Actualmente la Justicia Argentina atraviesa una época de grandes transformaciones. Muchas jurisdicciones judiciales están bajo un proceso de cambio que abandona el papel como paradigma de trabajo. “El sistema escrito, consagró al “expediente” como único eje de las practicas forenses, produciendo sus males más conocidos: burocratización innecesaria, demoras irrazonables, inadecuados espacios de trabajo, problemas edilicios en la custodia de los archivos”, cuentan sus dueños.
Sin embargo, hoy en día, en varias jurisdicciones se permite realizar presentaciones electrónicas, e inclusive, acceder en tiempo real al contenido de los expedientes judiciales a través de dispositivos electrónicos, sin tener que concurrir al organismo judicial.
La mayoría de las críticas, fuera de los aspectos técnicos, provienen de las prácticas culturales que imponen, entre los operadores jurídicos, la necesidad de aferrarse al “expediente escrito foliado a mano y cosido con hilo”, como única manera de trabajar, perdiendo de vista la función esencial del sistema. Ese es el gran dilema de la justicia.
“El sistema judicial no puede limitarse a tramitar expedientes. Debe poder resolver conflictos entre personas en un tiempo razonable, evitando que estas formas electrónicas se transformen en nuevas trabas burocráticas que alejen al sistema de su objetivo: agilizar los procesos”.
A su vez, en gran parte de las jurisdicciones están adoptando estos sistemas, tanto en sus procesos civiles, como en los procesos penales. Los casos del Proyecto de Justicia 2020 y el nuevo Código Procesal Penal de la Nación son solo algunos ejemplos de ello.
Los abogados de “Dolan & Rimoldi” saben de las ventajas que trae el formato digital. “Lo más importante es fortalecer los sistemas de audiencias orales como herramienta de trabajo ya que este formato reduce los tiempos, mejora la comunicación, y fundamentalmente, acerca al Juez información de mejor calidad, permitiendo tomar decisiones de mayor legitimidad”.
Sin embargo, los sistemas de oralidad exigen de todos los actores una mayor preparación y compromiso. “Requiere de nuevas y mejores habilidades por parte de los abogados, tanto en cuestiones comunicacionales, como en aspectos de planificación estratégica de los casos; fundamentalmente, requiere trabajar mucho y de manera muy precisa con los hechos relevantes y las pruebas pertinentes del caso”, afirman desde el estudio jurídico.
Por ello, en el estudio jurídico se han especializado en estos nuevos campos de actuación profesional para estar a la vanguardia y enfrentar exitosamente los desafíos de nuestra época actual.
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