El psicoanalista y escritor Jorge Alemán, desde España, dialogó con Jorge Fontevecchia para Modo Fontevecchia, por Radio Perfil (FM 101.9), y se refirió al avance de la ultraderecha y de Javier Milei. Además analizó las internas entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
¿Cómo se podrían explicar las cuestiones emocionales entre Cristina Kirchner y Alberto Fernández?
Es difícil de saber porque tengo un conocimiento público del tema, pero el psicoanálisis es muy estricto en la particularidad de cada caso y no está a mi alcance. Sé lo que tomó notoriedad. En Argentina las tensiones se volvieron públicas y en España se pueden suponer. A veces salen a la superficie, pero es un país más institucionalizado. Argentina está inaugurando la forma nueva de expresar en público ese debate, de dar a ver.
Estamos comenzando una etapa de fragmentación, de cierre del bipartidismo, tanto en Argentina como en España. También hay diferencias internas. ¿Cómo se resuelve? ¿Cuál sería el ejemplo español?
Mientras que la derecha está siempre supervisada por los grandes grupos de poder, los de tipo progresista no están monitorizados del mismo modo. Por eso pueden ser más espontáneos y sus consecuencias más graves, porque no tiene un ente que los regule. El drama de la derecha es si se pacta con la ultraderecha, porque los sectores más democráticos no terminan de quedarse convencidos. Mi impresión es que el pacto se va a terminar dando, porque al momento de votar se trata de que todo sume y la ultraderecha esta legalizada.
¿Cómo ves a Javier Milei?
Es una peculiaridad, porque la centroderecha argentina es un híbrido dentro del neoliberalismo. Milei es un personaje estrafalario, freaky y delirante, pero no lo veo fuera de un acuerdo con (Mauricio) Macri. Tampoco creo que se pueda comparar con Le Pen. Tiene un carácter disruptivo que lo puede volver atractivo para la juventud por la posición "antisistema", y puede ser una mala noticia para la derecha más política y democrática de Juntos por el Cambio.
En un eventual gobierno, ¿los libertarios votarían con Juntos por el Cambio?
Cuando se está en el Estado, muchas de las posiciones radicalizadas se moderan bastante. Si Milei estuviese en el parlamento español no diría que volaría el Banco Central ni se metería con Aerolíneas Argentinas. El Estado introduce ciertas normas. Eso no quiere decir que Milei no empuje a un neoliberalismo más radical, con el que Macri no creo que tenga problemas.
¿Hay un corrimiento a la derecha en la Argentina?
Sí, lo percibo en el mundo. Pero ya no se puede establecer tan fácil que las derechas crecen por los errores de un gobierno. Tienen su propia dinámica y no se las puede leer solo así. La ultraderecha crece porque promueve nuevas identificaciones vinculadas a un sentimiento antipolítico que creció, al odio y eso tiene una capacidad de captura. Los gobiernos progresistas tienen que argumentar sobre entes abstractos, mientras que la ultraderecha es hacia las personas que vemos todos los días y son concretos.
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¿Cómo analizás la relación entre Alberto Fernández y La Cámpora?
La Cámpora caracteriza a Alberto Fernández como no auténticamente kirchnerista, peronista o incapaz de tomar las decisiones para este momento. Se dotaron de una nueva identidad que procede del debate interno, que veremos a dónde conduce.
¿Cómo lo ves a la distancia a Alberto Fernández?
Lo que piensa es que está haciendo todo lo que podía, un poco sorprendido con lo que se encontró dentro del Frente de Todos. Tendría que haber pensado que la deuda que contrajo Macri iba a ser traumática y, si las coaliciones en el mundo son conflictivas, la nuestra iba a ser más intensa. Alberto respeta a Cristina y aprecia a muchos miembros de La Cámpora y a funcionarios del kirchnerismo, debe ser ingrato para él. Del otro lado deben decir que debería haber actuado de otra manera y eso lo vuelve enigmático.
JL PAR