Una de las cosas con las que debemos comenzar las vacaciones de invierno es quitándonos y quitándoles a los chicos la presión. Esto de “tenés que cargar pilas”, “tenés que volver motivado al colegio”. Sacarnos este imperativo, esta cosa tan rígida, sino que volver a “acompañar”. Esto podremos lograrlo conversando con ellos, descubriendo juntos, preguntándoles qué los conecta con el ocio, el descanso, con los horarios, y sobre eso, no estar regulados por el cronómetro, sino básicamente dejar el tiempo fluir.
Muchas veces después de un fin de semana o de las vacaciones uno está más cansado que antes y depende mucho si eso sirvió para despejarse y cargar pilas o no.
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Por supuesto que no es lo mismo para chicos más chicos, que adolescentes, pero con los dos hay que estar dispuestos a escuchar qué propuestas traen. Intentar no arrancar el tiempo de descanso con obligaciones, y quedarnos con la idea de “hacer, hacer y hacer”, sino que sean más libres con lo que les gustaría y que elijan qué hacer. Quizá algunos disfrutan mucho más estar con pares y otros lo hacen teniendo a mamá y a papá disponibles.
La recomendación es arrancar las vacaciones con una idea de qué van a hacer cada día, tener un plan, tener una estructura que les de seguridad, puedan visualizar bien lo que van a hacer de sus tiempos. Que haya elementos distintivos. No hacer todos los días lo mismo en mayor cantidad, sino buscar algo distinto, que es lo que al psiquismo lo hace descansar. Algo que esté fuera de la cotidianidad o de la rutina. Para algunas familias será ir a algún otro lado. Para otros será simplemente un cambio de aire, hacer una propuesta distinta. Y también es importante que tengan el tiempo para descubrir qué prefieren hacer en su tiempo de ocio, que por ahí durante el año no pueden hacer por las obligaciones escolares.
Las vacaciones son un buen momento para investigar qué le gusta a cada uno. A veces puede surgir algo de angustia porque sienten que podrían hacer otra cosa más útil, pero en realidad es al revés, es algo muy productivo, pero es lógico. En esta instancia, sugerimos brindar las opciones o investigar juntos. Los chicos no tienen por qué saber con determinismo qué les gusta hacer. A la curiosidad y la creatividad hay que alimentarlas. Por ejemplo, durante la pandemia algunos chicos empezaron una huerta o empezaron a cocinar. Así, sugerimos proponerles y mostrarles todas las opciones que tienen y luego que ellos decidan qué les interesa más. Pero sobre todo sin ningún tipo de presión y alentándolos con convicción y entusiasmo. Después, con la experiencia podrán decir si les gustó o no.
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El ejemplo también ayuda. Si en casa se lee, seguramente a ese chico le será más fácil y tomará a la lectura como algo bueno, que se disfruta. Lo mismo con la actividad física; si nosotros la hacemos, más probablemente ellos la tomen con gusto.
Asimismo, el receso de las vacaciones es un buen espacio para la comunicación. Generalmente queda sesgada a lo que hay que hacer como obligación y, como todos siempre estamos muy apurados, la comunicación queda como pendiente. Pero aprovechemos estos días para la comunicación, dejando las presiones de lado. Para que esas cosas sucedan, hay que darles espacio. Escucharlos en silencio. Noir con el plan armado, sino ver la situación mediante esa comunicación, ver qué se puede hacer para que todos disfruten. Sobre todo, que los chicos sean parte de la elección y no que sea para ellos una obligación.
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Para los padres, que no todos estarán de vacaciones al mismo tiempo que sus hijos, también es importante que se saquen esa presión de que deben entretenerlos. Es más valioso tener momentos de calidad y no la obligación de que todos los días tienen que mantener a los chicos ocupados.
La flexibilidad es otra característica importante en estos días. Podemos quedarnos mirando una película en familia, buscar gestos, pequeñas cosas que hagan a la diferencia de lo normal. Teniendo en cuenta que aún tenemos restricciones por estar en pandemia, no hace falta buscar algo tan distinto, sino que sacar esa presión y romper la rutina de alguna manera para disfrutar.
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En definitiva, es sacar el rol de “deber ser el mejor padre/madre", y conectar con los chicos desde otro lado. Quizá preparar el desayuno juntos… Cuando le preguntamos a un chico qué fue lo mejor de las vacaciones, en general, son cuestiones simples. Aquí, quizá podemos repensar qué disfrutamos en tiempos de cuarentena estricta, y recordemos cómo se jugaba con la familia. Y volver a hacerlo. Hay muchas cosas que nos sumaron familiarmente en esta cuarentena. Muchos chicos dicen que la pasaron muy bien jugando en familia, y ahora ya no se puede hacer más. En la pandemia perdimos cosas, pero también ganamos otras. Aprovechemos entonces estas vacaciones de invierno para repetir lo que, dentro de este contexto tan particular, pudimos disfrutar.
* Alex Cherry, Líder del Wellbeing; Teresita Girado, Psicopedagoga; Paula Macchi, Musicoterapeuta y docente de música; Camila Bianchi, Psicóloga; Florencia Pérez Platas, Psicóloga. Los profesionales son miembros del Guidance and Support Team (GST) de St George’s College North.