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MODO FONTEVECCHIA
ATAQUE A CFK

Luciano Lutereau: "Es una ilusión pensar que el ser humano es siempre bueno"

El psicoanalista aseguró que el odio se transformó "en una pasión de época". Además, analizó su vínculo con el intento de asesinato a Cristina Kirchner y la grieta política. Qué dicen al respecto los principales referentes de la psicología y la filosofía.

Luciano Lutereau
Luciano Lutereau | Télam

El Doctor en Filosofía, Luciano Lutereau, explicó los "fenómenos de odio colectivo" que generan "placer". También manifestó que el ataque a la vicepresidenta se dio porque "tendemos a la construcción del otro como un enemigo". "Es una ilusión pensar que el ser humano es siempre bueno", enfatizó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).

¿Qué reflexión se puede hacer sobre los discursos de odio? ¿Es un clima de época?

El odio se convirtió en una pasión de época. En estos días releía una vieja carta de Victoria Ocampo donde anticipaba que todo el mundo se define por lo que odia. El odio es una pasión consistente, quizás más estable que el amor. Pero no estamos hablando en este punto de la elaboración de un sentimiento, sino todo lo contrario. Se basa en asumir una actitud pura, es decir, a quien odio es malo y yo soy bueno.

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El odio en sí no es bueno ni malo, el tema es lo que hacemos con eso. Es una ilusión pensar que el ser humano es siempre bueno. Si nos remitimos a lo que ocurrió con la vicepresidenta, el episodio se volvió a pensar con la misma matriz de los últimos años, que es la de la grieta como fenómeno de odio.

El análisis psicológico del discurso

¿Puedo interpretar que el odio a una persona es distinto al masivo?

Freud plantea que el odio es una continuación del amor por otros medios. Ese odio patológico muchas veces se nutre de un amor no elaborado, por eso varias de las figuradas odiadas también son envidiadas.

Lo que encontramos siempre en los fenómenos de odio colectivo es una posición de placer o satisfacción en la persona odiada. Suponemos que su vida es impune y avara. La virtualidad también potencia estos fenómenos de odio porque no se reconoce al otro.

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Freud también hablaba del narcisismo de las pequeñas diferencias. ¿Compartís esa idea?

A veces las divisiones se producen entre personas que tienen mucho más en común de lo que creen. Eso está estudiado dentro de la virtualidad que mencionaba. La construcción de nichos y los grandes comentarios negativos son de personas que están más cerca de lo que piensan.

Después, Jacques Lacan habló de la idea de segregación. A través de la consolidación de esos grupos, en general, tendemos a la construcción del otro como un enemigo. Podemos pensar en la política y en lo que pasa a la salida de un boliche como ejemplos. Tenemos que pensar en los tipos de grupos que formamos, aunque sean progresistas, porque muchas veces se comportan como totalitarios.

La relación entre el odio y el estudio filosófico

Ya pasamos por la psicología. ¿Qué nos puede decir la filosofía sobre el odio?

El odio también tiene una enorme tradición en la filosofía. Un filósofo nunca puede asumir una posición de resentimiento. Si nos remitimos a Baruch Spinoza, su idea más fuerte tiene que ver con no condenar el odio porque es una pasión que no se conoce como tal a sí misma.

Quien odia cree que sabe cuál es la fuente, pero ese es su pecado. El odio es sumamente restrictivo, por eso la alegría y el amor son mucho más importantes para el pensamiento de Spinoza. Lo difícil de comprender es que el odio genera placer.

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¿Podíamos decir que la mejor vacuna para el odio es el conocimiento?

Sí, absolutamente. No se trata de un conocimiento cierto, sino de uno probable. El antídoto contra el odio es la capacidad de dudar y reconocer el carácter inmediato del odio. Ese sentimiento justifica el ataque, entendiendo también que no existe una sola forma de odio. El conocimiento es una vía de trascendencia.

JL PAR