Después de las lágrimas, de la emoción y de la definitiva consagración, Iliana Calabró retomó su vida habitual, esa de ama de casa. La misma que limpia las alacenas y que prepara la valija para las merecidas vacaciones de su hijo y de su marido, el inefable Rossi (apellido a secas), que se fueron por unos días al sur luego de festejar la victoria de la Calabró más famosa por estos días.
Después del programa, una numerosa troupe de soñadores, amigos, familia y productores partieron con rumbo festivo a una cena en la que –como no podía ser de otra forma–, la homenajeada cantó sus hits, que ya son Disco de Oro: el Bum-bum y el Himno a la mujer.
El día después, Iliana evoca su momento más glorioso, y destaca el gesto solidario del sindicalista Amadeo Genta y del embajador de Malta, televidentes sensibles que cumplieron el sueño de su soñador, a quien llama “Ricardito” a pesar de la edad y de la contextura. “Cuando Marcelo empezó a decir todas esas cosas pensé que perdíamos, pero sentí que éramos ganadores del corazón”.Y se sabe, el corazón tiene razones que la razón no entiende.
Libre. Antes de Cantando..., Iliana venía golpeada por el recordado entredicho que tuvo con Gerardo Sofovich en su programa. El “Gerardo, la queré toda para vó” quedará en la memoria de muchos televidentes.
Por si fuera poco, la primera canción que (des) entonó en el exitoso programa fue Libre, el tema de Nino Bravo, que le valió una catarata de críticas, una lluvia de agresiones. “Después de esa experiencia tan fea pensé que era el final de los finales, que no pegaba una”, recuerda con la satisfacción del triunfo, y también afirma que el personaje medio “cachivache” –según ella– surgió para proteger a la persona. “Era muy difícil para mí seguir con esas descalificaciones que recibí, porque soy una artista que vive de esto”.
Con intenciones de renunciar a sus dotes de cantante, Iliana se reconvirtió a sí misma. Adoptó una estética kitsch y llevó las performances a un terreno más conocido para ella: la comedia.
Con un apoyo del 58 por ciento entre 260 mil mensajes de texto que se recibieron la noche del viernes, quedó claro que Iliana se convirtió en la favorita del público. “No me quedó sabor a revancha ni ahí –jura–. Aprendimos a respetarnos, los quiero mucho y los voy a extrañar a aquellos que creí mis verdugos”.
Cenicienta. Lo primero que llama la atención cuando se llama al celular de la victoriosa Calabró es la voz de locutora con la que invita a dejar mensajes. “¿Qué te crées? Yo también sé engolar la voz –bromea–. Cantar no sé, pero eso sí”.
Como una Cenicienta devenida princesa, Iliana conoció primero el oprobio y después la miel del reconocimiento. Si hasta un grupo de fans creó un concurso en la web que se llama “¿Quién quiere ser Iliana Calabró?”, en el que imitan su forma de cantar.
“El C antando... me cambió la vida, es una bisagra para mi carrera”, asegura. Y, además del punto de quiebre que significa para ella, agradece la posibilidad de que el público conozca a la persona detrás del personaje, esa mujer que el viernes casi no podía pronunciar palabra a causa del llanto emocionado. La misma artista que recibió un elogio que bien podría haber sido de cualquiera que haya visto el programa, pero que provino de su padre, Juan Carlos Calabró, que estuvo presente y que –para deleite de nostálgicos– saludó como Aníbal, el pelotazo en contra, con manito agitada detrás de la nuca: “Iliana –le dijo su padre–, vos no naciste estrella, vos te hiciste estrella en base a trabajo y gracias a este programa”.
Sueño cumplido
* “La gente se identifica conmigo porque soy una mujer normal que le pone pasión a lo que hace. Mi personaje lo construí para defenderme de las agresiones”.
* “No soy un invento de Marcelo Tinelli. Tengo 23 años de trabajo, pero nadie me había dado la posibilidad de demostrar lo que valgo”.
* “Lo primero que pedí después de “Libre” fue que por favor pusieran a alguien que sepa cantar, alguien que ayudara de verdad a Ricardito y a su sueño”.