María Esther Giménez (87) intentó no perder la calma. Le habían pegado en la cabeza. La habían amenazado con cortarle el cuello con un cuchillo y ahora se encontraba maniatada en una silla, a merced de una ladrona que seguía las indicaciones de su hijo de 12 años. "Matala, mamá, matala con esto”, escuchó en un momento que el chico le dijo a su madre, en medio del robo.
La situación era dramática. El nene tenía en sus manos el cable de un alargue. Pretendía que su mamá estrangulara a la mujer. No se sabe si el pedido era para que revelara el lugar donde supuestamente guardaba dinero o para evitar que la jubilada pudiera delatarlos y terminaran presos.
Lo cierto es que los acusados nunca ocultaron sus rostros, porque básicamente el plan consistía en ganarse la confianza de su víctima. Esther vive en La Plata, en una casa ubicada en las calles 529 entre 118 y 119, cerca de la estación de Tolosa y del principal acceso a la Autopista La Plata - Buenos Aires.
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El martes 26 a la mañana le tocaron el timbre. Cuando abrió la puerta se encontró con una mujer que no conocía. "Señora, ¿quiere que le barra la vereda?", le ofreció a cambio de una propina. Esther aceptó. ¿Por qué debía temerle? La mujer estaba acompañada de su hijo de 12 años, a quien sí conocía porque días antes le había hecho la misma propuesta y no había pasado nada.
En un momento, la jubilada escuchó que la estaban llamando: era la chica que estaba limpiando su vereda. Le pidió permiso para ir al baño. Para convencerla, le dijo que estaba embarazada. Y que era "urgente". Esther la dejó pasar. Ni remotamente se imaginó que una mujer pudiera salir a robar con su hijo. Y menos que menos después de haber decidido ayudarla en un contexto de pandemia, donde el rebusque está a la orden del día.
Lo que siguió no se lo olvidará jamás. "Me pidió un vaso de agua y después me pegó un golpe en la cabeza", contaría luego en fiscalía. "Dame toda la plata porque te mato", le exigió la ladrona, con un cuchillo en la mano.
La víctima intentó explicarle que no tenía ahorros, pero de todas formas no logró convencerlos. Con el frío filo del puñal apoyado en su cuello, la sentaron en una silla; la ataron de pies y manos y la sujetaron con una sábana. ¿Era necesario?
La mujer y su hijo no estaban conformes con el botín: apenas habían encontrado 250 pesos y por eso seguían revisando la casa buscando algo más. Cuando parecía que estaban a punto de retirarse llegó el momento más tenso de la mañana. Fue cuando el chico agarró el cable de un alargue y le dijo a su mamá: “Matala con esto”.
Esther respiró profundo. Milagrosamente sonó el timbre. Era el vecino de enfrente que había notado movimientos extraños y quería saber si la mujer estaba bien.
"Me pidió un vaso de agua y después me pegó un golpe en la cabeza"
Ante el temor de ser descubiertos, la ladrona y su hijo prefirieron abandonar la casa. Además de algo de plata, se llevaron un paquete de fideos. Salieron apurados, un motivo más que suficiente como para que el vecino confirmara sus sospechas.
Apenas entró a la casa liberó a Esther. Otro vecino que vive en la misma cuadra salió a buscar a la mujer con su hijo, a quienes finalmente redujo en las calles 530 entre 116 y 117. La supuesta ladrona fue identificada como Patricia Domínguez (38). Tiene diez hijos. Fue detenida por el Comando de Patrullas de La Plata. El chico de 12 años que la acompañaba terminó en una casa de abrigo, a disposición de la justicia de menores en turno.
El fiscal penal Marcelo Romero, que intervino en el caso, acusó a Domínguez por el delito de “robo calificado agravado por la participación de un menor”.
¿Qué pasó con Esther? Los médicos que la revisaron detallaron que presentaba “un hematoma en el párpado derecho, excoriaciones en la mandíbula y en el lado derecho del cuello, una lesión cortante en la mano derecha, hematoma y edema con dolor y disminución de la movilidad en un dedo de la mano derecha”. Por milagro, no tiene nada grave.
CP