Chipre está confrontado a “difíciles dilemas” y deberá aceptar decisiones “dolorosas” para evitar la quiebra, indicaron ayer las autoridades de ese país, después de que la canciller alemana, Angela Merkel, advirtiera que “la paciencia” de los europeos con la isla tiene un límite. El vocero del gobierno, Christos Stylianidis, indicó que continuaban las “duras negociaciones” con la troika, conformada por la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El Parlamento chipriota, reunido ayer en sesión extraordinaria, aprobó la creación de un fondo de solidaridad, primera de las ocho leyes para el plan de rescate alternativo que Nicosia debe acordar con sus socios europeos para evitar la bancarrota. Los diputados votaron un texto que dispone la creación de un fondo de solidaridad y otro que limita los movimientos de capitales para evitar una presión excesiva sobre los bancos cuando reabran sus puertas, el martes próximo.
Esa medida forma parte del Plan B que el gobierno pretendía aplicar, ante la negativa del Parlamento de aplicar una quita a todos los depósitos bancarios. “Sin lugar a dudas, habrá aspectos dolorosos en cualquier decisión que se tome, pero el país tiene que ser salvado”, advirtió Stylianidis. “Las próximas horas determinarán el futuro de este país. Todos debemos asumir nuestra responsabilidad”, agregó el funcionario.
Los europeos esperaban que el Parlamento chipriota aprobara una ley de reestructuración bancaria, que incluya una liquidación de bancos, y otra para restringir el movimiento de capitales, a fin de evitar movimientos de pánico cuando los bancos, cerrados desde el 16 de marzo, vuelvan a abrir sus puertas el martes próximo.
Esta pequeña isla de menos de un millón de habitantes se convirtió en el talón de Aquiles de la Eurozona, al punto de que fuentes europeas amenazaron con dejar que salga del bloque para evitar un contagio a otros países, como Grecia, España o Italia.
En otra muestra de dureza, Merkel advirtió que Chipre no debe “abusar de la paciencia de los socios de la Zona Euro”, durante una reunión de la jefa de Gobierno de la principal potencia económica del bloque con diputados de su alianza parlamentaria. Merkel se quejó en particular de que las autoridades de Nicosia no se comunicaron con la troika durante varios días.
El Plan B debe resolver una compleja ecuación: de dónde sacar 7.000 millones de euros para obtener en contrapartida 10.000 millones que envía la UE.
Italia intenta formar gobierno
El presidente de Italia, Giorgio Napolitano, encargó ayer al líder de la coalición de centroizquierda y jefe del Partido Democrático (Pd), Pier Luigi Bersani, la tarea de formar gobierno, tras un mes de la celebración de las elecciones en ese país. Bersani encabeza una coalición que es la primera fuerza política del país, con mayoría absoluta en Diputados, pero sin control del Senado.
Napolitano, hablando a los periodistas tras el encuentro con Bersani en el palacio del Quirinal, dijo que el encargo “es el primer paso de un camino”. “Se abre una etapa decisiva para Italia. Es necesario un gobierno con la plenitud de sus poderes”, subrayó el presidente, que mantuvo en las últimas horas consultas con todas las fuerzas políticas.
Bersani agradeció el encargo al jefe de Estado y anunció que la negociación con otros partidos puede ser larga y ardua. “Seré muy determinado, buscando la ponderación y el equilibrio solicitados por el presidente. Encontraré las fuerzas parlamentarias y políticas con ideas claras”, sostuvo el político de la alianza de centroizquierda.