Hugo Chávez logró el domingo lo que no consiguieron Bill Clinton, Vladimir Putin, Alvaro Uribe o Lula da Silva. Con la cláusula de reelección presidencial ilimitada, el venezolano se convirtió en el primer presidente en ejercicio que puede aspirar a mantenerse en el poder eternamente. Claro que deberá ser convalidado por las urnas, pero también podrían haber sido reelegidos varias de los líderes antes mencionados, sin embargo, tuvieron que ceder a las tentaciones imperiales.
Clinton, Putin, Uribe y Lula tienen distintas ideologías y gobernaron países muy distintos como Estados Unidos, Rusia, Colombia o Brasil, pero todos ellos fueron conscientes de que la alternancia es la base de la democracia, aunque más no sea en apariencia. El ruso y ex KGB logró colocar a Dimitri Medvedev como un sucesor que tiene poca autonomía. El estadounidense y saxofinista tiene ahora a su esposa dirigiendo la política exterior de su país. Y el brasileño y el colombiano marcarán el pulso con la designación de sus respectivos delfines. Pero, en los hechos, ninguno de ellos forzó las instituciones.
En cambio, si Chávez logra un nuevo triunfo en las presidenciales de 2012, cedería el poder, como mínimo, en 2019. De esa manera, superaría a los que más tiempo llevaron en la cúspide de sus países: el estadounidense Franklin Delano Roosvelt murió cuando tenía 12 años de mandato, el español Felipe González y el francés François Mitterrand llegaron a los 14 años, y el alemán Helmut Kohl alcanzó los 16 años.
El diario Perfil reveló el domingo que Chávez ya tiene en la actualidad el gobierno más largo de Occidente, y que sólo puede ser comparado con dictaduras africanas, teocracias islámicas, monarquías asiáticas o cuestionadas ex repúblicas soviéticas. Pero si el venezolano vuelve a triunfar en 2012, entonces ostentará 19 años en el poder para convertirse en el mandatario de toda la historia que más años estará en la cima de una democracia.
Chávez se ufana de estar llevando adelante una revolución exitosa. Es por lo menos curioso que luego de una década de chavismo no aparezcan figuras que puedan reemplazar al líder. El problema de la reelección presidencial es precisamente ese: impide el surgimiento de nuevos mandos. A Chávez no le gusta compartir el poder.
(*) Editor de Internacionales de DIARIO PERFIL.