OPINIóN
Elecciones 2021

Las PASO fueron, son y serán fundamentales para mejorar la representación

Aún en este crítico contexto de pandemia se debe tomar una decisión urgente sobre si llevar adelante o posponer las elecciones y se cruza también allí el debate sobre la subsistencia o no de las elecciones primarias.

Elecciones 2021
Elecciones | Cedoc

Aunque hoy probablemente la mayoría de los ciudadanos estamos más preocupados por el cuidado de los nuestros y la economía familiar, la política debate acaloradamente sobre la cuestión electoral.

El 16 de marzo la Cámara Nacional Electoral estableció el cronograma electoral, con el 8 de agosto, como fecha para las Elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias -PASO-, y el 24 de octubre, como fecha para las elecciones generales.

En el contexto de pandemia deben tomar una decisión urgente sobre si llevar adelante o posponer las elecciones y se cruza también allí el debate sobre la necesidad de modificar o no el sistema electoral y en qué sentido. Entre otros tópicos la subsistencia o no de las elecciones primarias.

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En Argentina, el Gobierno mantiene reuniones con líderes parlamentarios opositores sobre una posible postergación de ambos comicios también de un mes: las PASO, a septiembre, y las generales, a noviembre. Ni todo el oficialismo ni toda la oposición tienen posiciones homogéneas. Allí además entra la discusión de quienes quieren eliminar para siempre las PASO.

El diputado Pablo Yedlin (FDT-Tucumán) presentó un proyecto para suspender las PASO en 2021 “en virtud de la pandemia de COVID-19 y el elevado costo de organizar dichos comicios”: Varios gobernadores proponen suspender las PASO por la pandemia. El diputado Pablo Tonelli (PRO-CABA, JxC) y el senador Maurice Closs (FDT-Misiones) presentaron proyectos, sin grieta, para la eliminación de las PASO.

En Juntos por el Cambio (JxC), la diputada Carla Carrizo (UCR-CABA) presentó un proyecto que propone acortar la duración del proceso electoral, trasladar las PASO de agosto a septiembre, y disminuir el tope de gastos destinados a las PASO del actual 50% al 25% del presupuesto total de campaña para los partidos que no presenten listas internas alternativas. De ese mismo espacio, el diputado Mario Negri (UCR-Córdoba) sostuvo que “suspender las PASO es volver a la Argentina donde te robaban las urnas y volcaban los padrones, donde solo los partidos con grandes aparatos tenían fiscales”, pero se declaró predispuesto a discutir “correr las fechas 20 o 30 días por criterios epidemiológicos”. En el oficialismo, a Máximo Kirchner y La Cámpora se les atribuye el rechazo a toda chance de que no se realicen las PASO.

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En cuanto al debate de fondo, lo más preocupante es cómo la democracia representativa se va alejando de la ciudadanía y como muchas veces a pesar de su correcto funcionamiento institucional se votan leyes o se adoptan decisiones en contra de los intereses populares. Ejemplos de ello son cuando se votan endeudamientos o se aprueban pagos de la deuda fraudulenta o cuando a pesar de la alta participación y movilización ciudadana para señalar que no hay licencia social para la megaminería con cianuro o para la venta de tierras verdes públicas, las legislaturas votan en contradicción con el pueblo al que dicen representar.

Venimos desde 1994 propiciando mecanismos de democracia participativa que mejoren la democracia representativa, pero son los propios “representantes del Pueblo” los que se han encargado de ningunearlos, bastardearlos o de restringir su aplicación.

Las PASO surgieron como regla nacional, con el propósito de permitir la competencia interna y brindar la posibilidad a las minorías partidarias de dar pelea en una elección primaria, al amparo de una ley nacional.

Sin embargo al aprobarse la ley en 2009 se modificaron también la Ley Orgánica de los Partidos Políticos y la de Financiamiento de los Partidos Políticos. Se modificó la cantidad mínima de afiliados que debe tener un partido para no perder la personería jurídica y los requerimientos de los partidos políticos para poder presentarse en las elecciones nacionales. Así, la reforma política dejó fuera de competencia a 149 partidos, achicando aún más el monopolio de la selección de candidatos.

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El sistema se usó en la elección de 2011 (presidencial), la de 2013 (legislativa), de 2015 (presidencial) y de 2017 (legislativa). En la presidencial de 2019 fueron nueve los binomios para presidente y vice que se presentaron. En todos los casos no hubo competencia, dado que eran lista única. Pero para legisladores nacionales, las PASO competitivas con varias listas se realizaron en 17 de los 24 distritos. Para gobernadores, legisladores provinciales, intendentes y concejales también hubo competencia en numerosas provincias y municipios. Como en muchos casos no hay competencia interna, se cuestiona su utilidad, además del gasto del Estado para realizarlas, entre otras razones.

Si bien hay muchas cosas para cambiar en el sistema electoral si se quisiera mejorar la representación y acercar las instituciones a la realidad social, abriendo la posibilidad de candidaturas a otros movimientos sociales y colectivas, lo que es seguro es que las PASO fueron y son una avance. Son una pequeña ventana de oportunidad para cambiar algo en el sistema, una vidriera para emitir mensajes alternativos, aunque las hegemonías dominantes especialmente a través de su prepotencia cotidiana en los medios masivos traten de mantener más o menos todo como está. 


 

* María José Lubertino. Doctora en Derecho. Profesora Titular de Principios de Derechos Constitucional y Derechos Humanos UBA. Presidenta  Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos.