OPINIóN
Crisis económica

El coronavirus y los despidos de personal

Por mayor parálisis que el mercado deba soportar, las grandes empresas deben bregar por los derechos elementales del trabajador en momentos de emergencia social.

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Angustia | Ulrike Mai / Pixabay

Un problema político generó el anuncio de una empresa multinacional adelantando la efectivización de despidos masivos de su plantilla laboral. El Presidente Alberto Fernández salió al cruce de esa decisión. No me referiré a la empresa ni calificaré esa determinación. Sí, adelanto, que no concuerdo con la misma.

Por mayor parálisis que el mercado deba soportar por determinada coyuntura social, económica, política o de fuerza mayor como lo es la pandemia por coronavirus, las grandes empresas deben bregar por los derechos elementales del trabajador en momentos de emergencia social.

Nadie sabe si a ese trabajador, en un mes estará o no afectado por coronavirus, o si un familiar del último se infectará. De así ocurrir, lo encontrará sin cobertura médica, sin ingresos y, peor aún, en la calle y sin trabajo.

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Por la envergadura de empresa y la trayectoria de sus accionistas descuento que fue un desafortunado anuncio efectivizado a destiempo, producto quizás, de un erróneo asesoramiento al directorio en lo referido al momento en que se llevaría a cabo, convirtiéndolo en políticamente incorrecto y generando un consecuente repudio social.

Ahora bien, esa situación acontece en la actualidad en innumerables empresas que, sin ser conocidas públicamente, desde que comenzó la pandemia los empleadores instaron a renunciar a una importante cantidad de empleados.

El efecto contrario se manifiesta en la mayoría de la Pymes, comercios e industrias, cuyos accionistas, socios o dueños deben afrontar con sus reservas, ahorros o créditos bancarios los salarios de sus empleados, aún sin abrir caja. Pero lo cierto es que jamás pensaron en despedir a sus empleados en la antesala de una pandemia, considerando los efectos letales que ésta produjo en todo el mundo.

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Ahora, como hay empresarios cuestionables por sus actitudes, hay otros de los cuales no se conoce su actuación siendo, justamente, los que representan la esencia de esta Argentina solidaria.

María Gallinar, Vicepresidenta de un Laboratorio multinacional, hoy no se encuentra digitando ni despidos de su plantilla de personal, como tampoco especulación alguna que le permita obtener mayores dividendos.

Hoy la verán trabajando codo a codo con el Padre José María Di Paola, (conocido públicamente como el Padre Pepe) en la Parroquia San Juan Bosco, en el Barrio La Cárcova de José León Suarez, recolectando personalmente donaciones de alimentos para los sectores más vulnerables.

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Ella es la que atiende el teléfono de los donantes, quien arbitra los medios para ir en búsqueda de los alimentos, quien extiende los respectivos certificados de donación en nombre de la Parroquia, como también quien procura que llegue a los más necesitados o carenciados.

En una misma Argentina, dos realidades totalmente contrapuestas. La última representa a nuestra esperanza, la anterior a nuestro pasado.