Al menos seis personas, incluidos dos niños, murieron este domingo de madrugada en ataques rusos con misiles y drones sobre varias regiones de Ucrania, según informaron las autoridades locales. Casi al mismo tiempo, Kiev lanzó una operación de represalia con drones contra el puerto ruso de Tuapsé, en el Mar Negro, golpeando buques e infraestructura energética.
El ejército ucraniano indicó que Rusia lanzó 79 drones y dos misiles balísticos contra cinco regiones del país, de los cuales 67 fueron derribados. Los ataques alcanzaron especialmente las zonas de Dnipró y Odesa, donde se registraron las muertes. Los servicios del fiscal general ucraniano confirmaron las víctimas en su canal de Telegram.

Los niños fallecidos tenían 11 y 14 años, detalló el comisionado para los derechos humanos, Dmytro Lubinets, mientras que en la región de Zaporiyia, otro ataque ruso provocó un apagón que afectó a más de 58.000 hogares, según el gobernador Ivan Fedorov.
Desde el inicio de la invasión, en febrero de 2022, las tropas rusas han apuntado reiteradamente a las infraestructuras energéticas ucranianas, con especial intensidad durante los meses fríos. Estos ataques, que suelen producirse durante la noche, buscan —según Kiev— debilitar la moral de la población civil y forzar concesiones militares, una estrategia que Moscú niega.

Como respuesta, Ucrania intensificó sus operaciones con drones contra objetivos rusos, principalmente instalaciones petroleras y gasísticas, con el fin de reducir los ingresos del Kremlin destinados a financiar la guerra. En el ataque de este domingo, las autoridades rusas reconocieron daños en dos buques y en una terminal petrolera del puerto de Tuapsé. Sin embargo, el Ministerio de Defensa ruso afirmó haber derribado 164 drones ucranianos durante la noche en distintas regiones.
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La agencia AFP señaló que Rusia lanzó en octubre 270 misiles sobre Ucrania, el número mensual más alto desde principios de 2023 y un 46% superior a septiembre, en una ofensiva concentrada contra la red eléctrica nacional. Estos datos confirman una tendencia de recrudecimiento del conflicto, a medida que el invierno se aproxima y la guerra entra en su cuarto año sin perspectivas de negociación.
Desde su inicio, la invasión rusa ha dejado decenas de miles de muertos y millones de desplazados, además de un profundo aislamiento internacional de Moscú. En paralelo, Kiev continúa reclamando mayor asistencia militar a Estados Unidos y la Unión Europea, mientras intenta mantener la resistencia ante un enemigo que ha adaptado su estrategia a una guerra prolongada de desgaste.
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