Tras siete jornadas de deliberación a puertas cerradas que comenzaron el martes 2 de mayo, el Ministerio Público Fiscal (MPF) de General Pico solicitó 10 años de prisión efectiva para el sacerdote José Miguel Padilla por abuso sexual con acceso carnal agravado en perjuicio de Vicente Suárez Wollert. En contraposición, la Defensoría había exigido su absolución en la audiencia durante la cual se conocieron los alegatos finales de las partes en el juicio oral. Los episodios relatados por la víctima habrían ocurrido entre 2015 y mediados de 2016.
Las audiencias a puertas cerradas se desarrollaron entre el 2 de mayo y este miércoles 10 de mayo, en la Sala de Audiencias 1 del Edificio Judicial de General Pico.
La fiscal Andreina Montes y su colega Luciano Rebecchi, pertenecientes a la Fiscalía temática de delitos de género, plantearon en sus alegatos finales que Padilla sea condenado por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado a una pena de 10 años de prisión efectiva.
Mauro Fernández, en representación de Vicente Suárez Wollert -víctima del caso-, adhirió al pedido de Fiscalía, mientras que la defensa de Padilla, a cargo de Jorge Salamone y Florencia Boglietti, solicitó la absolución del fundador de la Congregación La Fraternidad de Belén.
A partir de este miércoles, la jueza de audiencia de juicio María José Gianinetto dispone de un plazo de 10 días hábiles para dictaminar la sentencia.
"Fue una experiencia muy oscura": el relato en primera persona
Vicente Suárez Wollert se desempeña en la actualidad como profesor de Educación Especial. Es miembro de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico y se reconoce "ateo" por no haber logrado entablar un vínculo de "sintonía" con la Iglesia tras lo ocurrido.
El joven arribó a la Fraternidad de Belén, conocida como 'Capuchinos Recoletos', en noviembre de 2015. En aquel entonces tenía 19 años.
Se trata, según Wollert, una comunidad de frailes que fundó Padilla hacia el año 1995 en La Pampa, junto a dos personas que eran compañeros de él en San Luis, el fray Gustavo y fray Benito".
De acuerdo con el testimonio de la víctima, se incorporó al seminario de la comunidad religiosa en La Plata y luego se trasladó a la congregación Fraternidad de Belén, cuya sede se encuentra en la localidad pampeana de Intendente Alvear. A partir de ese momento, Vicente Suárez Wollert se mantuvo bajo la tutela del cura Padilla.
Más de 4.800 víctimas de abuso de la Iglesia en Portugal
"Fue un lugar y una experiencia muy oscura, tanto por el delito contra la integridad sexual como por todo el contexto de manipulación y de miedo", manifestó Vicente Suárez Wollert en su declaración.
Asimismo, describió su experiencia en la comunidad religiosa como "un tiempo donde Padilla me hacía creer que mi familia no me quería, que fuera del convento yo no tenía futuro".
"Me quedé hasta mayo de 2016, cuando fui expulsado", afirmó Wollert. Sobre los motivos de su expulsión, la víctima recordó que comenzó a "rebelarse" contra Padilla luego de repetidas situaciones de abuso.
Según el joven, la congregación respondió con "amenazadas, incluso (Padilla) llegó a golpearme, y cuando le dije que le iba a comunicar al obispo lo que había pasado, me dijo que visite a mis papás para rever mi vocación, y yo accedí".
"Padilla comenzó a pedirme fotografías y mensajes con contenidos sexuales", dijo la víctima
A pesar de haber sido expulsado de la comunidad, Wollert siguió en contacto con Padilla para continuar con su vocación religiosa. De hecho "la comunidad tenía que hacer un informe" al respecto, lo que se convirtió en un factor de presión para mantener dichas relaciones.
"Para no perjudicar lo que creía mi vocación, trataba de seguirle la conversación a Padilla para evitar que el informe fuera lapidario. Esta comunicación se interrumpió porque comenzó a pedirme fotografías y mensajes con contenidos sexuales", detalló el denunciante.
Cuatro años más tarde, Vicente Suárez Wollert presentó la denuncia en la justicia de General Pico.
También se refirió al enorme impacto de los presuntos abusos en cuestiones relativas a su autoestima y salud mental, ya que "Padilla llegó a decir que yo tenía severos trastornos y problemas mentales como esquizofrenia", observación que resultó ser falso.
Francisco refuerza las medidas contra el abuso sexual en la Iglesia
"No sólo mi testimonio es verídico, sino que no sufro de ningún tipo de trastornos ni patologías, soy mentalmente sano. Pero hasta que descubrí eso, en 2021, yo creía en ese supuesto diagnóstico", expresó la víctima.
Frente a esto, Padilla negó las graves acusaciones y afirmó que "no entendía cómo una persona tan inteligente había declarado estas cosas".
También se le tomó testimonio (vía remota) a tres obispos: Raúl y Luis Martín, titular y auxiliar de la diócesis de La Pampa, y monseñor Héctor Aguer. Cada uno aseguró desconocer las circunstancias denunciadas por Wollert.
El acusado se encuentra radicado en la provincia de San Luis, donde el obispo Gabriel Barba, "le asignó la parroquia de Nuestra Señora del Rosario del Trono para que dé misa una vez por semana", denunció Suárez Wollert.
CA / ED