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Por qué Argentina no quiere a Brasil en el Consejo de Seguridad

El canciller Héctor Timerman pidió una mayor "representatividad democrática". Los intentos por balancear el poder político en la región. El rol clave de México.

75 Asamblea de Naciones Unidas.
75 Asamblea de Naciones Unidas. | ONU

La política exterior argentina suele ser criticada por carecer de una continuidad histórica que le permita proyectar una imagen homogénea ante el mundo. Y si bien las tendencias diplomáticas variaron con los gobiernos, Argentina siempre pugnó por equilibrar el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y resistirse al ingreso de Brasil.

Esta semana, en la reciente reunión internacional realizada en Roma sobre "Gobernabilidad Global y Reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas", el ministro de Relaciones Exteriores argentino Héctor Timerman advirtió que los cambios buscan lograr una mayor "representatividad democrática".

En el foro participaron delegaciones de 120 países que analizaron de qué manera se puede replantear el organismo internacional de mayor peso político, estratégico y diplomático en el mundo.

Lo expresado por el Canciller viene a cuenta de los constantes esfuerzos de la república vecina de Brasil por obtener una banca estable en el Consejo de Seguridad, actualmente integrado por 15 países, de los cuales sólo cinco son integrantes permanentes (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, China y Rusia). En materia resolutiva, el poder de veto está reservado únicamente a estos cinco países, los que fueran vencedores en la Segunda Guerra Mundial.

Si bien algunos especialistas se sorprenden que los mayores integrantes del Mercosur, cuyo comercio bilateral supera los 30 mil millones de dólares, se enfrenten en el plano diplomático, lo cierto es que este frente de acción es una constante de los últimos tiempos. La actual puja dista de tener una relación directa con el actual diferendo comercial.

Pero no es sólo la política exterior argentina la que parece fluctuar. Hace semanas y bajo la nueva presidencia de Dilma Rousseff, Brasil traicionó su clásica alineación con el gobierno de Irán, tras acompañar a EE.UU. en una medida contra la política nuclear de la Administración de Mahmoud Ahmadinejad. En el círculo diplomático se infiere que habría sido a cambio del apoyo de Barack Obama en las intensiones de Itamaraty de ingresar al Consejo.

México, como contrapeso de Brasil. La posición argentina busca balancear el peso cada vez más creciente de Brasil en el plano internacional. El Mercosur es un arma comercial de inserción, pero una banca en el Consejo de Seguridad es un instrumento de múltiples disparadores. La intención de nuestro país es que en caso de que el órgano de las Naciones Unidas sea reformado y acepte una banca más, ésta pertenezca a Latinoamérica en conjunto.

En Roma, Timerman lanzó en obvia referencia a Brasil: "La reforma del Consejo debe lograr que no haya nuevos privilegiados".

La clave para lograr una banca regional se viene planeando desde hace años. México se convirtió así en el principal partícipe de la nueva asociación estratégica argentina a nivel hemisférico. En 2005, se formó un grupo denominado "Movimiento de Países Unidos por el Consenso" integrado por Argentina y México juntos a otros Estados periféricos. Éste era entonces el tercer proyecto a nivel mundial que buscaba reformar el "G5".

El 30 de mayo próximo, la Presidenta Cristina Fernández tiene agendada su pospuesta visita a México. Más allá de los convenios comerciales, la alianza con el otro gran país hispanoparlante es esencial en la nueva política exterior. Ya había anticipado el Canciller argentino en abril de este año que "la relación bilateral con México no tiene límites".

La reforma del Consejo de Seguridad es uno de los objetivos principales del gobierno argentino en materia de política internacional, puesto que se procura avanzar, entre otros intereses vitales, en una solución al conflicto surgido de la soberanía de las Islas Malvinas.