Toda persona que haya visto la serie Breaking Bad sabe que detrás de la inocente fachada de la cadena de comida rápida Los Pollos Hermanos se encontraba una oscura red de narcotráfico y lavado de dinero ideada por la mente criminal de Gus Fring, jefe delictivo. Algo así podría decirse de la banda de supuestos narcotraficantes que acaba de ser desbaratada en el norte argentino y que se escudaba detrás de una cadena de carnicerías establecida en tres provincias del país cuyo dueño, Iván Cabezas, acaba de ser detenido. Frigorífico El Moderno y Carnicerías La Carlota son los nombres de las empresas que están acusadas de ser puntales de una red de evasión de impuestos y lavado de dinero del narcotráfico, a la vez que se las investiga como centros de distribución de cocaína en Salta, Tucumán y Chaco.
“Todo esto lo está haciendo el Negro Reynoso. Los voy a llenar de plomo al juez, al fiscal y al tipo de la aduana”. Esas son las palabras que habría pronunciado Iván Cabezas y que constan en las escuchas judiciales a las que tuvo acceso PERFIL, causa que se tramita en el juzgado federal de Orán. La amenaza proferida por Cabezas se refería al juez federal Raúl Reynoso, que investigaba al empresario de la carne. La detección de la amenaza en las escuchas judiciales hizo que se aceleraran los tiempos en la investigación –que llevaba ya tres años– y que se ordenaran allanamientos en distintas carnicerías, domicilios y otros establecimientos comerciales (se realizaron 35 en las tres provincias en total) y que se llevaran a cabo las detenciones de Cabezas y tres posibles cómplices. La Justicia investiga la vinculación de la banda con el caso del cabo detenido la semana pasada en un patrullero del 911 del destacamento de Orán, que transportaba 74 kilos de cocaína.
“Era vox populi que Cabezas andaba en cosas raras –dice a PERFIL un vecino de Orán–. En una oportunidad en la que estaba apretado financieramente, me dijeron que podía hacer un viaje para Cabezas por una buena guita”. El negocio de las carnicerías en la ciudad estaba monopolizado por las cadenas de Cabezas, que ofrecían precios inigualables a su clientela. “Todo el mundo las elegía por las ofertas: vendían tres kilos de asado por cien pesos”, comenta otra ciudadana de Orán. Cabezas también proveía solidariamente de carne a distintos comedores populares como el del centro Por una Sonrisa, donde almorzaban 120 chicos. Quizás estos rasgos producían que se hiciera la vista gorda sobre las sospechas que caían sobre el empresario de la carne. Fuentes judiciales señalaron que la investigación determinó que habría una evasión fiscal por 4 millones de pesos y que los beneficios comerciales de las carnicerías se acercarían a los veinte millones de pesos anuales.
A partir de las amenazas, el juez Reynoso se apartó de la causa. La Cámara Federal salteña decidirá qué juez continuará la investigación, mientras tanto los involucrados en las amenazas cuentan con protección policial las veinticuatro horas. El juzgado de Reynoso había sido mencionado por la Presidenta como ejemplo por la gran cantidad de causas que investigaba su equipo. Sin embargo, en la ciudad también se recuerda que la diputada Elisa Carrió dijo que “en Orán, los jueces federales piden un millón de pesos a narcos por dictar la falta de mérito”.
Todavía se recuerda que en 2013 el juez liberó, por falta de celdas en las penitenciarías de Orán, a Luis Cifre, ex presidente del Concejo Deliberante de la localidad de Joaquín V. González, que había sido detenido por transportar 356 kilos de cocaína.
El caso de las carnicerías usadas como fachada del lavado del dinero del narcotráfico tuvo, por ahora, un destino diferente al que la ficción le dio a la cadena Los Pollos Hermanos, cuyo logo se puede ver en remeras usadas por los fánaticos de la exitosa serie. En Orán, más allá de los vericuetos del caso policial, los vecinos se lamentan por el cierre de la cadena de carnicerías, que ocasionará que el precio de los asados del fin de semana se incremente considerablemente.