Los candidatos a la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro y Lula da Silva, ultiman detalles de campaña de cara a la recta final hacia el balotaje del 30 de octubre. En sus agendas figura el cuidado de la salud, un detalle no menor considerando que ambos líderes tienen un historial complicado agravado por la edad.
Bolsonaro, por su parte, tiene 67 años y todavía sufre las consecuencias por la puñalada que recibió en el abdomen en la campaña de 2018. Lula da Silva, de 76, sobrevivió a un cáncer y en la actualidad llama la atención por sus dificultades para hablar, lo que le impidió participar del anteúltimo debate presidencial previo a las elecciones generales.
A pesar de sus problemas de salud, el mandatario ultraderechista Jair Bolsonaro y el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva se esfuerzan para proyectar una imagen de vitalidad y mostrarse "jóvenes" en la recta final de la extenuante campaña rumbo al la definición de las presidenciales.
La salud de Lula da Silva
El expresidente fumó durante 50 años y abandonó el cigarrillo en 2010, tras ser internado por hipertensión, a los 64. A sus casi 77 años (cumple tres días antes del balotaje), Lula da Silva goza de buena salud considerando que sobrevivió a un cáncer de laringe, diagnosticado en 2011, que lo obligó a someterse a quimioterapia y radioterapia.
Si bien su recuperación fue "total" y sigue controlado por sus médicos, en los últimos diez años otros detalles acerca de la salud del expresidente alarmaron a sus seguidores, especialmente luego de que fuera excarcelado y habilitado para competir para desbancar a Jair Bolsonaro de la presidencia este 2022.
Uno de esos factores es la debilidad en su voz, que es extremadamente ronca y de bajo volumen, a tal nivel que por momentos le cuesta hacerse oír ante la multitud. "Voy a tener que dejar de hablar un mes para recuperarme", bromeó el exlíder sindical. Esta afección le impidió participar de algunos eventos, entre ellos algunos debates televisivos, lo que sembró preocupación.
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En el marco de la polarizada campaña, sus competidores atribuyeron esta condición a una señal de la "debilidad" del favorito en las encuestas para ocupar el Palacio presidencial de Planalto, entre ellos su némesis. "Lula, pare de mentir, es malo para un hombre de su edad", espetó el presidente Jair Bolsonaro en lo que fue el primer debate cara a cara previo al balotaje.
No solo Bolsonaro lo cruzó por este motivo sino también Ciro Gomes, su rival de centroizquierda en primera vuelta que recientemente lo apoyó de cara a la segunda. "Lula está cada día más débil física y psicológicamente", publicó Gomes en sus redes sociales, donde cuestionó su capacidad para enfrentar a un Bolsonaro empoderado en los últimos meses. Pero Gomes luego retiró sus declaraciones y admitió haber sido "muy duro" con Lula.
Siendo consciente de la desventaja que representa su avanzada edad, el líder de la izquierda se mostró cauto en la campaña e incluso anticipó que de ser elegido no irá por la reelección. "Todo el mundo sabe que tengo cuatro años para hacerlo todo", declaró durante la campaña, descartando inmediatamente un segundo mandato. "Un ciudadano no puede querer la reelección a los 81 años", agregó. "La naturaleza es implacable".
Lula: "Soy un joven comparado con Joe Biden"
"¡Soy un joven comparado con Joe Biden!", bromeó Lula da Silva el año pasado, en referencia al presidente estadounidense, que ingresó a la Casa Blanca a los 78 años. Si bien el líder del Partido de los Trabajadores se acerca a los ochenta años, cada vez se esfuerza más para mostrar una imagen fresca y joven, en sintonía con los valores actuales.
Uno de los pilares de esa labor es su esposa Janja da Silva, veinte años menos que él y su principal vínculo con el electorado joven. Casado en segundas nupcias este año, Lula aseguró "sentirse enamorado como si tuviera veinte años".
En esa línea, también se mostró haciendo actividades populares como tocando la batería, haciendo ejercicio surfeando en el mar, e incluso cambió su foto de perfil de sus redes sociales por una en que aparece con gafas de sol con cristales violeta, muy populares entre los jóvenes de las favelas. "Me pidieron rejuvenecer mi imagen", justificó. "Me levanto todas las mañanas a las cinco y media para hacer gimnasia. Quiero vivir hasta los 120 años", escribió en otra foto en la que se lo ve levantando pesas.
Jair Bolsonaro y las secuelas del atentado
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El presidente del Partido Liberal, Jair Bolsonaro, históricamente alardeó respecto a la ventaja que le lleva a su principal adversario en cuanto a la edad. Si bien le lleva casi una década de ventaja en términos de edad, cuenta con las secuelas del atentado que casi le cuesta la vida en 2018.
En pos de mostrar su juventud, el excapitán del Ejército nostálgico de la dictadura se mostró en público subido a un caballo, un toro, motos de agua y a menudo desfila en caravanas de motocicletas por el país. Además, tras contagiarse de Covid-19 durante la pandemia afirmó que la infección no lo doblegó debido a su "historial de atleta", en referencia a su destacado desempeño en educación física cuando cursaba la academia militar.
No obstante, el mandatario de ultraderecha todavía sufre las consecuencias del apuñalamiento perpetrado por un hombre con trastorno delirante, que casi le cuesta la vida durante la campaña de septiembre de 2018 durante la campaña que lo catapultó a la presidencia. El ataque le alcanzó el intestino y lo condenó de por vida a sufrir obstrucciones digestivas y adherencias en los tejidos, que lo han llevado al hospital en varias ocasiones.
El último episodio fue en enero del 2022, cuando llamó a su médico y le dijo que estaba "llorando de dolor". "Me estoy muriendo, la cosa está fea", le dijo al cirujano Antonio Luiz Macedo, según confió el propio doctor a la prensa después de tratarle una obstrucción.
Bolsonaro pasó por seis cirugías desde 2018: cuatro por las secuelas del ataque, una vasectomía y un cálculo en la vejiga. Su hijo mayor, el senador Flávio Bolsonaro, dijo a CNN que su padre "tiene que renunciar a muchas cosas y seguir una restricción de dieta permanente". Pero según la prensa, el presidente ignora con frecuencia estas recomendaciones.
CD / ED