El que transitamos fue un año bisagra para el Real Estate argentino. Comenzó envuelto en un clima de cautela, con proyectos demorados, operaciones paralizadas y una sociedad expectante; pero terminó con señales claras de reactivación: la vuelta del crédito hipotecario, la baja de tasas y una mayor estabilidad macroeconómica generaron las condiciones necesarias para poner en marcha al motor más potente de la economía: la construcción.
Este fue el año en que la esperanza volvió al Real Estate argentino. Después de años de incertidumbre, la gente volvió a proyectar, a soñar, a planificar su casa propia. Y eso no es menor: cuando una familia puede acceder a su vivienda, todo se enciende. La obra, el empleo, el comercio, la confianza. El crédito es el motor social y económico más poderoso que tiene un país.
Patagonia: el nuevo refugio de valor para el inversor premium
Las consultas se duplicaron en los últimos meses del año y los proyectos en pozo volvieron a captar el interés del capital privado. Familias jóvenes, profesionales e inversores de mediana escala se animaron a dar el paso, sostenidos por herramientas de financiamiento que ya creíamos perdidas.
Después de un primer semestre complejo, marcado por el freno de obras y el encarecimiento de insumos, llegó una segunda mitad del año con reactivación, estabilización de costos y mayor previsibilidad. Cada obra en marcha activa decenas de rubros: albañiles, arquitectos, plomeros, proveedores, fábricas, transporte. Cada edificio que se levanta multiplica empleo, multiplica futuro.
Qué buscan los que invierten en real estate en 2025
Quien invierte hoy busca eficiencia energética, conectividad, espacios verdes, identidad barrial. Y eso obliga a todo el sector a responder con proyectos que tengan propósito y valor agregado.
De cara a 2026, el desafío será consolidar lo logrado. Apostar a un crédito hipotecario sostenible, mantener la previsibilidad macroeconómica y acompañar la demanda creciente con una oferta de calidad, inclusiva y financieramente responsable. Los polos suburbanos y costeros seguirán en expansión, porque hoy el valor también está en la calidad de vida.
El balance del año es claro: la construcción volvió a moverse y con ella se puso en marcha la economía real. El ladrillo, una vez más, demostró ser refugio de valor, fuente de empleo y símbolo de confianza
Y si algo aprendimos en este 2025, es que no se trata sólo de ladrillos. Se trata de sueños, de trabajo y de confianza. Y este año, el país volvió a confiar.
* Arquitecta y empresaria.