Bogota
A 41 días de la victoria del “no” a los acuerdos de paz, el gobierno colombiano y las FARC anunciaron ayer una nuevo texto, que sustituye al rechazado en el plebiscito de octubre pasado.
“Hemos alcanzado un nuevo acuerdo final, que integra cambios, precisiones y aportes de los más diversos sectores de la sociedad, y que revisamos uno a uno”, sostiene el comunicado, anunciado formalmente en La Habana.
El nuevo texto incluye los “ajustes y precisiones necesarios para sentar de manera definitiva las bases de una paz estable y duradera”, agrega el anuncio.
El documento con las modificaciones fue puesto a disposición de la población en la página web www.mesadeconversaciones.com.co.
Durante el anuncio, el nuevo texto fue firmado por los representantes del gobierno y la guerrilla.
El relanzamiento de las negociaciones no solo fue celebrado por el gobierno de Santos sino también por la cúpula de las FARC.
“El nuevo acuerdo de paz es la victoria de Colombia”. tuiteó el jefe guerrillero Iván Márquez, poco antes de que se divulgara oficialmente el impulso renovado al diálogo.
El principal enemigo del acuerdo anterior, el ex presidente Alvaro Uribe, fue convocado por Santos para adelantarle los lineamientos generales del plan.
Uribe reveló tras la reunión que había pedido a Santos que el texto “no sea definitivo”, hasta que no sea evaluado por representantes de las víctimas de la violencia y de los partidarios del “No” en el plebiscito.
El anuncio de ayer es un nuevo mojón en el trabajoso camino hacia la paz, luego de que el triunfo del “no” en el referéndum frustrara varios meses de negociaciones.
Uribe ya había sido convocado por el gobierno para discutir los términos de las nuevas negociaciones con las FARC.
Los detractores del acuerdo de paz lo rechazaban por tres razones principales. En primer lugar, no aceptaban la posibilidad de que los ex miembros de la guerrilla se integraran a la vida democrática como candidatos a cargos públicos.
En segundo lugar, creían que el trato era demasiado concesivo en penas y castigos para los guerrilleros, muchos de los cuales serían amnistiados por los crímenes cometidos en los más de cuarenta años de las FARC.
Por último, muchos temían que la guerrilla utilizara el acuerdo para ganar tiempo y reorganizarse para volver a operar como grupo armado.