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Internacional

El Brexit ya fue: ahora, el Spexit

El Brexit nació casi como un juego verbal, una idea loca en la cual muy pocos creían y que arrasó con todo. Nunca hay que menospreciar el poder de las palabras y los discursos.

Spexit o la salida de España de la UE 20191220
La propuesta de deja la Unión Europea de España. | Agencia Shutterstock

Dos cosas separan a Vox, la emergente ultraderecha española, de La Lega y la fogueada ultraderecha de italiana. Primera diferencia. El movimiento italiano, que nació en las ricas regiones del norte como Lega Nord y construyó un enemigo interno –“Roma ladrona”–, en el último lustro mutó en partido nacional y construyó a través de una pirueta verbal un nuevo archienemigo: la Unión Europea. El problema no está más en la casta política que anida al pie del Coliseo sino en la burocracia de Bruselas que baila la música que viene de Berlín.

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Vox fue la sorpresa electoral de las elecciones españolas de 2019. El voto de ultraderecha, contenido durante años dentro del Partido Popular, salió del armario y metió 52 diputados en el congreso. El discurso de Vox es bastante rudimentario: toros, banderas, patria y “a por ellos” (los vascos y, sobre todo, los rebeldes catalanes que quieren romper la sagrada unidad nacional). Y aquí está la segunda diferencia: a diferencia de Matteo Salvini, que tiene una gran capacidad retórica (los líderes neofascistas, desde Giorgio Almirante hasta Gianfranco Fini, siempre fueron grandes oradores), la cara más visible de Vox, Santiago Abascal, es por el momento más hábil frente a la cámara que el micrófono.Más de medio millón de seguidores en Instagram así lo confirman.

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Corte directo a Cataluña. En menos de una década el “procés” independentista no solo hizo saltar por los aires el sistema de partidos en Cataluña: la onda expansiva está poniendo en entredicho al poder judicial español, que esta semana quedó retratado por el Tribunal de Justicia de la UE, y al mismísimo sistema político español. Las dificultades de Pedro Sánchez para constituir el gobierno, el cual depende de los votos independentistas de Esquerra Republicana de Catalunya, son solo la punta de un iceberg que comenzó a congelarse cuando Mariano Rajoy renunció a hacer política y convirtió el caso catalán en un expediente judicial. De aquellos polvos, estos lodos.

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Si bien hasta ahora Vox nunca había agitado la bandera antieuropea, la sentencia del Tribunal de Justicia sobre la inmunidad de Oriol Junqueras (el líder independista de ARCelegido eurodiputado mientras estaba en prisión preventiva) ha caído como un balde de agua helada en plena Navidad. El euroescepticismo comienza a perfilarse en algunas figuras de Vox… ¿Quiénes son esos jueces de Luxemburgo para cuestionar las decisiones de la justicia española? El eurodiputado de Vox HermannTertch criticó en Twitter “el enésimo desprecio a las instituciones y leyes de España y en contra de los intereses del Estado y la dignidad de la Nación. Piénsenlo quienes se niegan a frenar esta permanente renuncia a la soberanía. O se cambia la UE o se hunde”.

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El Partido Popular, histórico referente del centroderecha español, siempre ha sido un partido europeísta que se mueve con soltura en el entorno conservador de la EU. Las complicidades entre Angela Merkel y Mariano Rajoy han sido antológicas. Después de aguantar diez meses “en funciones” en la Moncloa, la líder alemana elogió la resistencia del gallego: “Mariano, tienes piel de elefante”. Pero el Partido Popular ahora tiene un problema: Vox. Si Vox hace campaña contra la Cataluña rebelde, el PP tiene que redoblar la apuesta para no perder votos, y cuando Vox propone acabar con la inmigración ilegal, el PP responde con un muro aún más alto. Si Vox se “salviniza” y se levanta contra la Unión Europea, más de un dirigente del Partido Popular estará obligado a coquetear con la idea para no seguir dejando caer votos por derecha.

 

El Brexit nació casi como un juego verbal, una idea loca en la cual muy pocos creían pero que terminó transformándose en una inmensa e imparable bola de nieve que arrasó con todo.  Nunca hay que menospreciar el poder de las palabras y los discursos. En La palabra adversativa, Eliseo Verón escribió que “el campo discursivo de lo político implica enfrentamiento, relación con un enemigo, lucha entre enunciadores (…). La enunciación política parece inseparable de la construcción de un adversario”.

Anoten este concepto: Spexit.