Ushuaia es una ciudad icónica para la humanidad por ser la más austral del mundo, cabeza de puente natural a la Antártida y platea privilegiada de un entorno de belleza natural único que combina el mar, la montaña y el bosque austral. Una marca francesa global y famosa de indumentaria de aventuras confirma esta percepción.
Sin embargo, la situación actual de la ciudad está caracterizada por una crisis habitacional grave y un desastre de hábitat y ambiental de proporciones catastróficas. La falta de orden es el factor común. La pequeña, bella y bucólica Ushuaia se ha transformado en un ensamble de asentamientos precarios en los cuales vivir es una experiencia dolorosa para una gran mayoría y el impacto ambiental es vergonzoso.
Ushuaia y el inolvidable encanto del Fin del Mundo
El déficit habitacional asciende hoy a 13 mil viviendas. La falta de planificación y de infraestructura urbana deja al 50% de la población sin cloacas y al 40% sin agua corriente. La falta de cloacas lleva a condiciones sanitarias que afectan la salud de las personas. A su vez, el flujo natural de los efluentes afecta el medio ambiente y la calidad de vida. Hay zonas de la ciudad donde los malos olores son la constante. La falta de agua potable provoca enfermedades y obliga a generar gastos crecientes en la distribución de agua con camiones que termina impactando en las cuentas publicas.
El crecimiento urbano descontrolado, la falta de cumplimiento de precauciones ambientales en obras viales en los alrededores de Ushuaia y la vista gorda de funcionarios públicos obligados a vigilar, provocan una agresión violenta contra el bosque nativo. La tala indiscriminada de árboles centenarios no sólo es un daño grave a un equilibrio ecológico delicado sino que conlleva el riesgo de deslave a causa de la falta de contención de la tierra ante lluvias intensas o aluviones planteando una amenaza severa a diversos sectores de la ciudad. La Ley de Bosques y diversos instrumentos del marco legal sancionan el daño al bosque nativo pero la anemia del Estado para cumplir con su diligencia debida permite el avance de esta debacle.
La falta de determinación y recursos adecuados de vigilancia y sanción para hacer cumplir la ley, sumada a la existencia de negocios oscuros con perspectiva inmobiliaria, facilitan la ocupación de tierras fiscales y privadas de la ciudad. Los argumentos populistas explican esos actos de agresión contra la propiedad privada y publica garantizados en la Constitución Nacional en la supuesta inequidad social bajo el lema “donde hay una necesidad hay un derecho”. Sin embargo, ocupar ilegalmente cinco hectáreas y cercarlas para luego generar luego un loteo ilegal no es la forma civilizada ni justa de atender a esos derechos. Robo liso y llano aceptado como normal.
La conculcación de los derechos de propiedad y control a manos de oportunistas y prepotentes transformó una tierra prometida en tierra de nadie. Falta orden. Sin orden no hay derechos. Ushuaia es hoy un caos vergonzoso y decadente. La falta de gestión y el privilegio de intereses personales y sectoriales de quienes han tenido responsabilidades de gobierno hasta el presente en las últimas décadas. Para muestra basta un botón: el despilfarro de 140 millones de pesos para la contratación de artistas para la fiesta de la noche más larga cuando un proyecto para llevar electricidad al asentamiento San Martín costaba 170 y hoy cuesta 450. Pan y circo para alimentar el populismo y obtener votos engañando a los ciudadanos.
Frente a este panorama desolador, cabe preguntarse ¿qué se puede hacer?. La salida es una gestión profesional orientada al orden. Entidades como el Banco Mundial, el Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo (BIRD), el Banco Interamericano de Desarrollo ofrecen financiación de larguísimo plazo a proyectos concretos vinculados a resolver problemas de vivienda, de hábitat urbano y de medio ambiente en espacios de interés. Ushuaia es una ciudad de interés. El Plan Nacional de Vivienda y Habitat 2016-2019 aprobado por el Banco Mundial asignó una inversión superior a los 200 millones de dólares para la transformación de asentamientos urbanos informales, en el Area Metropolitana de Buenos Aires. Ese programa incluyó múltiples inversiones en infraestructura para la Villa 31 y la Villa Carlos Gardel en el Partido de Morón para fortalecer el acceso a los servicios básicos y para la construcción de 1200 viviendas.
Para traer los beneficios de tales financiamientos a Ushuaia es necesario desarrollar capacidades para proyectar la acción al plano internacional para comprender la lógica y los procesos para la obtención de tales financiamientos y para transformarlos en proyectos concretos. La articulación con las universidades, formando talento humano, potencia estas posibilidades. Por otra parte, las nuevas tecnologías permiten un abaratamiento sustancial de los costos de construcción ya sea de viviendas u obras de infraestructura. Estudios técnicos serios permiten hoy demostrar que es posible construir al menos cinco mil viviendas en cuatro años y solucionar gran parte de los problemas de hábitat y de medio ambiente que hoy aquejan a la ciudad.
Nada de ello es posible si no existe un estado determinado a hacer cumplir la ley, a garantizar que los derechos de las personas no sean avasallados por el populismo y los intereses personales o sectoriales. En suma, se trata imponer el orden como dinámica y requisito esencial de la civilización y el desarrollo económico y social.
*Tomás Bertotto es Licenciado en Sistemas Navales, Especialista en Ingeniería de Reservorios, consultor independiente en temas de Energía y Medio Ambiente, ex Consejal de la Ciudad de Ushuaia y actual candidato a Intendente por Juntos por el Cambio.