Más de 264 soldados ucranianos, entre ellos 53 heridos, fueron evacuados este lunes 16 de mayo de la acería Azovstal, último bastión de resistencia a Rusia en Mariupol, tras semanas de permanecer atrincherados en las galerías subterráneas de la acería.
Se trata de 53 soldados heridos, conducidos a Novoazovsk, y de otros 211 combatientes que fueron llevados a Olenivka, en el territorio controlado por los separatistas prorrusos de Donetsk, desde donde fueron enviados a zonas bajo el mando ucraniano para un intercambio de prisioneros.
"El 16 de mayo, 53 heridos graves fueron evacuados de Azovstal hacia Novoazovsk para asistencia médica y otros 211 fueron transportados a Olenivka por un corredor humanitario", anunció la viceministra ucraniana de Defensa, Ganna Malyar, en un video.
Rusia machaca la acería Azovstal en busca de un símbolo de victoria
Esas dos localidades están en territorio controlado por las fuerzas rusas y prorrusas en el este de Ucrania, pero precisó que más tarde serían repatriados "en el marco de un procedimiento de intercambio".
Por su parte, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski dijo que "esperamos salvar la vida de nuestros muchachos". "Quiero subrayar que Ucrania necesita a sus héroes ucranianos con vida. Ese es nuestro principio", declaró en un video publicado en la noche del lunes.
El estado mayor ucraniano señaló que los soldados en Mariupol "realizaron su tarea de combate" y ahora la meta es "salvar la vida de ese personal".
Al retener la planta de Azovstal, las fuerzas ucranianas "impidieron que los rusos capturaran rápidamente la ciudad sureña de Zaporiyia", indicó el estado mayor en un comunicado por Facebook. "Los defensores de Mariupol son los héroes de nuestro tiempo. Estarán por siempre en la historia", expresó.
La acería de Azovstal, la resistencia de cientos de soldados
Durante días, los familiares y algunos combatientes de Azovstal pidieron ayuda, solicitando el apoyo de Turquía, Estados Unidos y China para liberar a los soldados de las galerías subterráneas de la inmensa acería.
Uno de los comandantes había declarado que los hombres eran “blanco de todo tipo de armas lanzadas desde mar, aire y tierra, inclusive prohibidas”. “No es la guerra, es una masacre", había dicho.
Tras la evacuación de todos los civiles a principios de mayo con ayuda de la ONU, los militares, seguían atrincherados en las galerías subterráneas de este enorme complejo industrial.
La planta de Azovstal se convirtió en un símbolo de resistencia, con cientos de soldados que continúan combatiendo en el sitio incluso después de que el resto de la ciudad cayó a manos de las fuerzas rusas.
AG / ED