Eduardo Fidanza, analista político, afirma que la sociedad se muestra pesimista. "La gente no tiene la esperanza de que en el futuro próximo las condiciones económicas y sociales puedan cambiar", resaltó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (101.9).
¿El protagonismo que tuvo ayer Espert en la reunión en la cual el jefe de Gabinete tenía que brindar su informe en Diputados, confirma tu idea de que el discurso libertario ya tuvo un triunfo cultural?
La sociedad argentina ya vive en condiciones anárquicas en muchos aspectos y es el Estado el que debería cumplir una función de regulación y de protección. Además, las instituciones económicas tampoco están cumpliendo su función.
En mi ironía, lo que yo digo es que si los libertarios llegaran al gobierno, van a potenciar y sincerar todas estas cuestiones. Esto es un llamado de atención a las fuerzas democráticas, básicamente a Juntos por el Cambio, ante la posibilidad de que efectivamente en Argentina haya una alternancia, porque al gobierno le va a ser muy difícil obtener la reelección o continuar en el poder.
Lo que yo advierto es que muchas veces esta política democrática, con pretensiones progresistas, en realidad construye antes un marketing de los valores que una propuesta más profunda de transformación.
Ahí aparecen Milei y los libertarios, atacando esos puntos de debilidades del sistema con mucha convicción respecto a los valores que quieren instaurar. Siempre es en el marco de una utopía, aparentemente irrealizable. Pero de alguna manera, esa utopía que yo considero antidemocrática, tiene chances de imponerse a este progresismo poco indoloro.
¿Estás más pesimista que en ningún otro momento de la historia Argentina?
Lo que nosotros estamos viendo con nuestros sondeos mensuales es que la que está más pesimista, por lo menos en los últimos 20 años, es la sociedad argentina.
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Nosotros armamos un gráfico donde comparamos en los primeros trimestres de los años electorales el nivel de expectativas positivas que tiene la población y este es el año, de los últimos 20, donde las expectativas positivas son las más bajas.
La gente no está esperando una transformación o no aparece la esperanza de que en el futuro próximo las condiciones económicas y sociales puedan cambiar. Así que, más allá de mi posición personal, yo no soy pesimista por naturaleza, pero sí observo el pesimismo inédito de la sociedad argentina comparando con los últimos 20 años.
Escribiste textualmente "abandonen la banalidad del bien, la ética indolora que encubre sus privilegios, terminen ya con las internas autodestructivas, acuerden una fórmula única antes de las PASO y ocúpense del desafío mayor: convencer a los desengañados para que le den una última oportunidad a la democracia". ¿Estaba dirigido a las dos coaliciones?
En cierta forma, sí. Ayer se filtró un estudio de Poliarquía y lo que muestra es que Juntos por el Cambio tiene el riesgo de no llegar al balotaje. La primera advertencia está allí. El otro día me decía un político de la oposición que las internas que tienen empezaron hace un par de años bajo el supuesto de que el que ganaba la interna accedía a la presidencia.
Ahora nos damos cuenta de que no vimos la evolución de la sociedad y hoy nos encontramos en otra situación. Cuando se analiza el desempeño de Milei, se tiende a pensar que no puede llegar. Pero esta creencia de que la nueva derecha populista no puede llegar, se aplicó a Trump y Trump llegó y se aplicó a Bolsonaro y también llegó.
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La coalición que puede ser la alternancia y que es la que respeta las reglas de la democracia, como también de otra manera la respeta el peronismo, se enfrentan con esto que yo llamo "la banalidad del día", que tiene que ver con un uso superficial de los valores.
Y esto puede reproducir cuestiones que se vieron en la campaña de 2015 en Estados Unidos cuando los demócratas con afán progresista discutían si había que instalar baños para población trans, algo legítimo, pero afín a un progresismo, y Trump, con su famoso "hagamos de vuelta grande América" se llevó los votos.
Cuando yo digo "busquen una fórmula única" sé que estoy diciendo algo que no va a ser factible, pero si Juntos por el Cambio tuviera una única fórmula, al igual que Milei que no va a competir contra nadie, se podría evitar algo que podría llegar a ser muy impactante la noche del 13 de agosto, qué es que a Javier Milei obteniendo el 25% de los votos y sea el político más votado con consecuencias en la carrera presidencial cuando se vote en octubre.
Esto es lo que están mostrando los sondeos que de alguna manera podrían fallar, pero en lo que no van a fallar es en mostrar la fuerza electoral que tienen los libertarios.
¿Creés que esta situación que se da tiene alguna responsabilidad en el ejercicio del periodismo?
Sí, vos conocés mi posición en favor de un periodismo crítico. Max Webber en su momento lanzó una revista que trataba de temas sociales y dijo "nosotros no tenemos posición política, pero tenemos carácter".
Creo que el periodismo tiene que tener carácter, pero en la medida que en que se suma a la grieta y la rentabiliza en términos económicos, creo que no está contribuyendo a la defensa del régimen democrático, sino agudizando las contradicciones. Este es un fenómeno del periodismo que no sucede solamente acá.
Yo no te voy a devolver gentileza, pero el periodismo que hace Perfil, por ejemplo, donde yo ahora escribo, es un periodismo ante todo pluralista y creo que ese pluralismo es fundamental para el periodismo.
Además, es cierto que el kirchnerismo ha sido agresivo con el periodismo, pero esa batalla tiene que cesar de una vez. Hoy el kirchnerismo es una fuerza política en decadencia y lo primero que va a tener que hacer el periodismo que vivió todos estos años teniendo como elementos centrales de sus editoriales practicar el antikirchnerismo, es ejercitar la imaginación.
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¿Encontrás una relación entre los Libertarios y los nuevos medios que están emergiendo, tal como sucedió en España entre Podemos y el canal de televisión La sexta?
Puede ser, pero yo he visto más antikirchnerismo que medios que hayan facilitado el surgimiento de Milei. Si Javier Milei ganara las elecciones, el teléfono rojo entre Mauricio Macri y Cristina Kirchner podría funcionar.
Hay una lucha histórica entre los defensores del pueblo y los defensores de la República, que se ha ventilado en estos 40 años de democracia y es una réplica de un enfrentamiento que empieza en la Revolución de Mayo entre Moreno y Saavedra.
Nos vamos a dar cuenta que la contradicción que ocurría entre actores democráticos que tenían una interpretación distinta de la democracia, cumplía determinadas reglas que preservaban el sistema. Ahora nos enfrentamos, para preocupación del republicanismo argentino, a un ataque a los principios de la democracia liberal con consecuencias que no conocemos.
Lo importante de Milei no es la cuestión económica, es la cuestión cultural. Es la creencia de que el Estado no tiene una función reguladora, sino que es función la tienen los precios en un mercado abierto y la sociedad este se organiza espontáneamente.
Este es el punto de la de la batalla cultural, tener una economía de mercado, pero no una sociedad de mercado y no creamos en un liberalismo porque vamos a terminar en la selección natural y esto va a implicar la estigmatización de los débiles y la consagración de los fuertes. Además en este cambio se habilitan los discursos de odio.
La democracia logró que determinados discursos desaparezcan del ámbito de lo público por ser dañinos. Si un dirigente político promueve, la portación libre de armas nos está llevando a un estadio distinto a lo que nosotros estábamos acostumbrados.
ADP JL
