El abogado y analista político, Camilo Filartiga, comentó los motivos por los que el Partido Colorado mantuvo el poder durante tantos años en Paraguay. "Está instalada la idea del poder prestado, por eso Peña deberá resolverlo construyendo autonomía en su gobierno", aseguró en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
En este mundo donde los partidos políticos están fermentando y perdiendo su peso específico, el caso del Partido Colorado en Paraguay llama la atención. ¿Cómo mantuvo este nivel de hegemonía a lo largo de estos 70 años?
El caso del sistema de partidos en Paraguay, conformados por dos partidos tradicionales de fines del Siglo XIX, el Colorado y Liberal-Radical Auténtico, son casos que llaman la atención en las ciencias políticas a nivel internacional.
Ambos partidos con estructuras territoriales y con presencia, sobre todo a nivel nacional, muy vigente en los distintos niveles de gobierno. Desde 1947 el Partido Colorado ejerció el Poder Ejecutivo, con sólo un paréntesis entre el 2008 y 2013, en donde gobernó la Alianza Patriótica para el Cambio liderada por Fernando Lugo.
Es una máquina electoral puesta y desplegada que opera con una efectividad tremenda. Por un lado, esa dimensión con las estructuras con las seccionales, que son el órgano partidario territorial. Incluso, en muchos locales lejanos de la capital, operan para resolver problemas cotidianos de la gente, que muchas veces ni la gobernación local responde.
Es una suma de elementos culturales, identitarios y políticos, que hace que el Partido Colorado tenga tanto protagonismo en Paraguay. Siempre es competitivo y difícil de derrotar.
Y hay que sumar, además, el fuerte vínculo con el funcionariado público, en donde la mayoría está afiliado con ese partido y opera, en las elecciones, conforme a esa afiliación.
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Otro elemento que sorprende a la distancia es la relación con Alfredo Stroessner, dictador militar que era del Partido Colorado y que gobernó durante décadas en tu país. Y al día de hoy sigue generando polémica. ¿Cómo digiere la sociedad paraguaya la dictadura de esos años?
Es una sociedad conservadora. Todo discurso favorable a lo que fue Stroessner no paga un precio alto en la opinión pública. Eso explica que, cada tanto, varios líderes políticos, sobre todo de dicho partido, se refieran con cierta nostalgia a ese pasado totalitario. En parte porque eso les permite reforzar esos lazos identitarios dentro del partido.
Entonces, se da una dicotomía muy especial en Paraguay: la transición a la democracia fue protagonizada por el mismo partido que sostuvo a la dictadura por largos 35 años.
Recordando la reforma constitucional de 1992, el Partido Colorado fue el articulador de todo ese proceso constituyente. Nuestra historia de democratización está cruzada por el protagonismo excluyente del mismo partido que sostuvo la dictadura.
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Aun con esa hegemonía no logró sacar más del 50%, luego el otro partido más tradicional sacó 27%, pero hay un tercero, el Partido Cruzada Nacional liderado por el Paraguayo Cubas. ¿Es un candidato de la antipolítica, como lo es Javier Milei en nuestro país o Jai Bolsonaro en Brasil en su momento? ¿Es correcto que tuvo agresiones físicas contra sus oponentes, como defecar en el estudio de un juez?
Todavía estamos tratando de entender sus resultados, porque pocos imaginaban el desempeño electoral que iba a tener. Más allá de que medía bien y era atractivo para todo un sector harto de la política tradicional.
Sacó casi 700 mil votos, quedando a 80 mil sufragios de Efraín Alegre, que nuclea a todos los partidos de la oposición. Es un fenómeno que marcó una nueva etapa de la política paraguaya y que hay que empezar a estudiar la implicancia que puede tener.
El es un afiliado colorado, fue diputado en los noventa por Encuentro Nacional, es decir que ha tenido un protagonismo en la lucha contra el stroessnismo como dirigente universitario.
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No es un improvisado, se presenta como un anarquista romántico. Pero sus discursos son contradictorios, mezcla ideas fascistas y totalitarias. Es un antisistema que pateó el tablero y que concentró una parte importante de un sector del electorado.
Claudio Mardones (CM): Hay un tema de debate con respecto a las denuncias contra el expresidente, Horacio Cartes, que impulsó el Departamento de Estado de los Estados Unidos. De hecho, desde el país norteamericano dijeron que Cartes se unió al Partido Colorado en 2009 pagando a los miembros para apoyar su candidatura antes de las elecciones de 2013. ¿Pero cuánto de la presión estadounidense influyó en las elecciones?
Cartes es presidente del Partido Colorado. Evidentemente no afectó demasiado, porque gana las internas de diciembre, ya siendo declarado corrupto. Encima triunfó con un amplio margen, y su candidato Santiago Peña, gana las internas para ser candidato a presidente.
Por tanto, los resultados de ayer, ratificaron que en la sociedad paraguaya, no se percibe a la corrupción como algo negativo en el electorado.
El presidente electo, Santiago Peña, fue considerado como una especie de discípulo de Cartes, incluso fue su ministro de Economía con tan sólo 37 años. ¿Correcto?
Sí, efectivamente, fue su ministro de Hacienda. Está instalada la idea del poder prestado, o sea, que el poder va a estar en otro lado, más que en Peña. Por eso, deberá resolverlo construyendo autonomía en su gobierno.
Es ahí donde se considera que pueden haber problemas de gobernabilidad y los desafíos que va a tener dentro del Partido Colorado con referentes de peso que se oponen al liderazgo de Cartes. Y por fuera de ese partido ven a este modelo cartista como algo negativo para el desarrollo democrático del país.
AO JL
