El ex diputado nacional, Alejandro “Topo” Rodríguez, remarcó que el mayor ajuste que hizo Milei hasta ahora ha sido reprogramar el presupuesto 2023 para el 2024, “un ajustazo de no menos de 35 mil millones de dólares”. “Milei es un centralista que aumenta impuestos, baja gastos y no está dispuesto a entregar ni un centavo a ninguna provincia”, señaló en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).
Alejandro “Topo” Rodríguez es Director del Instituto Consenso Federal, fue diputado nacional por la provincia de Buenos Aires en el 2019, y Jefe de Gabinete de la Municipalidad de la Matanza en 2015. Además se desempeñó como ministro de Asuntos Agrarios de la provincia de Buenos Aires en 2013.
¿Cómo evalúa la centralidad que tienen sus compañeros? ¿Se podría decir que hay algo del centro que volvió a brillar?
En un Congreso atomizado claramente hay varios bloques, como el radicalismo y Hacemos Coalición Federal, que tienen y van a tener una incidencia significativa, porque el oficialismo tiene solamente el 15% de la Cámara de Diputados y el 10% del Senado. En ese contexto, me parece que hay varios bloques que en otras circunstancias se llamaban “pequeños” y hoy son decisivos.
Es decir que la fragmentación va a ser una constante en un Gobierno que, por lo menos los primeros dos años, tiene solamente el 15% de representantes en diputados..
Salvo que, luego de esta sucesión de fracasos legislativos que va acumulando Javier Milei día a día, decida construir una coalición de Gobierno en la que podría, eventualmente, incorporar un interbloque de una fuerza legislativa “nueva” y ocupar posiciones del Poder Ejecutivo. Cuando hablo se la sucesión de fracasos legislativos me refiero a que la primera y fundamental derrota fue la madrugada en la que se aprobó un dictamen de mayorías con 55 votos pero 34 en disidencia, es decir que el 61% de los que lo apoyan disienten de él.
Mientras tanto va a seguir así la atomización en el Congreso, y es el fruto de la decisión de la voluntad popular, es lógico que así sea.
Milei y la ley ómnibus: “bilardismo”, nuevas desregulaciones y mirar hacia adelante
¿Qué posibilidades le asigna a qué se pueda generar esa incorporación de bloques importantes aunque minoritarios que le permita dar al Gobierno una mayoría?
Esta semana puede llegar a ser el fracaso definitivo de la ley ómnibus, que pretende refundar la Argentina pero no puede aprobar ni siquiera el núcleo mínimo que envió Milei al Congreso. El Presidente va a tener dos alternativas, o envía un conjunto discreto de leyes específicas para abordar asuntos urgentes, por ejemplo los temas fiscales, que tienen un fuerte impacto en la inflación y en ese caso es muy probable que tenga que construir o reconstruir una coalición de Gobierno; o redobla la apuesta y va por una consulta popular. Desde mi punto de vista es un 50-50% de probabilidades. Si se queda en la primera alternativa, asume la derrota parlamentaria y envía nuevos proyectos a partir de marzo para sesiones ordinarias, porque necesita una base legislativa, no puede estar permanentemente queriendo imponer proyectos con el 15% de la Cámara de Diputados.
Pareciera ser que la fuerza que el oficialismo tiene es la aprobación de la sociedad, de una cantidad importante de personas que lo votaron y luego lo siguen avalando, para eso, pareciera ser que el Presidente debería mostrarse como una persona “dura” que no negocia, lo que entra en contradicción con aquella idea de que lo que sirve para ganar no sirve para gobernar. Si al mismo tiempo hiciera una coalición de Gobierno incorporando a los radicales, a quienes ha criticado más que a los kirchneristas, entraría en contradicción con su propio relato y su propio discurso. Hay una contradicción, porque si construye una coalición de Gobierno pierde el apoyo popular.
