El Globo de Oro que ganó Argentina, 1985 lo recibieron en Hollywood el gran actor Ricardo Darín y el director Santiago Mitre, pero el gran ganador fue el fiscal Strassera. El fiscal, al igual que el expresidente Alfonsín, pusieron el pecho para restablecer los derechos humanos que tan vilmente fueron violados por la dictadura, los asesinatos del grupo paramilitar Triple A (creado por el gobierno peronista de aquella época) y la violencia de los guerrilleros.
Strassera se convirtió en un héroe de la democracia, un hombre de derecho armado solo con las leyes y la Constitución Nacional que reparó la dignidad que se había perdido en Argentina.
Cómo todos los protagonistas de la Historia, el fiscal también se ganó enemistades. Las injurias contra Strassera lograron milagrosamente unificar en criterios y argumentos a defensores de los jefes militares condenados con simpatizantes y exintegrantes de la lucha armada guerrillera. Los que fueron enemigos mortales en la década del 70 han logrado unificar posiciones contra el fiscal.
El sitio que dirige Horacio Verbitsky, El cohete a la Luna, y numerosas publicaciones y programas de radio similares difunden una carta firmada por Ricardo S. Curutchet, quien fuera abogado defensor de jefes militares acusados por violación a los derechos humanos, entre ellos el almirante Anaya y el capitán Astiz, contra Julio César Strassera.
Curutchet , excolaborador del grupo ultranacionalista que editaba la revista Cabildo, acusa en la carta que difunde Verbitsky al fiscal Strassera de no enfrentarse a la violación de los derechos humanos mientras fue funcionario judicial de carrera durante el Proceso. Una actitud extraña ya que el mismo Curutchet fue abogado defensor de militares acusados de delitos de lesa humanidad.
Strassera se convirtió en un héroe de la democracia armado solo con las leyes
La revista Cabildo, una publicación extremista que difundía el antisemitismo y que criticaba a Videla por no ser lo “suficientemente duro contra la izquierda”, argumentaba contra un supuesto complot liberal, masónico y judío para entregar las naciones al comunismo internacional. Uno de sus columnistas frecuentes fue el general Camps. La revista Cabildo y el general Camps se enojaron contra Videla porque, a pedido de Estados Unidos, liberó al periodista de origen judío Jacobo Timerman. A este, que fuera director del diario La Opinión, lo consideraban ligado a la conspiración subversiva liberal, sionista y marxista contra Argentina. Timerman fue torturado por el propio Camps. Videla cerró la revista por algunos días y luego autorizó su reapertura. En la década del 70 fue dirigida por Ricardo Curutchet (padre del autor de la carta) y luego por el ultranacionalista Antonio Caponetto, conocido junto a su hermano Mario por difundir el antisemitismo y actualmente la versión de la conspiración globalófica de liberales, sionistas y marxistas, encabezada por George Soros. Ricardo S. Curuchet, a quien la revista de Horacio Verbitsky increíblemente transcribe para atacar a Strassera, es uno de los admiradores de las ideas de los hermanos Caponetto.
De paso, en la nota que firma un abogado peronista y difunde la revista de Verbitsky también se agravia a Borges y a Sábato, acusándolos como a Strassera por no haber enfrentado a la dictadura (cabe recordar que ya eran hombres de edad avanzada). En cambio se elogia a otro columnista de la revista Cabildo y militante nacionalista y peronista, el padre Luciano Castellani, quien fuera integrante y candidato de la fascista Alianza Libertadora Nacionalista.
¿Por qué melancólicos de la dictadura y de la violencia guerrillera se unen contra Strassera? No le perdonan al protagonista del juicio a las juntas su condición de pacifista y hombre de derecho que solo con las leyes y la Constitución incriminó a los violentos violadores de los derechos humanos, sin distinguir su ideología.
Resulta increíble que los que cuestionan a Strassera por seguir trabajando durante la dictadura no lo hagan con Zaffaroni, juez nombrado durante el Proceso, o contra Alicia Kirchner, subsecretaria de Acción Social nombrada por la dictadura en Santa Cruz.
*Abogado y profesor de Derechos Humanos UBA.