Fernando Straface, funcionario del Gobierno de la Ciudad, opinó que Lula da Silva no se refería a nadie de Juntos por el Cambio cuando, en la cumbre de la CELAC, exhortó a los argentinos a que no permitan que gane la extrema derecha. “Saludamos la llegada al gobierno de Lula, porque es un gobierno constitucional”, afirmó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
Entrevistamos anteayer al ex canciller Faurie, y nos preguntábamos qué diferencia hay entre la dictadura de partido único de Cuba y la de China. ¿Por qué se puede recibir sin problemas en el G20 a China y no en la CELAC al presidente de Cuba?
La manifestación que Juntos por el Cambio y Horacio Rodríguez Larreta hicieron sobre Maduro y las otras dos dictaduras, de Cuba y Nicaragua, suponen el compromiso absoluto que la Argentina tiene que tener con la democracia y los derechos humanos en la región.
Primero, por una tradición histórica de defensa de la democracia que Argentina ha tenido y es reconocida en todo América Latina. Además, la democracia, para Latinoamérica, es un modo de vida que genera mejores condiciones para el desarrollo. Es conveniente, para poder desarrollarnos, que toda la región sea una región de paz y gobiernos democráticos.
Tercero, entendemos que en otras regiones del mundo pueda haber otro desarrollo histórico, cultura, que expliquen un determinado régimen. Pero en Latinoamérica, hasta legalmente a través de la Carta Interamericana, estamos comprometidos a tener un rol proactivo en la defensa de la democracia.
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Usted dice que se puede comprender que en Asia, por las diferencias culturales, se puede tolerar que haya dictadura, pero en América no. ¿Pero no sería deseable que no haya dictaduras en ninguna parte del mundo?
Tiene que ver con la definición de tener una política exterior Argentina de defensa del interés nacional. Hay que entender que hay un compromiso diferencial de la Argentina con la democracia en la región, respecto de cualquier tipo de conflicto parecido en cualquier parte del mundo.
Eso no significa relativizar la preferencia valorativa que uno tiene con la democracia, sino entender que el ámbito de acción de un país como la Argentina tiene mayor injerencia en la región en la que formamos parte. Es allí donde nuestra voz puede ser más escuchada. No quiere decir que en otros ámbitos, como foros internacionales, no alertemos sobre situaciones donde los derechos humanos están comprometidos.
Una cosa es que uno denuncie un incumplimiento o una falta de democracia, y otra es recibir formalmente a jefe de Estado, algo que parecería intrínseco a las relaciones internacionales. En el 2018 Macri recibió a Miguel Díaz-Canel.
Hay distintas situaciones. En el caso de una organización internacional, como la CELAC o la asamblea anual de la ONU, la propia institucionalidad es una plataforma que hace que distintos jefes de Estado, incluso algunos no democráticos, participen.
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Eso es distinto a recibirlos como sujetos de pleno derecho democrático y de plena legitimidad para discutir el futuro de la región, son dictaduras.
¿Pero corresponde recibirlos o no?
Si la plataforma institucional que supone la reunión de los presidentes así lo establece, no es una decisión personal, es el ámbito orgánico el que toma la decisión.
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Por eso me resulta contradictorio que Juntos por el Cambio pida que no se los reciba.
No hay ninguna contradicción. Es distinto cuando un presidente tiene una orden de captura internacional, o un crimen de lesa humanidad por el que está siendo acusado.
Lo que es imperdonable del presidente Alberto Fernández es que no se haya manifestado, claramente, contra lo que está ocurriendo en esos países. Incluso dijo en la apertura que en la CELAC había países que, en todos los casos, sus gobiernos habían sido electos democráticamente.
Es negar una realidad que todo el mundo penaliza, poniendo a la Argentina de socios de esas dictaduras, cuando era una buena oportunidad para mostrarle al mundo el compromiso de Argentina con los derechos humanos.
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Lula dijo en la CELAC que espera que no triunfe la extrema derecha en Argentina, ¿creés que esto beneficia a Horacio Rodríguez Larreta en la interna de Juntos por el Cambio?
Juntos por el Cambio es una fuerza democrática y está preparada para trabajar con Lula da Silva. En medio de la elección de Brasil, conversamos en este mismo programa, y te dije que estábamos preparados para trabajar con quien fuera electo presidente de Brasil.
Saludamos la llegada al gobierno de Lula, porque es un gobierno constitucional. De la misma manera, esta semana, cuando hubo un intento de desestabilización, Juntos por el Cambio salió en defensa del gobierno constitucional de Brasil.
No creo que el presidente Lula, ni ningún otro dirigente de Brasil, tenga que privilegiar algún resultado electoral en Argentina. Y cuando habla de posiciones extremas, no creo que se refiera a ningún dirigente de Juntos por el Cambio, porque somos una fuerza con variedad de posiciones, pero democrática y comprometida con la alternancia.
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¿Cómo imaginás que sería la política internacional de una eventual presidencia de Horacio Rodríguez Larreta?
Hace tiempo que Horacio viene elaborando un concepto, el “shock de confianza internacional”. Argentina necesita encarar un plan de estabilización y una serie de reformas para el crecimiento que le permitan realizar el potencial que tiene en los llamados “motores del crecimiento”. Alimentos, ingeniería, minería, turismo, industrias basadas en el conocimiento, por ejemplo.
Para que se pueda realizar todo ese potencial, necesitamos recuperar una confianza internacional que en los últimos años de Fernández quedó muy deteriorada.
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Tenemos que fortalecer el camino conjunto con Brasil, la llegada de Lula es una señal positiva en ese sentido, porque Argentina y Brasil nunca deberían haberse separado por prejuicio ideológico, como lo hicieron en los últimos años. Tenemos que avanzar todo lo que se pueda en el acuerdo Unión Europea - Mercosur, acelerar el ingreso de Argentina a la OSB, aprobar tratados de preferencia de inversión que fueron formulados por Macri y hoy están trabados en el Senado.
Un conjunto de medidas que establezcan la decisión de Argentina de integrarse al mundo, defender la democracia en la región, y poner al desarrollo del país como prioridad, y no la interna política, que es lo que el presidente Fernández estuvo haciendo los últimos tres años.
FM JL