La economista Marina Dal Poggetto planteó que “la inflación, la distorsión enorme de precios que tenés y la brecha cambiaria” son los problemas centrales de la economía argentina. “Estamos en un esquema perverso en el que se requiere cooperación, y eso no aparece”, afirmó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
Horacio Rodríguez Larreta presentó su equipo económico, con Lacunza a la cabeza, y reflexionábamos sobre ese equipo y el de Bullrich, que pareciera tener una preferencia por Melconian. ¿Creés que hay diferencias entre los economistas del PRO y los radicales?
Creo que hay cierto consenso en que no hay margen para el gradualismo. Cuando la tasa de inflación está en un 6 o 7% mensual, es ya imposible corregir los precios relativos en forma gradual. Con lo cual, el concepto de “shock” está en todos lados. Ahora, me parece que detrás del shock hay matices.
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Ayer, en la presentación de Hernán Lacunza, hubo mucho hincapié en la “agenda micro”, que tiene que ver con el ordenamiento de la microeconomía. Creo que eso tiene que ver con que es complicado hablar con tanto tiempo de anticipación, porque no sabés cuál va a hacer la herencia. Pero me parece que la agenda macro no está del todo especificada.
En el caso de Melconian, cuando escuchás lo que plantea, también hay mucho eje en la micro, pero no una hoja de ruta con respecto a la macro. Estamos en un esquema perverso, en el que se requiere cooperación, y eso no aparece. Pero tampoco aparece una actitud de tirar piedras para que esto explote ya. Hay una paz agarrada con alfileres.
Hay poca discusión sobre la macroeconomía y mucha sobre la micro, pero no creo que sea porque macro esté fuera de la discusión, sino que tiene que ver con que lo que se diga de la macro te puede acelerar los tiempos económicos, sobre todo en lo que tiene que ver con el mercado de bonos.
¿A qué te referís concretamente con que eso afectaría al mercado de bonos?
Los síntomas de la Argentina hoy son la inflación, la distorsión enorme de precios que tenés y la brecha cambiaria. La brecha cambiaria es un subsidio cruzado de los exportadores a los importadores, que equivale a la mitad de las importaciones. Son 40.000 millones de dólares, ocho puntos del producto. Es lo que gasta el país en jubilaciones o tres veces lo que gasta en subsidios, para tener una idea de la magnitud de lo que se está discutiendo.
Como no alcanzan los dólares para financiar todas las importaciones que se venían financiando, empieza un esquema discrecional donde día a día se va definiendo qué sectores acceden y qué sectores no, qué empresa accede y cuál no, es perverso.
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¿A partir del nuevo gasoducto se podrá resolver el problema de la restricción de dólares?
La restricción de dólares la vamos a ver permanentemente. Como decía Lacunza, no es algo inherente a la economía, sino inherente al sistema en el que estamos metidos. Con esta brecha cambiaria, la restricción de divisas va a permanecer, porque el dólar oficial vale la mitad de lo que vale en el mercado paralelo. Por lo tanto, su demanda es infinita, siempre te van a faltar dólares.
Si el gasoducto se termina en tiempo y forma va a estar a fin de junio. Permitiría transportar 11 millones de metros cúbicos diarios, que es una sexta parte de lo que consume la Argentina, por encima de lo que dispone durante el invierno. Si el año que viene se ponen las plantas compresoras esa capacidad se podría duplicar.
Y si en dos años más se continúa la traza del gasoducto y se conecta con el de Bolivia, eventualmente Argentina podría venderle gas a Brasil a través de Bolivia.
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¿Podría ser una solución dejar el dólar a su precio internacional, como pretende el FMI?
Si no se enmarca eso en un programa de estabilización eso no solucionaría la situación. La dinámica monetaria puede resultar muy perversa. Hay un sobrante de pesos en la economía y un faltante de dólares. El faltante ha originado este esquema de brecha cambiaria, y el sobrante ha generado la dinámica de perpetrar hacia adelante el esquema de no devaluar el tipo de cambio oficial e ir entregando dólares diferenciales para parte de la importación.
Eso implica ir financiando el agujero fiscal, aumentar las tasas de interés, y que vaya cayendo la demanda de pesos. La dinámica es perversa. El esquema de represión financiera puede durar mucho tiempo si hay cooperación entre el gobierno que está y el que viene. Por eso los anuncios de un eventual futuro plan económico dicen poco de qué hacer con la macro.
La transición va a requerir definiciones, por ejemplo, si vas a mantener el esquema de represión financiera. No hay margen para hacer lo que se hizo en 2015, para tomar deuda y recapitalizar el balance del BCRA. El sobrante de pesos va a depender de cómo esté compuesto, cuánto sea puesto en instrumentos de deuda a tasa fija y cuántos a tasa variable.
Eso va a depender de los agentes, de cómo se cubren frente al cambio de gobierno, y va a definir la dinámica financiera.
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Por ahora Massa sigue sacando conejos de la galera y va llevando la situación, con una tasa de inflación que se modera levemente en el margen, y una brecha cambiaria que cayó del 160% cuando llegó, aunque hoy sigue arriba del 100%. Pero falta muchísimo para el cambio de gobierno.
Ahora, volviendo a tu pregunta original, sobre qué diferencias hay entre los economistas, mi sensación es que la discusión no es demasiado distinta. El punto es con qué políticos se están acercando y cuáles son los planteos de esos políticos. En un extremo, Milei te habla de prender fuego el Banco Central, Bullrich de cero cooperación con el gobierno actual y hacer todo de una vez, y Larreta habla de una transición más ordenada.
En el medio, los economistas dicen lo que pueden decir, que es bastante poco cuando todavía no conocés la herencia, sobre todo, porque si la credibilidad de ese economista o ese político es el que va a tomar la posta, qué es lo que diga va a definir la herencia.
Los países normales no discuten sistemáticamente si se respetan o no se respetan los contratos. Argentina, al ir alternando entre un esquema y otro, va rompiendo en el medio todos los contratos.
FM JL