MODO FONTEVECCHIA
PERSPECTIVA FILOSÓFICA

La filosofía, el odio y el rol del otro en la Argentina de la grieta

El reconocido filósofo Darío Sztajnszrajber analizó la coyuntura actual y la figura de la otredad. "La política se sigue pensando como expansión de lo propio y nunca como apertura a lo otro", afirmó.

Darío Sztajnszrajber
Darío Sztajnszrajber | Télam

El autor de Filosofía a los martillazos, Darío Sztajnszrajber aseveró que "la filosofía estás más cerca del arte que de la ciencia" y remarcó que "hay que empezar a pensar en el paradigma de la hospitalidad, algo que en la política no se ve tanto", en dialogo con Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).

¿Qué te hizo ser filósofo?

La conciencia de lo imposible, de chico me mandaron a una escuela religiosa judía muy ortodoxa y fue tan fuerte el impacto de tamaño dogma, que terminé empapado de esa búsqueda pero invertido el propósito, buscando desarmar. Pero agradezco a la formación religiosa por haberme insertado en un tipo de cuestionamiento existencial que las sociedades mercantilizadas se sacan de encima. Pensar por encima de lo mundano es algo inusual.

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Baruch Spinoza planteaba que el odio es una de las pasiones tristes porque es una causa exterior, mientras que el amor es alegre porque es interior. ¿Cómo reflexionás sobre el odio vos?

Ligaría el odio con la cuestión de la identidad, que no cuestionamos tanto, porque tiene cierto valor positivo, “hay que saber quien soy”. Que anula en ese mismo acto toda diferencia.

El paradigma de la identidad es un paradigma que con el propósito de establecer claramente las fronteras de quién soy yo, niega toda otredad. a tal punto que hasta resulta necesario siempre un afuera, si no existe, hay que inventarlo. Recuerdo el texto de Sartre donde dice “si lo judíos no existieran, los antisemitas los inventarían….”, y esto tiene que ver con la construcción del enemigo, más allá de lo que el otro haga.

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Hay una necesidad para conjurar un lugar, para ratificarse del lado del bien. La idea nietzscheana de que los buenos somos siempre nosotros. El mal es un enemigo funcional.

Lo mismo pasa en el peronismo y pensarlo como único, homogéneo. Sólo sabe definir al otro, el que quiere diferenciarse y hacer de esa otredad el motor de su propia progresión. Si nos corremos del paradigma de la identidad nos vamos a dar cuenta que hay mucha más contaminación mutua de la que creemos. "Quien se pelea con monstruos cuídese de no terminar siendo su propio monstruo", diría Nietzsche

En el campo de la política se dice que lo que hizo a Perón perenne frente a otros movimientos populares es el antiperonismo. A su vez, siempre en la vecindad es necesario construir las pequeñas diferencias para construir identidad, poniéndolo en términos freudeanos...

Es increíble. Me acuerdo del caso que trabaja Giorgio Agamben, que es una categoría que le decían el musulmán, que eran los judíos que, en los campos de exterminio, ya habían perdido toda racionalidad, caminando, idos, y los primeros que querían diferenciarse de ellos eran el resto de los prisioneros judíos que sabían que su destino era ese.

A la hora de pensar la identidad es justamente en la diferencia mas cercano donde se provoca el primer conflicto. Incluso en lectura bíblica con Caín y Abel, el primer vínculo de fraternidad termina en fraticidio.

El gran ausente de la política moderna es el otro. La política se sigue pensando como expansión de lo propio y nunca como apertura a lo otro.

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Esa otredad genera en el sujeto apostar a la desidentificación, no tanto querer saber quién soy, sino dejar de ser lo que han hecho con nosotros. Y a su vez empezar a pensar en el paradigma de la hospitalidad, algo que en la política no se ve tanto. Si lo hiciera, apostando a lo otro de la tolerancia, abrirse a la venida de un otro que me transforma. Es lo que sucede en cuestiones micro políticas como una pareja, pero en lo macro todavía se construye el enemigo público como figura central en la política.

Nunca se lo va a sacar al otro de encima por completo, porque si desaparece, se pierde la posibilidad de que ese enemigo sea funcional, hay que tenerlo siempre en estado de enemistad.

La nueva filosofía

Guillermo Piro (GP): Gilles Deleuze decía que Jean-Luc Godard, que acaba de fallecer, hacia filosofía en imágenes, ¿qué opinás de esa afirmación?

Coincido con que el cine de Godard es profundamente filosófico. Yo trabajo para que la filosofía salga de esos lugares de enclaustramiento, hay una manera de hacer filosofía que parece única, que tiene que ver con la argumentación racional, pero en los últimos tiempos están explotando formas más marginales que recuperan la vocación originaria de la filosofía por otros medios.

Se puede hacer filosofía con el cuerpo, desde la danza El diálogo, filosofía-arte recupera la capacidad de estremecer. Las preguntas existenciales no son preguntas fríamente calculadas que uno se hace y ya, cada uno de esos martillazos filosóficos te hace temblar. La filosofía estás más cerca del arte que de la ciencia.

Con esto se acerca a otros públicos, divulgarla no es solo explicarla más sencillamente, es animar a que se entrecruce en lugares donde antes no se le ha dado permiso, tanto desde su aplicación práctica hasta su cruce con otras disciplinas.

GP: Empezaste hablando de Godard y al final parecía que hablabas de vos mismo..

Todo diálogo siempre es una forma encubierta de autoanálisis y todo interlocutor es un terapeuta encubierto.

AO PAR