OPINIóN
Pandemia por coronavirus

Vacunas: el discurso del engaño y la mediocridad

La reunión informativa de Carla Vizzotti en la Cámara de Diputados dejó pocas respuestas y mucha incertidumbre. La única certeza es que aún niega el Vacunatorio VIP y no pueden explicar por qué no hacen lo necesario para negociar con Pfizer.

Conferencia Carla Vizzotti 20210406
Conferenciade Carla Vizzotti | Captura de pantalla

Frente a la emergencia que vivimos por falta de vacunas y la inminente segunda ola nos encontramos con un gobierno que elige la mediocridad. Cada vez que hablan Alberto Fernández o la Ministra de Salud Carla Vizzotti sobre el plan de vacunación se ocupan de echar culpas a personajes invisibles, no se hacen cargo de su propia ineficacia y justifican lo que hasta acá se hizo mal porque el mundo de hoy es un “desierto de vacunas”.

Habría que recordarle a nuestro Presidente que las promesas de 65 millones de dosis y de inmunidad de rebaño las hicieron en su gobierno. Es lógico que reclamemos lo que nos prometieron que íbamos a tener. ¿Por qué enojarse con quienes solo exigen que el gobierno cumpla con lo que alardeó y garantizó que tendríamos los argentinos? Solo como ejemplo menciono a Ginés González García sumando a mano el número de vacunas en un papel (bien casero, por cierto) en la última reunión a la que asistió en el Congreso. Y planteando que estábamos muy por encima de las necesidades de vacunas que íbamos a requerir. Realidad mata relato.

Alberto Fernández prometió en diciembre de 2020 contar para marzo con 20 millones de dosis de vacunas. Con la fecha cumplida sabemos que apenas consiguió cinco millones. La distancia entre la promesa y la realidad es abismal y frente al fracaso ni siquiera se nos muestra un atisbo de humildad.

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Tenemos a un gobierno de mediocres que explican su ineficacia solo con la falacia de "a los demás también les pasa". De este lado estamos para allanar el camino y colaborar con el plan de vacunación. Durante la última visita de Vizzotti a la Cámara de Diputados de la Nación tuvimos que escuchar a su equipo justificarse, una vez más, de por qué no le compran al laboratorio Pfizer, uno de los líderes en entrega de vacunas en todo el mundo. Se excusan en los problemas que trajo la redacción de la ley. Ofrecimos, con gran ímpetu, la modificación de la misma pero parece que no tienen voluntad para oír lo que se les dice y trabajar en conjunto A pesar de las preguntas que realizamos no terminan de explicar por qué nos estamos quedando afuera de una negociación que puede ser clave para la inmunización de nuestra población, como sucede actualmente en Chile y en Uruguay.

La sensación con la que nos quedamos después de la comisión informativa de la Ministra de Salud es que nos enfrentamos constantemente a un cúmulo de mentiras y engaños. Se le preguntó directamente a la ministra: ¿cuáles son los plazos estipulados para el arribo de las dosis previstas? ¿Cuál es el estado de la negociación con cada laboratorio? Y las respuestas fueron siempre evasivas. Números concretos no dio ninguno.

Incluso cuando se le interrogó por el Vacunatorio VIP señaló: “fue una situación excepcional, un día, 10 personas”. La mentira es tan aberrante que contradice el listado de 70 personas vacunadas de manera irregular en el Hospital Posadas proporcionado por el Ministerio que coordina.

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La única verdad es la realidad. Todas las semanas nos enfrentamos a un nuevo escándalo de vacunados VIP. La vimos a Stefanía Desirée Purita Díaz, una militante de 18 años que fue inoculada a pesar de no tener comorbilidades. En mi provincia, Santa Fe, cien empleados del Ministerio de Cultura fueron vacunados sin pertenecer a ningún grupo de riesgo ni responder a criterios de esencialidad. Es una vergüenza que se siga priorizando, con total impunidad, a los amigos del poder frente a los adultos mayores y a los trabajadores esenciales.

Incluso desde la Cámara de Diputados de la Nación solicité que se incluya dentro de los grupos de riesgo tanto a las personas que se encuentran inmunodeprimidas, como a todas aquellas que están en tratamiento por tuberculosis, dos segmentos de la población con alto riesgo de exposición al COVID-19 que fueron “olvidados” por el Ministerio de Salud.

Estamos frente a una campaña de vacunación que hasta el momento fracasó: por ineficiente y por inequitativa. Se realizó una utilización política de la campaña y las vacunas que se consiguieron, y miles de dosis fueron destinadas a personas cuya vida no corre riesgo debido al coronavirus.

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No tenemos ningún registro de que el Presidente tenga la voluntad de buscar otras alternativas que mejoren el aletargado plan de vacunación. Hace alarde de la cantidad de contratos que firmó, de los millones de dosis prometidas pero la realidad es que de nada sirve que su Ministra de Salud firme papeles por el mundo si no van a poder cumplir con las entregas.

Entendemos la salud como derecho, es un bien invaluable y escaso en los tiempos que corren, y que sea el propio Estado quien por acción y omisión lo vulnere es de una crueldad inimaginable. Se priorizó inmunizar a jóvenes por sobre adultos mayores, enfermos o personas con discapacidad, y la actitud pasiva ante la urgencia por obtener vacunas solo demuestra que para este gobierno que haya un Ministerio de Salud no es más que un simple sello y un canto de barrabravas. No planificaron, administraron o ejecutaron políticas públicas reales que tuvieran como principal objetivo encarar esta pandemia con la madurez y seriedad que nuestro país se merece.

Es momento de ponerle un límite a la mediocridad, a los privilegios y a la mentira para que al menos podamos revisar el camino recorrido y corregir el rumbo. Todavía estamos a tiempo.


* Gisela Scaglia, Diputada Nacional PRO Santa Fe.