Los cables diplomáticos estadounidenses filtrados por Wikileaks no sólo pusieron al desnudo mucha información confidencial, también demostraron la ineptitud del gobierno norteamericano. Al menos eso opina el polémico documentalista Michael Moore, quien refutó en su sitio personal un cable que aseguraba que su película Sicko, una crítica del sistema de salud estadounidense, no fue estrenada en Cuba.
"Las autoridades cubanas prohibieron el documental de Michael Moore, Sicko, por 'subversivo'. Si bien la intención del film es desacreditar el sistema de salud estadounidense al resaltar la excelencia del sistema cubano, el régimen sabe que el film es un mito y no quiere arriesgarse al rechazo del público cubano, al mostrarle comodidades que claramente no están disponibles para la mayoría de ellos", se lee en un cable fechado el 31 de enero de 2008 y publicado por el diario británico The Guardian.
El cable fue recogido y publicado por varios medios. Pero, según afirma el cineasta en su sitio web, no es del todo cierto. La película fue estrenada en Cuba; él mismo se ocupó de enviar el film; la ministra de Salud cubana la elogió por demostrar los "valores humanos" del sistema comunista; e incluso llegó a emitirse por la televisión local.
El creador de "Bowling for Columbine" y Fahrenheit 9|11, que donó 20.000 dólares para la liberación del fundador de Wikileaks Julian Assange, criticó a los medios por no chequear la información y al gobierno estadounidense por su connivencia con las empresas en el sector de la salud. "El problema aquí es que nuestro gobierno parece conspirar junto a la industria de la salud para destruir mi película", escribió.
Sicko es una película estrenada en 2007 que apunta a las debilidades del sistema de salud estadounidense, dominado por las compañías de seguro y medicina privada. En una de sus escenas centrales, rescatistas que colaboraron tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 fueron llevados a Cuba para recibir el tratamiento médico que les era negado en Estados Unidos.