Desde 2018, Maduro solo estuvo con frecuencia en Cuba y Nicaragua, viajó a México para otra cumbre de la Celac y ni siquiera asistió a la toma de posesión de Lula en Brasil.
La presencia del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), levanta tantas ampollas como la del dictador cubano Miguel Díaz-Canel.
Para Maduro es una oportunidad para revertir el aislamiento internacional provocado por su reelección en 2018, tildada de fraudulenta, y de la consecuente crisis económica, política y social por la cual se le imputan severas violaciones de los derechos humanos y el éxodo sin precedente de venezolanos.
Alberto Fernández apuesta a tener asistencia perfecta y bilaterales desde Maduro al enviado de Biden
De la Celac, creada en Playa del Carmen, México, en 2010 y constituida en Caracas al año siguiente con la presencia de Hugo Chávez y Luiz Inácio Lula da Silva, no forman parte Estados Unidos, Canadá, Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada.
Se trata de un ámbito de concertación política que, a diferencia del Mercosur, no apunta a un proceso de integración, y, a diferencia de la Organización de los Estados Americanos (OEA), no tiene el rango de organismo internacional.
En la cumbre no estarán el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, cuyos viajes se limitan a Estados Unidos, ni el de Nicaragua, Daniel Ortega.
Con el arribo hoy de Lula, empieza a tomar temperatura la cumbre de la Celac
Un contexto con buenas y malas para Maduro
Maduro no atraviesa su mejor momento en su país ni en su relación con Estados Unidos. En Venezuela, docentes, empleados públicos y otros gremios realizan protestas por los bajos salarios.
Por su parte, Estados Unidos lo acusa de convertir a Venezuela en un narcoestado que auspicia el terrorismo, uniéndose a las FARC para exportar cocaína a al país norteamericano .Por el aporte de información que conduzca a la detención de Maduro, la Casa Blanca ofrece US$15 millones.
El presidente venezolano encontró un contexto más agradable a partir la guerra en Ucrania; la crisis energética; la necesidad de petróleo de Estados Unidos a pesar de sus buenas relaciones con Rusia, China e Irán, y la disposición de Lula y del nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, para tender puentes diplomáticos con Caracas.
AD JL