Cada vez más, las estadísticas, estudios y experiencias nos indican que nuestra salud, bienestar personal y capacidad de lograr y realizar nuestros objetivos individuales y colectivos, dependen mucho de la convivencia diaria en la empresa donde trabajamos. El dinero, las áreas con las que nos relacionamos día a día y el lugar que se le da al trabajo repercute en nuestra vida privada. Así, la labor que realizamos y el sitio donde nos desempeñamos se convierten en factores importantes.
Desde la mirada profesional, de más de 25 años de trabajo en desarrollo humano en diferentes países, he encontrado en las organizaciones públicas, privadas, ONGs y Pymes directivos y altos ejecutivos afectados como individuos y como líderes en la efectividad de su gestión. Una situación que se desencadenó en ellos a partir de lo que vivieron a diario, de la convivencia laboral, de sus sentimientos y de todo lo que genera la organización a lo largo de las 24 horas del día.
Cabe recordar que pasamos más de la mitad de nuestra vida en las organizaciones donde distribuimos trabajo, conocimiento, recursos y ganancias. Claramente eso convierte a las empresas en lugares de alto impacto social que se tornan muy importantes en nuestro bienestar y satisfacción personal en todo sentido.
Esto que resulta hoy simple de observar, no era tan simple en décadas anteriores. No teníamos los avances y el conocimiento necesario para medir los impactos que el clima laboral, por ejemplo, genera todos los días en la calidad de vida de las personas que son parte de la empresa, la calidad de las conversaciones, las relaciones interpersonales que influyen directamente en las actividades, tareas y los logros, y que claramente se traducen en un fuerte impacto en las ganancias de la organización.
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Por supuesto debemos mirar en estos tiempos difíciles sociales, políticos y económicos el nivel de conflictividad de la empresa, la inteligencia para manejar y resolver los conflictos saludablemente o no y la resonancia que tiene en cada una de las personas que conviven en la organización.
Desde la mitad del siglo pasado una disciplina que crece y nos favorece día a día para esta medición es la epigenética que trata el impacto del intercambio de los genes y el medio ambiente. El término es un prefijo griego, epi significa por encima. Nos trae una inquietud que me parece fácil comprender y compartir con ustedes de esta manera: "De qué manera vives, es en lo que te conviertes".
Retomemos lo que puede significar darnos cuenta que más de la mitad de nuestra vida la pasamos en las empresas: pensando de determinada manera, haciendo de determinada manera, sintiéndonos de determinada manera, conviviendo con determinadas conversaciones y otras no, recibiendo y dando nuestros recursos y conocimientos de determinada manera y preguntémonos con honestidad interna: ¿en qué nos estamos transformando cada día?
Aquí me apoyo y les recomiendo un libro del Doctor Humberto Roma "Sin Maturana", que ha modelado fuertemente mi trabajo en las organizaciones para el que desee profundizar esta nota desde la mirada de este biólogo maravilloso mundialmente reconocido escuchado y epistemólogo premiado y, que desde su trabajo en la biología del conocer y del amar, nos ha abierto muchas puertas a la transformación real y profunda, en todos los campos de la vida humana.
¿Dolor de cabeza, angustia, fastidio...?
Podemos comenzar a relacionar cómo esos dolores de cabeza, esa angustia, ese fastidio, esa impotencia ocasional, esas frustraciones, ansiedades, esas tensiones y demás molestias físicas emocionales verbales que estamos percibiendo pueden tener un origen en nuestros lugares de trabajo donde pasamos entre 8 a 14 horas diarias.
¿Cuál es el camino ahora que comenzamos a tomar notas de estos impactos que esas jornadas laborales tienen directamente en nuestra salud, autoestima, nuestra emocionalidad, motivación en la vida, en síntesis, en esa calidad de vida?
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Inicialmente podemos mirar 3 indicadores que nos muestran qué grado de salud tiene nuestra empresa, estemos ejerciendo el rol de titular, ceo, ejecutivo de área, un alto gerente, un empleado administrativo u operativo. Todos hacemos el clima, la cultura laboral de la empresa y todos somos afectados por la empresa a diario.
El primer índice es: Cómo te sientes física, emocional y mentalmente a diario.
Quizás no te des cuenta para eso te dejo este simple ejercicio, realiza esta pregunta dos veces al día en tu jornada laboral y anota en una libreta exclusivamente para tu bienestar lo que sientas. Estás ejercitando tu auto atención; el primer paso del autocuidado. Marca en tu libreta personal del 1 al 10 tu autopercepción sobre cómo te sientes cada día.
¿Existe confianza?
El segundo es observar si en la empresa se genera y cultiva un clima de confianza entre las personas para maximizar los resultados y beneficios. Pregunta a tus compañeros del equipo de trabajo cómo se sienten en cada jornada y súmalo a este auto test
Conversaciones honestas
El tercero es analizar si hay conversaciones honestas y efectivas orientadas a los resultados comunes a diario o si prevalecen las conversaciones ocultas en la organización. Sobre este punto es importante, una vez detectadas estas charlas, analizar si al mencionarlas se recibe algún castigo solapado en cualquier nivel: emocional, verbal, gestual o evidente.
¿Porqué son fundamentales las empresas saludables?
Porque cuando el malestar se instala en una empresa, no solo sufren las personas, también sufren los resultados financieros. Esta es la doble mirada que nos muestra la nueva realidad mundial, el impacto de las personas que conforman una empresa en su rendimiento financiero se visibiliza cada vez más.
Así, el bienestar de las personas que pertenecen a la organización y el bienestar financiero, son interdependientes.
Preguntémonos con datos: ¿Cuánto cuesta promover al personal y capacitarlo, para que termine renunciando debido al clima tóxico o las malas relaciones y aplique en otra empresa lo aprendido?
También nos muestra esta situación de dependencia hoy la experiencia cuando un consumidor no vuelve porque no tuvo una buena experiencia personal. Es que la experiencia diaria vivencial se visibiliza y traslada a cantidad de errores cometidos o que no se pudieron prever por estar involucrados en conflictos interpersonales o porque el área o la jefatura no es permeable, porque no escucha a sus colaboradores o debido a la cantidad de duplicación de operaciones innecesarias que suceden por la falta de comunicación productiva.
Toda esta inefectividad interpersonal, que no tomamos en cuenta, son tiempo, recursos, insumos y dinero perdido.
Por esto afirmo que el bienestar de las personas que conforman la organización y su desarrollo es directamente proporcional a la salud financiera de la empresa. Tenemos que terminar de una vez con esa ceguera heredada y en el mejor de los casos miopía.
Cinco preguntas que necesitas responderte para saber si tu empresa es saludable: ¿Las personas se van motivadas tras la jornada laboral y proponen soluciones y actividades creativas? ¿Las personas de un área ofrecen y piden colaboración a otra área frecuentemente, con agilidad y disfrutan la sinergia para las situaciones cotidianas que se presentan?
¿El clima laboral es de confianza basado en conversaciones respetuosas o abundan las charlas ocultas y de pasillo? ¿Existe alta rotación de personal en alguna área de la organización que no se logra estabilizar? Y por último: ¿Las personas se enferman con frecuencia?
Lilian Maitino es Máster Coach certificado Internacional. https://lilianmaitino.com