Una de las enseñanzas del emprendedorismo indica que las mejores ideas nacen tras identificar una gran necesidad. Y esto muchas veces ocurre cuando el emprendedor las experimenta en carne propia. Es exactamente lo que le pasó, hace ya muchos años, a Taavet Hinrikus. Hace más de una década, el hoy cofundador y CEO de TransferWise trabajaba desde Inglaterra para un emprendimiento (nada menos que la por entonces flamante app Skype) cuyas oficinas estaban en Estonia.
“Cada mes me depositaban mi sueldo allí y me lo transferían a un banco en Londres. Ambas entidades no sólo se tomaban cinco días en acreditármelo, sino que, además, también se quedaban con una comisión muy alta de mi dinero, eligiendo asimismo la tasa de cambio más favorable para ellos”, dijo a PERFIL. Años más tarde, para atacar ese problema –que la tercerización y la globalización del trabajo han vuelto cada día más vigente– fundó la compañía TransferWise.
“La creamos en 2011, armando una solución online pensada para ser eficiente, de manera de que las transferencias de dinero se concreten en menos de 24 horas entre las cuentas bancarias de los países en los que operamos. Pero, además, a un costo mucho menor”. Y no sólo es más barato que el bancario, sino que también es más competitivo que el fee que cobran las compañías especializadas en este servicio. Y a eso le sumaron facilidad y simpleza para hacer la operación.
Costos. Justamente, debido a que el servicio es online, no tiene un costo similar sino que depende y se adapta a cada mercado en el que operan.
Las ventajas del modelo parecen evidentes: “Lo hicimos debutar como servicio entre Estonia e Inglaterra. Y ahora ya operamos en 37 países, tenemos 800 empleados y ‘movemos’ unos US$ 1.500 millones por mes”. Su proyección de crecimiento indica que planean duplicar esa cifra en los próximos 12 meses, gracias a que su comisión es entre cinco y diez veces más barata que la de la competencia tradicional.
En la Argentina, si bien por ahora no tienen planeado abrir oficinas locales, ya están haciendo los testeos y trámites necesarios para desembarcar pero en dos etapas: durante lo que resta de 2017, sus nuevos usuarios podrán recibir dinero desde otras plazas. Y para 2018 habilitarán las transferencias hacia otros países. Al principio, según Hinrikus, el costo del servicio será del 2% de la suma a transferir, que pagará quien hace el envío del dinero. “Pero”, asegura, “planeamos ir reduciendo esa cifra a futuro, a medida que vayamos creciendo”.
¿Quiénes son los principales usuarios? “Lógicamente, los millennials. Pero también nos usan otros grupos de consumidores. Por ejemplo, en el norte de Europa es muy común que las personas retiradas viajen a zonas del Mediterráneo por varios meses. Cobrar su jubilación por esta vía es algo muy económico y práctico. Y también para los estudiantes que periódicamente reciben dinero enviado por su familia”.
Por ahora su foco son los consumidores hogareños, pero desde hace pocos meses están lanzando servicios pensados para pymes, “que también son muy mal atendidas por los bancos. Y otro para los trabajadores ‘móviles’ que viajan constantemente y trabajan en diversos países”