OPINIóN
Análisis político

El nuevo gabinete y las medidas felices

Es altamente probable que el gobierno ya analizaba levantar las restricciones, pero esperó hasta que llegue el nuevo gabinete. A que se siente Manzur y demuestre que él da buenas noticias.

Jura de los nuevos ministros del gabinete 202100920
Jura de los nuevos ministros del gabinete | PABLO CUARTEROLO

El Gobierno nacional anunció el levantamiento gradual de las restricciones sanitarias. ¿Cuál será la respuesta de la sociedad y cómo afectará en el plano electoral?

El 21 de septiembre será una fecha célebre para quienes vivimos en Argentina. Es el principio del fin de las restricciones por la pandemia del COVID-19. También es el inicio del análisis general de la gestión del gobierno frente a la crisis.

Si bien en la mayoría de los países, los gobiernos fueron criticados duramente en sus respectivas naciones, en Argentina coincidió la pandemia con las elecciones legislativas. Como era previsible, en las PASO, el oficialismo perdió de forma estrepitosa.

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La reacción del Gobierno nacional hacer unos cambios en su gabinete y el avance en ciertas medidas de carácter económicas, por ejemplo, el aumento del salario mínimo, vital y móvil. No creo que el levantamiento de las restricciones tenga que ver con el resultado en sí, ya era insostenible mantener las limitaciones. Pero el anuncio dejó en claro algo: Juan Luis Manzur sólo da noticias bonitas.

Una parte de la sociedad confía que la medida fue tomada tarde –“a los cachetazos”–, otra que es un manotazo de ahogado. Reino Unido, cuando comenzó a levantar las restricciones, contaba con casi el 65% de la población con el esquema de vacunación completa. Aquí sólo con el 45%. Sin embargo, otros países europeos flexibilizaron con índices de vacunados menores al del caso argentino.

En efecto, Argentina transita en el mejor momento sanitario para comenzar a flexibilizar. No sólo por las vacunados, sino también por la baja en contagios y fallecidos. ¿Es el fin de la pandemia? No lo creo, pero puede ser el principio de ello y la vuelta a la “normalidad”.

La respuesta social a esto es diversa, como debemos tener en claro. Es anticipado indicar que la medida achicará la brecha en las elecciones generales de noviembre entre el oficialismo y la oposición más fuerte. Pero, basado en las elecciones anteriores, el punto primordial que tiene el votante argentino es la economía. Si en economía te va mal, en las elecciones posiblemente también.

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¿Se puede modificar el rumbo económico y en meses conseguir prácticamente 10 puntos? Lo veo difícil, el votante argentino prioriza su situación económica antes que las “restricciones” de COVID-19. Además, producto del alargamiento innecesario de la cuarentena, la sociedad se olvidó de las restricciones. Sólo quedaban algunas como las fronteras, el regreso a los estadios, el aforo completo en lugares cerrados y los boliches… sí, para los jóvenes.

Es altamente probable que el gobierno ya analizaba levantar las limitaciones, pero esperó hasta que llegue el nuevo gabinete. A que se siente Manzur y demuestre que él da buenas noticias. Además, también el Gobierno logró girar los DEG para paliar la crisis. En vez de utilizar ese dinero para pagar los vencimientos de deuda, como pretendía Martín Guzmán, será usado para sostener las nuevas medidas económicas, como quería Cristina Fernández.

En síntesis, parte del gobierno comenzó a acelerar en sus medidas. El año que viene será un poco más calmo, caso contrario el 2023 que será un año clave para la coalición gobernante. Pero eso no importa tanto para el gobierno, sólo con llegar de pie a las elecciones se conforman. Y esto nos da para hablar de algo: ¿por qué son tan importantes las elecciones en Argentina? Pero no para nosotros, los ciudadanos comunes y corrientes, sino para ellos que participan en ella.

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En Argentina, la mayoría de los políticos, creen que con el poder son dueños de todo -medio medieval y monárquico-. Lamentablemente para ellos, la única forma legítima es ganando elecciones. Mientras la sociedad las utiliza para dar a conocer sus demandas, la clase política lo ven como un camino al tesoro: el poder. Después vemos qué tan grande es el circo, total las generaciones venideras verán cómo se la arreglarán. Pan para hoy, y hambre para mañana.