregunta qué hay detrás de los genios, porque es gente única. El mismo refleja un poco su vida en All that Jazz.

Verdon fue una musa inspiradora para él. Y cuando creás la coreografía a alguien, esa persona también es dueña del movimiento. Hay una simbiosis entre el que crea y la persona para quien lo crea. Ella ha sido una cocreadora muy grande y fue repositora de muchas obras de Fosse. El era una persona muy, muy obsesiva y un tipo mágico: todo lo que hizo es tan, tan, tan personal”.