OPINIóN
Análisis político

Los desafíos para la defensa y la necesidad de una cooperación interagencial

Resulta imprescindible una tarea coordinada e integrada que abarque todas las áreas y que utilice en forma eficiente todos los recursos que tiene el Estado.

Acuerdo
Acuerdo | Imagen de TeroVesalainen en Pixabay.

La tradición instaurada en la Argentina, a partir de la restauración del sistema democrático en 1983, fue la construcción de fuertes consensos para definir el marco normativo sobre el que se basaron tres políticas estructurales del Estado, devenidas en leyes: la política de Defensa Nacional, la de Seguridad Interior y la de Inteligencia.

El contexto nacional e internacional imperante en el momento del debate y la sanción de esas leyes, tuvo influencia por el pasado inmediato vivido en el país y por la visión estratégica propia del orden mundial vigente. Ambas realidades han cambiado enormemente. Hoy, enfrentamos un contexto externo, determinado por la incertidumbre y un cambio constante acelerado exponencialmente y una realidad nacional con una democracia consolidada, con Fuerzas Armadas subordinadas a la Constitución Nacional y al poder civil.

También debe formar parte del análisis, las crecientes desigualdades existentes en nuestro cuerpo social y cómo balanceamos prioridades en la inversión pública.

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Es en este nuevo marco, donde debemos comenzar a construir un nuevo consenso democrático que defina nuestra política de Seguridad Nacional del siglo XXI.

La Seguridad Humana es el concepto integral que marca el objetivo, incluye a la Seguridad Interior y a la Defensa Nacional como caras de una misma moneda. Por eso debemos intentar construir ese consenso que es sumamente necesario para:

  • Instalar en forma adecuada el tema en la sociedad argentina y hacerle comprender el valor estratégico de las decisiones a adoptar.
  • Construir un marco de debate plural y amplio que permita encontrar los comunes denominadores que nos generen la Política de Seguridad Nacional del siglo XXI.
  • Lograr que las definiciones perduren en el tiempo, que vayan mas allá del mandato del gobierno de turno.
  • Terminar con las políticas y acciones de comportamiento estanco, que caracterizó el funcionamiento de nuestras instituciones. Nuestras Fuerzas Armadas no se han caracterizado por un accionar conjunto y las distintas áreas del Estado relacionadas, en muchas oportunidades han tenido un accionar individual de competencia y solapamiento en tareas, por la falta de definición de adecuadas competencias.

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Resulta hoy imprescindible una tarea coordinada e integrada interagencial, que abarque todas las áreas y que utilice en forma eficiente todos los recursos que tiene el estado, sean estos del área que sea, generando un efecto conjunto y sinérgico.

Argentina tiene varios desafíos por delante, pero algunos son absolutamente acuciantes.

En primer lugar nuestra voluntad de ser una Nación independiente, con capacidad de autodeterminación y en condiciones de garantizar a sus habitantes condiciones de seguridad que permitan su crecimiento y desarrollo para las actuales y futuras generaciones.

En este sentido, hay recursos estratégicos que debemos defender, que comienzan a adquirir un valor de dimensiones que aún no hemos mensurado adecuadamente ya que son elementos claves para el desarrollo.

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Por mencionar algunos, podríamos tener en cuenta nuestras reservas de agua (centralmente por nuestra participación en el acuífero Guaraní), las reservas de orden mundial tanto de gas como de petróleo presentes en Vaca Muerta, o los yacimientos de litio, como un elemento potencial con reservas comprobadas de importancia extrema. No se puede dejar de lado al Atlántico Sur, con su extenso litoral, con sus recursos ictícolas, con lo que significa el potencial de su lecho submarino, pero por sobre todas las cosas por su proyección antártica. Es decir, un mundo con demanda creciente de alimento y nosotros tenedores de tierras cultivables y altamente productivas con capacidad de proveer la satisfacción de esa necesidad.

En segundo lugar, para ser capaces de hacer frente a las nuevas amenazas a las que estamos sometidos, frente a la aparición de nuevos fenómenos trasnacionales, propios de un mundo globalizado en donde se han desdibujado fronteras. Terrorismo, narcotráfico y flujos de dinero provenientes de actividades ilícitas son solo algunos de los temas que van a tener influencia creciente.

Los avances tecnológicos, sobre la información y la comunicación, han generado una nueva dimensión sobre la que hay que prestar atención.

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El espacio exterior y el ciberespacio con todas las interrelaciones que en ellos aparecen con consecuencias concretas en el desarrollo de la seguridad de vidas y bienes.

Se trata, en definitiva, de encontrar mecanismos que nos brinden certeza respecto al rumbo y a la asignación prioritaria de recursos para el desarrollo de nuestras capacidades. De encontrar los instrumentos que definan competencias de cada uno de los actores, que destruyan los compartimentos estancos y que hagan realidad una cooperación y coordinación interagencial que determine una única política de seguridad nacional, que tal como reza nuestro preámbulo de la Constitución Nacional, provea a la Defensa común para nosotros y nuestra posteridad.

 

* Diputado Nacional y Presidente de la Comisión de Defensa de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación.