OPINIóN
Columna

La Matrix santafesina y la violencia mafiosa

La cruda realidad de Santa Fe exige agudizar el análisis para no confundir causas con consecuencias y para evitar que los villanos se disfracen de héroes. Equivocar el camino es bueno para los creadores de la Matrix santafesina, porque nos aleja de la solución del drama de la inseguridad.

Narcotrafico. 20211230
Narcotrafico. | CEDOC.

Sentado en un sillón y encarnando a Morfeo, Laurence Fishburne ofrece a Neo -Keanu Reeves- dos pastillas y describe a La Matrix: "Está en todos lados. La ves cuando miras por la ventana o cuando prendés la TV. La podés sentir cuando vas a trabajar, a la Iglesia o cuando pagas tus impuestosEs el mundo que te han puesto en los ojos para cegarte de la verdad".

La cruda realidad de Santa Fe exige agudizar el análisis para no confundir causas con consecuencias y para evitar que los villanos se disfracen de héroes. Equivocar el camino es bueno para los creadores de la Matrix santafesina, porque nos aleja de la solución del drama de la inseguridad.

La causa de supuesto "espionaje ilegal" contra el ex ministro de Seguridad Marcelo Sain es otra maniobra distractoria: la sola mención de un delito, repudiable por todos, busca la autocensura y el silencio de la mayoría para beneficiar a una poderosa minoría expuesta en sus formas, en sus integrantes y en sus objetivos, producto de la decisión política de luchar contra las mafias.

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Lo que en la Matrix se nos mostró como un “escándalo sin precedentes” es, en realidad, otro intento de cerrar el círculo de protección y evitar que, a futuro, nadie investigue el entramado de los delitos vinculados a la narcocriminalidad. En la realidad creada, la condena es el escarnio público de los que osan no respetar el libreto.

En Santa Fe hay violencia porque hay mafias. La gestión de Sain reveló el vínculo entre el poder institucional y el mundo criminal. Fue un punto de inflexión. La investigación penal acerca de los millones de pesos generados por el juego ilegal, encabezada por los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra, es sólo una muestra de los entramados criminales locales. Con protección policial, judicial y política, el elenco estable no distingue colores políticos o funciones de gobierno.

Se equivocan quienes, con exceso de candidez, pretenden encontrar la salida del laberinto en las tan políticamente correctas mesas de diálogo político, entre oficialismo y oposición. El intercambio, si es honesto y conducente, debe ser en el marco institucional de la Legislatura Provincial; ámbito donde descansan sin salir del cajón leyes vitales para reformar, entre otras, la estructura perimida de la policía santafesina, corazón del problema. Por fuera de la Matrix, la policía más corrupta del países funcional a los intereses del elenco estable.

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La salida. Parte I. La recuperación de la calidad institucional de Santa Fe es el eje central de cualquier política pública de seguridad que pretenda ser exitosa. Amenazar públicamente a jueces, proteger políticos corruptos, denunciar a fiscales que investigan causas complejas o descabezar el Organismo de Investigaciones, no es gratis. Todo mercado se nutre de señales y de expectativas. También el mercado narcocriminal. Un ecosistema institucional débil, propio de una provincia feudal, es el ámbito propicio para el recrudecimiento de la violencia mafiosa.

La salida. Parte II. La reforma de la policía santafesina es un objetivo principal e ineludible. Mientras la herramienta con la que cuenta el Estado provincial para perseguir delitos esté contaminada, no hay éxito a la vista. El insistente reclamo del envío de más fuerzas federales, al que adherimos, es sólo el camino para pacificar transitoriamente las zonas más calientes y ganar tiempo en pos de la citada reforma.

La salida. Parte III. Las enormes sumas de dinero ilegal que producen las economías criminales en Rosario y su área de influencia derraman, en parte, en circuitos lícitos, a través de mecanismos de lavado. Hay reconocidos empresarios administrando financieras truchas en la city, vendiéndoles dólares a narcotraficantes, a cambio de pesos recogidos de búnkers enclavados en asentamientos marginales. El nivel de tolerancia de los circuitos de lavado de dinero es directamente proporcional a la agresión que sufrimos diariamente los rosarinos. 

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Como en aquel diálogo de la primera película de la saga de Matrix, los santafesinos tenemos solamente dos opciones: elegir entre la píldora azul, que nos mantiene en un universo creado, donde se tolera la queja sobre las consecuencias de la violencia, pero se evita, a fuerza de ilusiones, el cuestionamiento a sus verdaderas causas o la píldora roja, que nos enfrenta a una verdad que, en la mayoría de los casos, resulta muy incómoda. La distancia entre una y otra elección es igual a la que existe hoy entre el problema y la solución a la violencia mafiosa.

 

* Roy López Molina. Abogado y escribano. Fue diputado provincial y vicepresidente del Concejo Municipal de Rosario.