Los últimos años las aguas no fueron calmas por culpa del COVID y sus consecuencias, pero la crisis de la guerra entre Rusia y Ucrania, la tensión entre China con el mundo occidental, la cadena de abastecimiento en estado crítico y la inflación global, hacen que la sequía de este 2023, la peor de los últimos 100 años, tenga un impacto único en las empresas y en las prioridades del CEO.
Vivimos ahora en un mundo incomprensible que nos trae cisne negro tras cisne negro, sin aviso ni previsibilidad. Los cambios ya no son lineales sino exponenciales y nuestra capacidad para entender el contexto no está acostumbrada a esa velocidad del cambio. Entonces los CEO, las personas que tienen mayor impacto en la performance de una compañía, son los que tienen que estar preparados para estar a la altura de las circunstancias.
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Hoy más que nunca, son quienes dedican la mayor parte del tiempo en la configuración de la estrategia del negocio, la conducción de los equipos de trabajo y en transformar sus organizaciones en estructuras que puedan aprender para adaptarse e innovar para competir.
En el resto del mundo, se enfrentan por primera vez a un escenario de volatilidad, inflación, conflictos en el abastecimiento y riesgos de ciberseguridad. La nueva normalidad de la fuerza laboral que sigue cambiando, con altos niveles de rotación, inversiones en automatización de tareas y necesidades de upskilling, hacen que prepararse para un futuro que viene cada vez más rápido y con más cambios requiere superar los obstáculos del corto plazo sin tropezar, teniendo la mirada de los objetivos corporativos buscados.
En Argentina se agrega la incertidumbre política de un año electoral presidencial, que resalta como uno de los desafíos de corto plazo más relevantes.
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Los CEO se ponen en modo "wait & see", recibiendo presiones del exterior para realizar ajustes de costos, reestructurar procesos y ajustarse al tamaño del mercado local. Los que tengan más experiencia y creatividad van a lograr que desde sus casas matrices comprendan lo que todos y sabemos, las crisis siempre terminan y cuando empieza la carrera del crecimiento y la expansión, es mejor tener un equipo unido, preparado y con la camiseta puesta, antes que tener que empezar a construirlo contrarreloj.
Por eso, este 2023 es un año en el que las empresas van a tener que aguantar la respiración, y aquellos CEO que tengan suficiente oxígeno para cruzar el río, van a lograr que sus organizaciones lleguen a la otra orilla listas para crecer cuando el contexto sea favorable.
* COO de High Flow Latam
