Los dos datos salientes dentro de la composición de ese dato fueron el salto del 12,5% en los servicios públicos, empujado por el recorte en los subsidios de las tarifas del gas y la electricidad, y una suba del 6,6% en alimentos y bebidas, ubicándose por debajo de la inflación general.
El leve descenso, que por supuesto debe entenderse en un contexto de inflación muy elevada, fue algo sorpresivo para los analistas y, al mismo tiempo, trajo algo de optimismo en el Gobierno nacional frente al IPC que el INDEC publicará el próximo miércoles 14. En plena campaña electoral, en el ministerio de Economía el dato de la Ciudad abrió una expectativa de que la inflación nacional de mayo esté por debajo del 8,4% de abril.
Alerta inflación: el mercado recalculó y pronosticó 126,4% para todo el año
Ese optimismo se apoya en las escasas herramientas anti-inflacionarias que se ponen en marcha: los programas de control a las empresas, ya muy desgastados en prácticamente todos los sectores económicos, y la contención del dólar libre para evitar que una suba se traslade a los precios.
Por el lado de los consultores, el optimismo no aparece. En su mayoría esperan que el INDEC publique una inflación cercana al 9% e incluso superior.
MVB JL