Quien le sople al oído a Milei el consejo de que debe ir para adelante sin contemplar ningún tipo de diálogo y acuerdos porque obtuvo el 56%, lo va a hacer seguir chocando la cabeza contra la pared de las instituciones democráticas, porque la institucionalidad democrática está compuesta por ese 56% que le da derecho y obligación de ejercer el Poder Ejecutivo y por la representación que él mismo pudo obtener en el Congreso de la Nación, que es muy discreta.
Estoy pensando en algo más sólido: legitimar la coalición con el PRO. Fueron los sectores más duros del PRO con Macri a la cabeza quienes lo recibieron en un domicilio privado para darle apoyo, y a partir de allí, el bloque del PRO, conducido por Cristian Ritondo, no le ha esquivado a ninguna de las definiciones políticas que no da ni siquiera el presidente de la Cámara de Diputados ni el presidente del bloque de LLA. En las últimas horas, Ritondo ha planteado que no hubo represión, sino que fueron agitadores que generaron violencia; que las leyes las van a aprobar en general y en particular, que el peronismo obstaculiza y que a partir de marzo se van a tratar algunos temas. Si Ritondo fuese el presidente de la Cámara de Diputados, sería un sinceramiento de lo que hoy funciona en la práctica pero que alguien se ha resistido a naturalizar desde el 10 de diciembre, por eso veo un escenario en donde Milei pueda ir a una coalición en donde su fuerza parlamentaria constituye un interbloque con el PRO, y eventualmente tener aliados puntuales frente a temas específicos. Hacer un interbloque con el PRO sería más que duplicar la fuerza que actualmente tiene. El otro 50% de probabilidades es que Milei vaya, con la imprudencia que eso significaría, a una consulta popular a perder y debilitar, más aún, la figura presidencial.
Aun sumando al PRO, no logra tener una mayoría en diputados…
No, tendría entre un 75 y 80, contando algunos monobloques que funcionan como aliados permanentes de La Libertad Avanza.
En el 2022 me tocó moderar para América Latina en las elecciones alemanas, había 5 partidos que tenían posibilidad de construir Gobierno y la fragmentación en Alemania ya no permite la diferencia entre un sistema agonal de oficialismo y oposición, los grises dominan la política hoy en día. No sé hasta qué punto no se estaría produciendo eso en Argentina, pareciera ser que el único elemento aglutinante es el antiperonismo. Parece que la fragmentación es algo que vino para quedarse…
Lo veo así, recuerdo un viejo trabajo de Guillermo O'donnell analizando la Argentina a partir de la configuración de dos modos, el antiperonista y el peronista. Pareciera ser que, a pesar de distintos esfuerzos que se han venido dando desde el 83, finalmente la atención termina siendo hegemonizada por cada una de esas dos lógicas. El comportamiento del sistema político tiende a configurar la morfología del parlamentarismo en el sentido de la fragmentación parlamentaria, pero el envase institucional es presidencialista, esta es la atención que se está viviendo hoy en Argentina: un sistema institucional presidencialista, con lo que significa el hiperpresidencialismo argentino, dado que la Constitución Nacional le acerca al Presidente un enorme herramental institucional para tener iniciativa. Por ejemplo, una decisión que ha pasado desapercibida y que es el mayor ajuste que hizo Milei solamente con un pase mágico de firmar un Decreto, fue reprogramar el presupuesto 2023 para el 2024 metiendo un ajustazo de no menos de 35 mil millones de dólares, eso es poder de decisión, no violó la Constitución ni pasó por el Congreso. Me parece un desafío importante de pensar, la nunca abandonada discusión sobre la reflexión acerca de si Argentina debe ir o no a un sistema institucional que se parezca un poco más al parlamentarismo sigue estando presente 40 años después de los intentos de Alfonsín con el Consejo para la Consolidación de la Democracia.
