El miércoles 15 de julio la portera de la Escuela Técnica de Pehuen-Có, Andrea Esnaola (47 años), fue vista por última vez al salir de su trabajo, caminando hacia el mar en sentido contrario de su casa. Desde entonces, nadie conoce su paradero. Horas después de la denuncia de su desaparición, su esposo apareció con un disparo en la cabeza y una presunta carta de suicidio. El misterio crece y el caso no avanza.
Según refirió la Policía local, su marido Gustavo Martínez Ipucha la habría pasado a buscar por el colegio el día mencionado y no la encontró. A partir de allí comenzaron los rastrillajes realizados por personal de la Policía, Bomberos y vecinos de la villa balnearia.
Pero la causa tendría una vuelta de tuerca inesperada. El portal bahiense La Brújula 24 refirió que de acuerdo con una de las hipótesis que maneja la Policía, su marido participaba este fin de semana pasado de la búsqueda a bordo de un cuatriciclo cuando habría intentado quitarse la vida de un disparo. Quedó herido, aunque sin causarle pérdida del conocimiento, por lo que regresó a su casa, donde se desvaneció. Su madre descubrió la herida en la cabeza y los estudios realizados concluyeron que tenía una bala alojada en el cráneo.
Luego de conocida la noticia sobre el presunto intento de suicidio de Gustavo Martínez, la Policía encontró en la vivienda del matrimonio una carta donde, según trascendió, Martínez explicaba los motivos de la drástica decisión. Sus familiares aseguran que a medida que transcurrían los días sin novedades de Esnaola, el hombre "había comenzado a deprimirse" y el sábado "lo habían notado muy mal de ánimo".
Martínez apareció herido el domingo a la mañana y lo primero que dijo es que había “sufrido un accidente con su cuatriciclo” cuando participaba de la búsqueda. Luego se comprobó que tenía una bala alojada en su cráneo. Desde entonces permanece internado en el área de terapia intensiva la clínica Matera de Bahía Blanca.
Pero la carta no fue lo único que encontraron en la casa de los Martínez-Esnaola. Los investigadores que allanaron la vivienda se encontraron con una sorpresa: libros y películas que hacen apología del nazismo. "Encontramos el libro Mi Lucha de Adolf Hitler, otros más vinculados a la ideología nazi y varios VHS con películas grabadas sobre la misma temática", describió una fuente del caso. Además, se hallaron elementos que hacen suponer que Martínez realizaba “prácticas esotéricas”.
Otro dato que sirvió para que los peritos tracen un perfil psicológico, es que "toda la casa era para él", señalaron las mismas fuentes a La Brújula 24. Llamó la atención porque "prácticamente Andrea no tenía espacio en la vivienda de ambos". Según surge de varios testimonios ya colectados en la causa, Martínez Ipucha era una persona “muy posesiva y absorbente” con su mujer. “La sofocaba, la ahogaba, no la dejaba tener amigas, ni Facebook ni ningún tipo de vida social. La iba a buscar todos los días a la puerta de la escuela”, describió una alta fuente de la investigación al portal.
Sobre la personalidad de Martínez, hay testigos que lo describen como "un facho" y un "dominador".
Por lo pronto, la búsqueda de la mujer continúa. Según información a la que tuvo acceso el medio bahiense, existen “tres testimonios” que coinciden en los horarios en los que vieron a Esnaola “caminar cabeza gacha” y con “sus manos en el bolsillo hacia la playa por calle Azopardo”. Incluso, los perros, entrenados para este tipo de búsqueda, marcaron el mismo camino que manifestaron los testigos.
Las pertenencias de Esnaola, como su teléfono celular, quedaron en la escuela por lo que resulta imposible comunicarse con ella. Ella es de contextura física delgada, de aproximadamente 1,56 metros de altura, de tez blanca, de cabello negro largo hasta los hombros. Al momento de su desaparición vestía una polera oscura, un chaleco verde y negro y un pantalón gris oscuro.