La policía española detuvo en Barcelona a Jonatan Matías Blanco, un pastor evangélico argentino acusado de abusar y agredir sexualmente a siete menores que eran miembros de la congregación de la que estaba a cargo. El hombre tenía una orden internacional de detención emitida este año por los hechos ocurridos entre 2017 y 2021.
Según los agentes españoles, el prófugo era uno de los más buscados en Argentina. El sacerdote fue imputado por abuso sexual agravado en una causa que tramita en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 43, a cargo de Alejandro Héctor Ferro. Además, el juez solicitó a Interpol su captura internacional y posterior extradición.
Es obispo y Nobel de la Paz pero fue acusado por abuso sexual de menores y terminó sancionado
El hombre fue arrestado el 16 de noviembre, seis días después de que los agentes especializados en la búsqueda de fugitivos en Cataluña hayan recibido una comunicación del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional de Argentina, a través de la División de Cooperación Internacional, que solicitaba la localización y arresto del fugitivo.
Los hechos ocurrieron entre 2017 y 2021 y las víctimas fueron miembros de su congregación. Durante esos años, el detenido "presuntamente abusó y agredió sexualmente a siete menores de edad". Para llevar a cabo sus cometidos, hacía uso de la confianza que tenían en él los jóvenes a raíz de su rol como pastor.
Según la investigación policial argentina, dentro de sus víctimas algunos eran menores de 13 años e incluso con dos "obtuvo acceso carnal". Por sus crímenes, Blanco podría recibir una pena de hasta 20 años de prisión.
El hombre fue arrestado en la vivienda donde residía en Barcelona. Se desconoce si en Cataluña trabajaba también como pastor o si tenía contacto con menores de edad. Por el momento, el detenido pasó a disposición judicial para iniciar los trámites de extradición.
Su "modus operandi"
Fuentes del caso detallaron que su metodología consistía en encontrar pretextos para encontrarse con los menores para luego invitarlos a dormir en su departamento donde llevaba a cabo los presuntos delitos. Algunas de las excusas eran jugar a la PlayStation, ver una película o tomar mate.
En una de las denuncias se explica que Blanco le prometió a una de sus víctimas, un chico de 14 años, que le regalaría una rueda de monopatín que le había traído de un viaje a Estados Unidos. El pastor lo invitó a dormir, a lo que los padres accedieron por la confianza que tenían en él. En ese entorno, le tocó los genitales sin su consentimiento.
En otro caso, invitó a pasar la noche a dos hermanos, de 12 y 14 años. En esa ocasión, manoseó los genitales del más chico, le practicó sexo oral y luego le sacó fotos y lo filmó. La víctima simuló que dormía mientras estaba “shockeado” por lo ocurrido.
A una de las víctimas la invitó a participar de las oraciones que realizaba alrededor del Hospital Sirio Libanés, donde estaba internada su madre. Aprovechando la vulnerabilidad de la situación, el pastor se trasladó a su departamento con el menor, donde lo abusó con la excusa de darle un masaje.
M.E.J., el adolescente de 12 años que denunció a Blanco, contó que el pastor se abalanzó sobre él y metió sus manos en el short de fútbol. En ese caso, el chico reaccionó al abuso y le preguntó qué hacía, a lo que Blanco paró y se excusó diciendo “Masajitos bro”.
En uno de los casos, Blanco abusó de un adolescente un día antes de que cumpliera la mayoría de edad. El joven se dio cuenta de que algo había ocurrido en la noche del delito porque sus calzoncillos estaban semi bajos. Sin embargo, minimizó el asunto creyendo que no había pasado o que había sido un sueño. A pesar de esto, el hecho se volvió a repetir.
E.E.M., otra de las víctimas que tenía entre 15 y 16 años, siguió a Blanco con la excusa de que le iba a enseñar a conducir. Durante la noche, el adolescente sintió los toqueteos del pastor. Si bien creyó que era una sensación suya e ignoró el asunto por la imagen positiva que tenía del pastor, los abusos se repitieron. El hombre solía hacerle comentarios al joven sobre sus glúteos, le susurraba al oído y le ponía la mano en la pierna mientras manejaba el auto.