El presidente Tabaré Vázquez separó del cargo al comandante del Ejército uruguayo, Guido Manini Ríos, el primer uniformado que en cinco décadas se ha convertido en un caudillo, por lo que muchos lo llaman “el Bolsonaro uruguayo".
Diez días antes de su remoción, el general cuatro estrellas le había solicitado a Vázquez una entrevista para hacerle saber su discrepancia con el accionar de la Justicia ordinaria sobre un sargento acusado de violaciones a los Derechos Humanos en la década de 1970. Además, el general dijo que en al menos 10 casos la Justicia imputó a militares sin tener prueba suficiente. También hizo saber que los Tribunales de Honor a los que fueron sometidos varios militares procesados resolvieron sanciones menores para los imputados. El gobierno no homologó esos fallos.
Vázquez interpretó que el comandante estaba criticando a la Justicia y ordenó su destitución ipso facto. Sin embargo, la salida de Manini Ríos tiene otras lecturas. Para empezar, es el único militar en medio siglo que se ha transformado en un caudillo”, según han considerado varios analistas. Además, como telón de fondo hay un nuevo enfrentamiento interno entre el presidente Vázquez y el ex presidente José Mujica.
Para muchos Manini Ríos es un Jair Bolsonaro uruguayo. De hecho, ambos militares mantuvieron una reunión pública en los primeros días del pasado mes de enero.
Hijo de una familia adinerada y tradicional, con fuertes lazos con la vida política desde el siglo XIX, fue elegido por el ex presidente Mujica para conducir el Ejército. Llegó al cargo en febrero del año 2015, un mes antes de la asunción de Vázquez.
Hijo de una familia adinerada y tradicional, con fuertes lazos con la vida política desde el siglo XIX, fue elegido por el ex presidente Mujica para conducir el Ejército.
Mantuvo una relación tensa con el presidente y llegó a ser sancionado con un mes de arresto por demostrar ante la televisión que un ministro estaba desinformado sobre la reforma del sistema de jubilaciones militares.A contrapelo del folclore de la izquierda uruguaya, Manini Ríos mantiene una excelente relación con los Tupamaros, a pesar de liderar la logia militar ultraconservadora y secreta conocida como “Tenientes de Artigas”.
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La agrupación nació en el año 1964 como logia militar y se transformó en una de las organizaciones más poderosas en la interna de las Fuerzas Armadas uruguayas. Se definen como defensores del “artiguismo” y de las ideas de los dictadores españoles Francisco Franco y Primo de Rivera, y sus integrantes se han manifestado afines a las líneas más conservadoras de la Iglesia Católica.
Algunos de sus miembros lideraron el golpe de Estado del año 1973. Antes, participaron en la lucha contra la sedición. Diversos historiadores sostienen que fueron los artífices de las conversaciones con los Tupamaros ocurridas durante el año 1972 entre altos oficiales y los guerrilleros. Tanto los Tenientes como lo Tupamaros tienen en su basamento ideológico un sentimiento nacionalista. Ese punto en común fue fundamental para acciones posteriores. Por un lado, los militares abandonaron la Doctrina de Seguridad Nacional impulsada por Estados Unidos y por otro, los guerrilleros se desmarcaron de la Unión Soviética como líder de la revolución mundial. Además, ambas facciones tienen en común dos enemigos: la Masonería -muy potente en Uruguay-, y el ex presidente Julio María Sanguinetti.
La relación fraterna entre Tenientes y Tupamaros ha sido intensa y extensa. Fueron el ex presidente José Mujica y el ex ministro de Defensa Eleuterio Fernández Huidobro, ambos jefes tupamaros, quienes impulsaron el crecimiento de los integrantes del grupo después de varias décadas de ausencia del poder. El último presidente en nombrar a un general de esa logia militar fue Luis Alberto Lacalle (1990-1995).
Mientras que la mayoría de las agrupaciones que conforman el Frente Amplio reclaman el procesamiento de los militares que violaron los Derechos Humanos en dictadura (1973-1985), el sector de Mujica ha mantenido una relación ambigua con el asunto. De hecho, un diputado de ese sector fue clave para evitar la aplicación de una norma que anularía la ley de caducidad de esos delitos que fue refrendada por dos plebiscitos.
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Tras ser nombrado general, Manini Ríos se hizo cargo de Sanidad Militar. Antes, como coronel, había estado al frente del Hospital Militar. Se trata de dos lugares centrales para la vinculación con la familia militar. De esa forma comenzó su popularidad en el ámbito castrense. Una de sus primeras medidas fue la rehabilitación de la capilla en el centro asistencial. La decisión generó mucha polémica en un país donde este año se cumple 100 años de la separación de la Iglesia del Estado.
Con el paso de los años en el mando, Manini Ríos se volvió una referencia en la vida política uruguaya. Defensores de su figura han creado un partido político para hacerlo candidato a la Presidencia.
Los Tenientes de Artigas tienen dos liderazgos, uno de los oficiales en actividad y otro de los retirados. El mando real lo sostiene el oficial de mayor grado en actividad, si hay dos con el mismo grado, domina el más antiguo. Por esto, se explica que Manini Ríos fuera el líder de la facción mientras estuvo al frente del Ejército. Ahora, el mando le corresponderá a otro general en actividad.
(*) Desde Montevideo.