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El acuerdo con Estados Unidos que puede modernizar de raíz a la Argentina

El nuevo marco comercial con Estados Unidos no es un simple gesto diplomático. Representa una oportunidad histórica para transformar la estructura productiva argentina, atraer inversiones y generar empleo. Pero también redefine el mapa geopolítico regional y plantea desafíos internos para no repetir los errores del pasado.

Reunión bilateral Milei Trump Caputo y Werthein 23092025
Reunión Bilateral entre los presidentes Milei Trump Caputo | Presidencia de la Nación

Argentina y Estados Unidos firmaron un marco de entendimiento comercial que busca reducir aranceles, eliminar trabas y alinear normas técnicas. La Casa Blanca lo definió como una alianza basada en “libre empresa, iniciativa privada y mercados abiertos”. Más que un acuerdo comercial, es un pacto de modernización que puede marcar el inicio de una nueva etapa de inserción internacional.

El acuerdo abre oportunidades potenciales tanto para la producción como para el empleo y las inversiones. En materia de exportaciones se identifican del anuncio que se verían beneficiados los sectores de la carne, el acero, el aluminio, el litio, el cobre y la agroindustria, que podrán acceder con mejores condiciones al mercado estadounidense.

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En el plano de las inversiones, el entendimiento genera expectativas en energía, minería y servicios tecnológicos, áreas en las que el país puede convertirse en un socio estratégico. También se podría esperar un efecto positivo sobre el empleo, con mayor demanda en frigoríficos, siderurgia, logística y en toda la cadena vinculada al comercio exterior.

Milei Trump

Para el ciudadano de a pie, la apertura puede implicar bienes más accesibles y una mayor variedad de productos, mientras que para las empresas representa la posibilidad de operar bajo reglas más previsibles y con mayor acceso al financiamiento.

Obviamente, el efecto llevará tiempo que se sienta en tanto el acuerdo formalmente no está firmado y aún no se conoce la letra chica. Lo que sí sabemos es que será clave acompañar la integración con políticas que fortalezcan la competitividad, el acceso al crédito y la estabilidad macroeconómica.

Dimensión geopolítica: Argentina, entre Washington y Pekín

El acuerdo tiene una lectura geopolítica evidente. Estados Unidos busca consolidar socios estratégicos en Sudamérica para asegurar el acceso a minerales críticos y alimentos frente a la expansión de China. Para Argentina, representa una revalorización internacional y la posibilidad de diversificar su inserción global, sin romper sus lazos con el Mercosur.

Acuerdo Argentina - Estados Unidos: más oportunidades que riesgos

En términos políticos, Argentina se reposiciona como un aliado confiable de Occidente. En términos económicos, gana visibilidad y potencial financiamiento. Pero también asume el desafío de mantener equilibrio entre su apertura a EE.UU. y su relación con China.

¿Hay ganadores y perdedores?

Aún no se conoce la letra chica del acuerdo, por lo que es prematuro determinar qué sectores resultarán más beneficiados o cuáles enfrentarán mayores desafíos. Lo cierto es que el impacto dependerá de cómo se reglamente, implemente y acompañe la apertura. Más que anticipar ganadores y perdedores, el foco debería estar en cómo preparar a las empresas argentinas para competir en un entorno más abierto y exigente.

La clave será trabajar en productividad, financiamiento, infraestructura y adaptación tecnológica para que las firmas locales puedan aprovechar las nuevas oportunidades. Los sectores vinculados al agro, la minería y la energía aparecen como los más posicionados para capitalizar el vínculo con Estados Unidos, especialmente aquellas empresas que ya cuentan con certificaciones internacionales y trazabilidad exportadora.

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Por el contrario, las industrias que compiten directamente con productos estadounidenses —como autopartes, química o farmacéutica— deberán fortalecer su capacidad de innovación y acceso al crédito para no quedar rezagadas.

En definitiva, el resultado del acuerdo no está escrito. Si se convierte en una plataforma para el desarrollo productivo, puede marcar un punto de inflexión. Pero si se limita a facilitar importaciones sin competitividad interna, será una oportunidad desperdiciada.

Una oportunidad que no se repite

El mundo vive una nueva reorganización del comercio global. Mientras otras economías emergentes aprovechan acuerdos para escalar en valor agregado, Argentina tiene ahora una ventana histórica para integrarse en esa dinámica.
Este acuerdo puede ser el puente que lleve al país al siglo XXI —si logra transformar apertura en productividad, diplomacia en estrategia y palabras en resultados.

(*) Yanina Lojo es licenciada en comercio exterior y magister en finanzas