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Virus económicos que amenazan a Guzmán

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Turbulencia. El ministro dio una charla este miércoles con empresarios. | cedoc

La crisis sanitaria generada por la segunda ola de Covid y su impacto económico y social ponen a la política fiscal, monetaria y de endeudamiento en una encrucijada. La alta tasa de inflación, un atraso cambiario inminente y los problemas de endeudamiento local e internacional son los virus económicos que enfrentará el ministro Martín Guzmán hasta las elecciones de noviembre. El primero claramente ya contagia a la economía. Los otros dos podrían contagiarla en el futuro.   

1. El virus inflacionario.   El número de inflación de 3,3% de mayo indica que, si bien se observa una baja con respecto al valor de abril, la inflación se situó desde octubre pasado en valores mensuales superiores al 3%. Es la primera vez en la historia argentina desde el período septiembre 1990 y abril de 1991, cuando comenzó la Convertibilidad que la inflación es superior al 3% mensual en un lapso de ocho meses. El control de la inflación del modelo kirchnerista incluye el control del tipo de cambio oficial, controles de precios de bienes y servicios de todo tipo, forzar el abastecimiento de bienes y servicios por ley sin considera los aumentos de precios como ocurre con la medicina prepaga y la telefonía, el desacople de los precios internos de externos regulando la exportación de alimentos, el aumento de subsidios a las tarifas y aumentar salarios por encima de la inflación pasada. La inflación es una especie de virus que licua todos los ingresos nominados en pesos como salarios públicos y privados, jubilaciones, planes sociales y también el gasto público y la emisión monetaria.

Un estudio de la consultora M&S explica que el 2021 será el cuarto año consecutivo que en la Argentina la inflación seguirá por en el rango del 40 al 45 %. Fueron dos años con Mauricio Macri y serian otros dos años o más con Alberto Fernández. Lo paradójico es que dos gobiernos totalmente diferentes en casi todo tienen la misma tasa de inflación. Esto es así porque ambos gobiernos están atravesados por un mismo régimen inflacionario, y por los mismos problemas macro de fondo.

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2. El virus del atraso cambiario.  La respuesta del kirchnerismo para combatir la inflación fue desde el 2008 en adelante utilizar todo tipo de controles que generan un importante retraso cambiario. Es como en la actualidad donde se controla el tipo de cambio oficial y se deja flotar el resto de las variables macro generando una peligrosa brecha cambiaria que al final siempre termina en con una fuerte devaluación del peso como la de principios de 2014 y la finales del 2015.   La diferencia es que gracias a la Super Soja el Banco Central de la República Argentina (BCRA) lleva comprados más de 6500 millones de dólares desde diciembre pasado por lo tanto no podemos descartar que esta política cambiaria donde desde enero pasado el  precio del dólar aumenta menos que la inflación se mantenga después de las elecciones de noviembre.

La señal de alerta es que desde la semana pasada el valor internacional de la soja comenzó a bajar, pero a favor del Gobierno juega que el dólar oficial no esta tan atrasado comparado con valores históricos. Pero la brecha cambiaria entre el 65 al 70%, que muestran los dólares alternativos con el dólar oficial es preocupante. Otra señal de alarma es que desde la semana pasada el dólar libre ha comenzado a aumentar ubicándose cerca de los 165 pesos por unidad.

3. El virus del endeudamiento del gobierno en pesos y en dólares. La política de endeudamiento del Gobierno es errática y no tiene un destino claro. En primer lugar, hay que señalar la deuda remunerada en pesos por el BCRA que componen las LELIQ y los pases pasivos suma unos 3,5 billones de pesos. En el futuro habrá que buscar una solución por la elevada carga de intereses, unos $ 800.000 millones al año, que se pagan a los bancos por su renovación. Ese endeudamiento aumenta a un ritmo al 80 % anual, un valor que duplica la inflación. En segundo lugar, esta la política de financiamiento del Tesoro colocando deuda en pesos al sector privado y a entes estatales y también la utilización de adelantos o distribución de utilidades del Banco Central que, incrementan la cantidad de dinero en la economía y obligan a endeudarse al Central convalidando tasas del 40 % sobre una gran cantidad de pesos. Con respecto a la deuda en dólares del Gobierno hay que considerar que el kirchnerismo siempre prefiere guardarse los dólares en vez de pagar. Por ese motivo la deuda con el Club de París no se paga hasta ver qué pasa con la renegociación con el FMI.  La deuda externa de las provincias está casi toda refinanciada salvo la de la Provincia de Buenos Aires que sigue en default.