Evo Morales tiene todo servido para dirigir la campaña electoral de su partido desde Buenos Aires. El Movimiento al Socialismo (MAS) lo proclamó ayer jefe de la estrategia para las elecciones presidenciales que deben celebrarse en Bolivia en 2020. En un congreso nacional ampliado en Cochabamba, el MAS postergó la definición de su fórmula y dejó en claro que apuesta a la unidad bajo el liderazgo de Morales. El ex presidente tiene planes de asilarse en Argentina luego de que Alberto Fernández asuma la Presidencia.
Tras el Golpe de Estado en Bolivia, Morales se instaló en México. Desde su entorno dejaron trascender anteayer −a través del diario español El País− que ahora planea mudarse a Buenos Aires para tener un contacto más directo con los dirigentes del MAS.
Los hijos del ex presidente, Eva Liz Morales Alvarado y Alvaro Morales Peredo, ya están viviendo aquí desde hace dos semanas. Llegaron por pedido directo de Morales a Fernández, quien se comprometió de forma personal en la gestión. Fernández ha dicho públicamente que estará encantado de recibir al ex presidente boliviano una vez que asuma el poder.
“Lo del asilo está encaminado, posiblemente para después de Navidad”, dijo ayer a PERFIL un dirigente argentino que sirve de nexo con Bolivia al futuro gobierno; y que ya imagina a Morales viajando con frecuencia entre Buenos Aires y el norte argentino, cerca de la frontera boliviana.
Sus hijos, Eva Liz y Alvaro, ya viven en Buenos Aires desde hace dos semanas
Sin embargo, la ceremonia de asunción de Fernández es otro cantar. El futuro gobierno argentino prefiere que Morales no venga. “No está previsto”, dijeron desde el equipo de la futura Cancillería cuando este diario les consultó si Morales sería bienvenido el próximo martes. Felipe Solá, próximo canciller, ha dicho que la asunción presidencial debe ser “un día de países, no de amigos”. Y en eso parece expresar la opinión del propio Alberto Fernández.
El problema es que Morales quiere venir. Dijo que para él “sería un orgullo”. El viernes viajó sorpresivamente de México a Cuba. Desde la Cancillería mexicana informaron que se trataba de un “viaje temporal”. Su exministra de Salud, Gabriela Montaño, quien lo acompañó a La Habana, dijo que fue para una “consulta médica” con un equipo que ya lo había atendido antes.
Hay quienes especulan con que Cuba sea una escala previa de Morales antes de volar a Buenos Aires junto al presidente cubano Miguel Díaz-Canel, quien fue invitado al traspaso de mando. “No está previsto que venga”, insisten desde el futuro gobierno argentino, “a menos que caiga a último momento de sorpresa”.
Las puertas para Morales sí estarán abiertas después de la asunción de Alberto Fernández. Para el ex presidente boliviano, mudarse a la Argentina le permitiría tener un rol más protagónico en la campaña, en un contexto electoral muy incierto para su partido.
El MAS celebró ayer un congreso nacional ampliado del que se esperaba que saliera la fórmula para las elecciones. Finalmente eso no ocurrió. Pocas horas antes, uno de los favoritos para la candidatura presidencial, Luis Arce Catacora, exministro de Economía y hacedor del “milagro boliviano”, tuvo que abandonar el país para exiliarse en México. Arce se sumó a la lista de dirigentes masistas de primera línea que hoy están fuera de Bolivia, y que incluye a Evo Morales, al ex vicepresidente Alvaro García Linera y al excanciller David Choquehuanca, otro que aparece como posible candidato a la presidencia.
Su partido está dividido entre un sector dialoguista y otro más duro, de base campesina
En el congreso de ayer, el protagonista volvió a ser Morales, proclamado jefe de campaña. Desde Cuba, propuso que de la reunión partidaria en Cochabamba surgieran precandidaturas para ser discutidas a nivel de los departamentos y las organizaciones sociales y sindicales. Al cierre de esta edición, no estaba previsto que la dirección del MAS difundiera los nombres. Sin embargo, se sabe que, además de Arce y Choquehuanca, el líder cocalero Andrónico Rodríguez y la senadora Adriana Salvatierra son los más sonados para integrar la fórmula.
Hacia afuera, el mensaje del MAS es unidad. Hacia adentro, las internas escalan. Existe un quiebre entre un sector más “dialoguista”, dispuesto a tender puentes con la coalición golpista; y un sector evista “duro”, de base campesina, representado por Rodríguez y Salvatierra, dos dirigentes de 30 años que se proponen como el recambio generacional del MAS. La pregunta es si ambos tienen el perfil adecuado para este momento, cuando el partido necesita llegarles a las clases medias urbanas y ampliar su base electoral para que no se repita un escenario límite como en las últimas elecciones.
“Agradezco la confianza por nombrarme jefe de campaña. Elegiremos a un candidato unitario y nuevamente ganaremos las elecciones en primera vuelta”, tuiteó ayer Morales. El lunes pasado, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Choque (MAS), había anticipado la proclamación del ex presidente como estratega electoral, aunque la había condicionado a que el gobierno de facto permitiera su regreso al país. Ahora que Morales se decidió por el exilio, el mensaje cambia: igual será el jefe de campaña, pero desde el otro lado de la frontera.