Desde San Pablo
El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva pidió a Dilma Rousseff la cabeza del ministro de Hacienda, Joaquim Levy, y defendió el reemplazo del ajuste en las cuentas públicas por medidas populistas de impulso al crecimiento económico y la distribuición de ingresos. La versión de que Levy ya tenía su carta de renuncia derrumbó el mercado el viernes. Esta semana se espera una nueva ola de inestabilidad.
Fuentes cercanas al ministro dijeron a PERFIL que Levy tiene “el cuero grueso” y puede resistir el ataque de Lula. Sin embargo, ya le advirtió a Dilma que abandonará su puesto en diciembre si el “fuego amigo” de Lula persiste.
El ministro es defendido por empresarios y banqueros, que consideran sus esfuerzos fiscales como la única ancla de credibilidad del gobierno.
Calificación. El drama empezó luego de la rebaja de la calificación de riesgo de Brasil que aplicó la agencia Fitch, como ya lo había hecho Standard & Poors en septiembre. El argumento de ambas agencias es la existencia de demasiada resistencia política al ajuste. Levy trabaja ahora para evitar un anuncio similar de Moody’s.
“Levy tiene plazo de vencimiento”, insistió Lula a Dilma el jueves, al sugerir al ex presidente del Banco Central Henrique Meirelles para el cargo. “¿Qué voy a defender en la calle? Tenemos que mantener la esperanza. La agenda (del gobierno) no puede ser sólo el ajuste fiscal”, completó, según el diario O Estado de S. Paulo.
Levy impulsa una política de ajuste severo en las cuentas públicas, maquilladas y cargadas con gastos insostenibles durante el primer mandato de Dilma. El costo de ese ajuste es la recesión: una caída estimada del 3% del PBI para este año y del 1,5% para 2016. Para los economistas reunidos en un seminario de Internews en San Pablo el miércoles, Brasil no tiene otra salida.
“No creo que Levy sea un ministro temporario. La chance de su salida es cero”, dijo Otaviano Canuto, representante de Brasil ante el FMI.
“Si no tuviéramos a Levy, tendríamos que inventar otro Levy”, dijo el economista jefe del Itaú-Unibanco, Ilan Goldfajn. “El ministro de Hacienda es siempre alguien a quien odiar”, recordó Mansueto Almeida, del Instituto de Estudios de Economía Aplicada (Ipea).
La guerra contra Levy se ha convertido en la nueva bandera de Lula que, así, satisface a los dirigentes de su partido, el PT. El ex mandatario aspira a volver a la presidencia en 2019, pero las investigaciones de la red de corrupción en Petrobras se le acercan. Una nueva denuncia lo presiona: su amigo José Carlos Bumlai, intermediario de pagos de 5 millones de dólares de la empresa OSX a ejecutivos de la petrolera, hizo llegar 2 millones de reales a una de sus nueras