El plan de vida de Milei y ser expresidente
Nosotros tenemos simultáneamente los dos elementos. Por ejemplo, si uno compara los DNU con su equivalente en Estado Unidos, el presidente norteamericano puede proponer leyes, pero no puede anular leyes. Es decir, nuestro presidente tiene más potestades que el de Estados Unidos. Al mismo tiempo, lo que planteaba Guillermo O'donnell sobre la política agonal entre el peronismo y el antiperonismo, se expresa en el balotaje pero no se expresa en las elecciones legislativas y en la primera vuelta. El balotaje es una nueva institución que potencia la polarización de la estética política en el peronismo y antiperonismo, pero en la elección de gobernadores, legisladores, diputados y senadores, vemos una sociedad que ya no es más peronismo y antiperonismo…
Correcto, pareciera ser que ese dispositivo institucional que fuerza de algún modo a la ciudadanía a decidirse por uno o por otro candidato, que es el balotaje, puede generar, en quien conduce el Ejecutivo, la sensación de hegemonía. Esa sensación, en algunos casos, va acompañada por una marcada debilidad en el Legislativo. Nunca hubo un Ejecutivo con tanto apoyo en el balotaje y con tanta falta de correspondencia con su representación en el Legislativo. Es tan importante que Milei asuma como corresponde la obligación de ejercer el Ejecutivo como que sea consciente de la correlación inversa que hay con su representación en el Poder Legislativo.
Yo viví en Brasil en dos décadas diferentes, y me sorprendió mucho que la primera vez que gana Lula como presidente, sobre 500 diputados tenía menos de 100. Por eso, el sistema político brasileño está conformado por ministerios que están compuestos por alianzas que casi representan la fuerza parlamentaria. Es decir, para juntar los 251 diputados que necesita para gobernar, tiene que darle ministerios a distintos partidos políticos. Quizás, el futuro de la Argentina, a partir del balotaje, nos lleve a que los presidentes que sean electos por el balotaje, luego tengan que hacer una alianza de Gobierno con los bloques que no son los propios.
Sería una correlación natural de lo que es la expresión de la diversidad en una elección legislativa. Quizás no por diseño, sino por reacción. Eduardo Duhalde tuvo el talento de construir algo parecido después del estallido de la convertibilidad en 2001, porque su base legislativa fue una base de coalición con el radicalismo que se tradujo en la ocupación del ministerio en el Poder Ejecutivo.
Guillermo Francos anticipó que el Gobierno no coparticipará del impuesto PAÍS
Respecto a la relación entre las provincias y el Gobierno Nacional, ¿cómo ve la atención entre el déficit fiscal de la nación y quitarle parte del superávit de algunas provincias para equilibrar el de la nación? ¿Cree que están en un tironeo entre unitarios y federales?
Milei ha escrito durante la campaña sobre temas tributarios con la mano derecha pero ha actuado con la izquierda, apenas asume metió el impuestazo del impuesto PAIS, lo llevó de 7,5% a 17,5%. Pero además, duplicó el multiplicador de ese impuesto, porque ese impuesto se multiplicaba por el valor del dólar oficial, y lo llevó de menos de 400 a más de 800. Amplió enormemente el financiamiento tributario del Impuesto PAIS y creció, entre enero del año pasado y enero de este año un 1252%, recaudando casi 500 mil millones de pesos por mes. A la par de que aumentó la recaudación del Impuesto PAÍS, también con un decreto, congeló el gasto en 35 mil millones de dólares por todo el 2024. Es decir, Milei se cubrió, aumentó impuestos y bajó gastos.
Hoy la discusión está centrada con las provincias en el denominado impuesto PAIS que destina el 42% para el Anses, el 28% para el PAMI, un 9% para la construcción de vivienda social, el 19,5% a obras de infraestructura y el 1,5% al turismo. Me parece que el Gobierno nacional dice la verdad cuando deja trascender que no le va a dar ni un peso más a los gobernadores, no va a aceptar coparticipar ni un centavo del impuesto PAIS. En todo caso dejará para marzo, cuando venga la discusión del paquete fiscal que se ve obligado a retirar, la discusión de la coparticipación. Pero en esta etapa, Milei es un centralista que aumenta impuestos, baja gastos y no está dispuesto a entregar ni un centavo a ninguna provincia por fuera de lo que es la distribución natural de la coparticipación.
VF FM