"Fue un gusto conocerlo. Animo, y bienvenido al club de los perseguidos", se despidió Rafael Correa de Julian Assange en mayo, cuando el fundador de WikiLeaks lo entrevistó para el programa de TV que conducía desde su arresto domiciliario en las afueras de Londres.
Aquella amistosa charla con el presidente ecuatoriano fue casi una prefiguración de lo que ocurrió ayer. El gobierno de Ecuador otorgó ayer asilo diplomático a Assange, a quien considera víctima de una "persecución política", y un nuevo mundo de oportunidades se abre para WikiLeaks en tierra latinoamericana.
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite